Pedir que los niños lleven una foto de cuando eran bebés a clase, hablar de la pintura de color carne o simplemente hacer que los alumnos elaboren su árbol genealógico son prácticas habituales de cualquier aula que deberían evitarse, según los expertos, ya que impiden la plena integración de los niños adoptados, quienes necesitan casi dos años para adaptarse a su nueva vida. Para formar a los profesores sobre cómo abordar estas situaciones, la investigadora Beatriz San Román impartió ayer una conferencia en A Coruña.
Podéis leer el resto del artículo aquí.
Si este artículo te parece interesante, compártelo.
