Adopción Monoparental

Las adopciones en solitario aumentan. Como en toda adopción, hay que meditar y estar seguro de las propias fuerzas… porque serán las fundamentales.

Cada año las comunidades autónomas tramitan más solicitudes de personas que desean adoptar una hija o un hijo… en solitario. En una comunidad de tan gran empuje en la adopción internacional como es la catalana, en el 2002 se realizaron 2291 solicitudes de adopción, de las cuales un 13% habían sido planteadas por monoparentales (sobre esta cifra el 8 por ciento correspondía a solicitudes de hombres).

Este dato aportado por el ICAA, organismo oficial para la adopción en Cataluña, puede dar una orientación en relación con el resto de comunidades autónomas. Si añadimos que en el caso de China, país al que se dirigen la mayoría de las solicitudes de adopción desde España, sólo se acepta un 8 por ciento de expedientes de mujeres solas sobre el total (China no admite hombres solos) y que suele haber lista de espera, habrá que concluir que la adopción en solitario se abre paso como un modelo más de familia, idéntico a otras situaciones que se dan en las familias biológicas.

Las personas que adoptan solas ¿son valientes? ¿son inconscientes? ¿se arriesgan con más facilidad al fracaso? Atendiendo a estudios realizados en países que van muy por delante de nosotros en la adopción internacional, como es el caso de Estados Unidos, «las familias monoparentales tampoco parecen más propensas que los matrimonios a interrumpir una adopción» Esta afirmación procede de Kathryn Donley Ziegler, experta en la interrupción de adopciones.

Más aún, Lois Melina, directora de la prestigiosa revista Adopted Child, afirma que en Estados Unidos las personas que adoptan solas están obteniendo tan buenos resultados como los matrimonios convencionales.

La decisión

Tomar la decisión de adoptar debe ser fruto de una profunda reflexión guiada por el deseo fundamental de ser padre o madre. Este primer punto es válido para cualquier familia adoptante del tipo que sea. Conceptos como la solidaridad o la necesidad de compañía, planteados como prioritarios para solicitar una adopción, pueden llevar a un error con resultados a veces muy duros. Pero en el caso de una persona que adopta sin pareja, esta reflexión debe ir acompañada de una serie de consideraciones muy concretas.

País de adopción

No todos los países aceptan solicitudes de adopción de personas solas y son muy escasos los que admiten expedientes de hombres. Esta es una primera limitación. Algunos países como China plantean un cupo sobre el total de adopciones anual, por lo que a veces se alargará algo más el plazo hasta la asignación.

Edad del niño o niña

Determinados países asignarán un niño o niña de una edad posiblemente más elevada a una persona sola. Es decir, en muchos casos hay que olvidar la imagen idílica del bebé…y sustituirlo por un encantador y revoltoso crío de cinco años…o más. Adoptar un niño más mayor conlleva tener en cuenta una serie de pautas para ayudarle a adaptarse, diferentes a las que se aplicarían a un menor de dos o tres años. Hay que estar preparado para ello y para ejercitar paciencia, comprensión y mucho amor.

Economía

Un trabajo que permita cierta flexibilidad a la hora de faltar(enfermedades, problemas en el colegio, etc) y una base económica que suponga una cierta tranquilidad de futuro, son cuanto menos recomendables para quienes desean adoptar sin pareja. No olvidar que solo el concepto «cuidadoras», suma unas notables cifras a fin de mes.

Entorno

Es muy importante contar con un entorno que apoye. Padres, hermanos, amigos que puedan dar su afecto y comprensión a la madre/padre y al hijo o hija. Y que también (a veces, sobre todo), puedan echar una mano para quedarse con el pequeño en un momento de apuro o de necesidad de esparcimiento. Esto se aplica también a la guardería y al colegio.

Otros padres

Un grupo de apoyo compuesto por otras familias de las mismas características puede ser un respaldo importante. Es cierto que como en otras cosas, en la adopción quien mejor te entiende es otro adoptante y en el caso de un monoparental…otro.

Cuidadoras

Una mamá que adoptó sola, nos comentaba hace poco: «al principio te comes el mundo pensando ¡bah! Yo con una cuidadora me arreglo estupendamente. Pero la realidad es que las cuidadoras tienen un horario, que tú en el trabajo a veces no y que las horas extras al final suman mucho». Pues hay que contar con todo esto, sueldo de cuidadora, horas que tendrá que disponerse de ella y suma al fin de mes.

Relaciones

Muchas mamás y papás adoptantes en solitario piensan que sus relaciones incluirán a partir de ahora a su hija o hijo y que quien no esté interesado será alguien prescindible. Pero también el adulto necesita llevar su propia vida personal. No está de más saber de qué recursos se dispone para conseguirlo con alguna frecuencia. Para el niño es bueno además.

Opiniones

Entre las más frecuentes está la del «egoísmo por no quedarse sola/o» (hacia el adoptante), la de «pobrecito privarle de un padre/madre» (hacia el niño) y hay que reseñar también el empeño de algunos profesionales por unir en situaciones de conflicto de comportamiento o en la escuela, el de la ausencia de una de las dos figuras en la familia, en ocasiones obviando la historia previa a la adopción. Lo mejor es obviar las opiniones que molesten o que ofendan y si la actitud de algún profesional no parece adecuada, intentar buscar otro que tenga más experiencia en temas de adopción.

Soledad

Existe y tiene sus ventajas y desventajas: Las decisiones se tomarán de forma unívoca, las noches se pasarán a solas, nadie se levantará en tu lugar a ver por qué llora, probablemente haya que pedir ayuda para acudir al hospital de madrugada y habrá que actuar de policía bueno y malo en una sola pieza porque no hay otra persona que vaya a alternar los propios estados de ánimo ni a mediar en el enfado. Pero también habrá una línea única de acción, las opiniones no cambiarán ni nadie desautorizará al otro.

La figura ausente

Hay que contar con la pregunta que llegará un día u otro: «¿Por qué no tengo papa/mama?» Y con aguantar que llamen papá o mamá a los de otros niños. «Yo soy tu padre y tu madre», le dice Ana a su pequeña de cinco años. «Sí. ¿pero por qué?» Lo más probable es que suceda.

El amor

Es el resumen de todo lo anterior. Porque si a pesar de ver todos estos aspectos y tenerlos previstos la decisión es firme y se tramita la adopción, viviréis una historia maravillosa con sus inconvenientes y sus más y menos. Y sobre todo recibiréis el mayor regalo que nadie puede hacer: el de poder entregar vuestro amor y recibirlo de forma totalmente entregada resplandeciendo en la carita de vuestros hijos.

Para leer el resto del artículo sobre la adopción monoparental: Revista Niños de Hoy, nº 13

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