Durante el tiempo en el que los padres se han visto inmersos en la vorágine de los papeles para iniciar su adopción, su batalla principal se centraba en vencer los obstáculos de las administraciones. Tanto en el curso inicial de la Comunidad, como en el estudio de idoneidad se habla de las expectativas de los padres respecto a su futuro hijo. No existen datos sobre él antes de la asignación y es imposible que los padres no se construyan una idea sobre el “cómo será”. La realidad y el sueño han de aproximarse poco a poco.
Aquí van algunos consejos:
- El primer paso el perder el miedo a su pasado, lo más seguro es que haya sido una etapa muy complicada para él. Por mucho que hagamos esas experiencias seguirán presentes, pero si podemos, a lo largo del tiempo, ayudarle a comprender y asumir lo ocurrido.
- Es conveniente insertar al niño en un espacio social más amplio, tanto familiar como de amistades para que su transferencia no se fije en exclusiva a los padres.
- No deje de estimular al niño de una forma continuada, pero sin prisa ni agobios. Él le marcará el ritmo al que puede progresar.
- Cree hábitos y horarios que le permitan anticipar lo que viene después. Todos los niños, en general, necesitan una seguridad en las rutinas y en el caso de la adopción este marco de actuación es aún más importante. No obstante, las normas están hechas también para romperse de vez en cuando.
- El normal que el niño manifieste una mayor predisposición hacia uno de los progenitores. Existe un elemento de “costumbre” en los comportamientos y filiaciones del niño, oriente su dependencia para que no se construyan cadenas.
- Procure el contacto físico. La demostración del afecto será muy positiva y enriquecedora para el bebé pero recuerde que también ha de tener su propio espacio… sin los padres.
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