Los niños adoptados deben saberlo a temprana edad

Es clave que los padres adoptivos creen desde la primera infancia un ambiente de confianza en el chico.

Los hijos adoptados durante su temprana infancia experimentan el dolor de la separación de sus padres biológicos. Todos deben ajustarse a las nuevas imágenes, nuevos sonidos, nuevos olores y nuevas experiencias. Durante las etapas preverbal y verbal temprana, los padres tienen una perfecta oportunidad de comenzar a compartir con el niño el tema de la adopción de una forma tranquila y cómoda, para edificar así los cimientos de futuros diálogos.

“El pequeño, no comprenderá estas conversaciones, pero comenzará a familiarizarse con el término adopción y con los tonos que se utilizan para tratar el tema. Es en la etapa infantil cuando se debe preparar una comunicación abierta sobre el tema, lo que dará buenos frutos más adelante. Sean sinceros consigo mismos de modo que puedan hacerlo con los hijos”, explicó la sicóloga, Paola Edith Arévalo.

Los especialistas recomiendan que estos chicos tienen derecho a saber cuál es su origen biológico y cuáles fueron los antecedentes del porque llegó a la familia. Si intentan ocultarles los hechos, ellos se sentirán engañados y traicionados cuando descubran el secreto.
A medida que los pequeños muestran más curiosidad con respecto a la vida y el nacimiento, estarán más interesados en qué papel juegan ellos en el esquema de la existencia.

Edades
De 1 a 3 años los niños están muy ocupados ganando control de ellos mismos y del mundo. Físicamente, este comienza la etapa de control de esfínteres, de caminar, de autoalimentarse etc.

“Alrededor de los 3 años, el niño comienza a aprender acerca de la familia y a concentrar sus intereses en cómo y cuándo nació. Antes de que los hijos puedan entender el proceso de la adopción y las diferentes formas en que puede estar constituida una familia, es necesario que comprendan las formas por las cuales se puede tener un hijo. Es alrededor de esta edad cuando comienzan a preguntarse si crecieron en la barriguita de su mamá, por lo tanto, he aquí un momento oportuno para explicarles el proceso de adopción y las diferentes formas en que un niño pueda ingresar en una familia”, indicó la especialista.

De 3 a 5 años, el niño se está alistando para la próxima etapa: enfrentarse al mundo. Comienza a desarrollar la habilidad de explorar, de iniciar proyectos y cuestionar todo lo que ve. Todas estas habilidades le ayudan a continuar la separación de sus padres, a prepararse para salir del mundo seguro de la casa al salvaje y desconocido, y en el momento que se asome al mundo exterior, va a comenzar a confrontar el hecho de su propia adopción.

Debido a que en el niño pequeño su habilidad de pensamiento es tan rudimentaria, generalmente tiene problemas para entender las implicaciones de ser adoptado.
Comenzando cerca de los 6 o 7 años, el niño puede diferenciar entre adopción y nacimiento como modos alternativos de formar una familia. En otras palabras, reconoce que aunque todos entran al mundo de la misma manera, por el nacimiento, la mayoría de los miembros de las familias lo hacen naciendo dentro de ella.

Los niños comienzan a preguntarse acerca de su madre biológica, las preguntas sobre sus padres suelen llegar algo más tarde. Este es un buen momento para mostrarles fotografías, cartas o recuerdos de sus padres biológicos. Si no se saben las respuestas a sus preguntas o si la historia involucra un pasado complejo o penoso, conteste con quizás evasivos, mientras reafirma el valor de las personas involucradas y la dificultad de su situación antes de la ubicación de su hijo.

“Sus curiosidades pueden derivar en temores acerca de temas como que sus padres biológicos aparezcan para reclamarlo, por ejemplo, por eso es tan importante que se compruebe que él comprende bien el proceso y la razón de su adopción. El silencio y la evasión posiblemente harán que el niño piense que hay algo erróneo en sus orígenes y consecuentemente, que hay algo malo en él. La alternativa es decirle al hijo la verdad de lo que pasó, esto puede ser muy duro tanto para los padres como para él, ya que en el fondo hay una verdad difícil de aceptar. Pero es más dañino no decírselo, ya que el niño percibe misterio, inquietud y silencio acerca del tema de sus padres biológicos y de su origen”, aseveró Arévalo.

Por mucho que los padres adoptivos lo intenten será difícil evitar que estos chicos tengan sentimientos de pérdida y aflicción por los que inevitablemente pasan. Sin embargo, se les puede ayudar a que superen estas situaciones difíciles validándoles los sentimientos. En aquellos casos en que el hijo requiera alguna información que no se encuentra en poder de los padres se recomienda ofrecerle la ayuda necesaria para encontrarla.

“Estos niños reaccionan de manera diferente al enterarse de que son adoptados. Sus emociones y reacciones dependen de su edad y de su nivel de madurez, puede negarse a aceptar su condición y puede crear fantasías acerca de la adopción. Frecuentemente, se apegan a la creencia de que los dieron porque eran malos. Si los padres hablan con franqueza acerca de la adopción y la presentan de manera positiva, es menos probable que se desarrollen estas preocupaciones y vivan su vida normal como si sus padres fueran los biológicos”, concluyó Paola Edith Arévalo.

Recomendaciones
– Utilice con frecuencia la palabra adopción, eso les dará la oportunidad de acostumbrarse a decir la palabra sin sentirse incómodos ni molestos. De igual forma, en el momento en el que se sientan próximos a los chicos y de forma espontánea.
No la digan con demasiada frecuencia, solo cuando parezca natural hacerlo.

Preguntas
¿Cómo salió el bebé?
¿Nací yo de esa manera?
¿Estuve yo en tu barriga, mamá?
¿Por qué no crecí yo en tu barriga?

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