Deportadas sin sus hijos

Miles de mujeres acorraladas por la miseria y abandonadas por sus parejas han cruzado México y Centroamérica durante el último decenio en busca de una vida mejor en Estados Unidos. Han arriesgado sus vidas, se han sometido o enfrentado a todo tipo de depredadores (los mareros y sus pandillas, los coyotes que las pasaban de un país al otro por dinero o sexo, los oficiales de inmigración que sacaban su tajada). Después, muchas de ellas han acabado siendo detenidas y repatriadas a la fuerza, tras ser obligadas a dejar en Estados Unidos a sus hijos nacidos en este país porque así lo han decidido los jueces.

(…) Al final solo cargaban los traumas y las deudas con los coyotes. Pero eso no era lo peor. La deportación les había sustraído algo más valioso: a sus hijos, nacidos en Estados Unidos y ciudadanos legítimos de ese país. Jueces norteamericanos de varios Estados habían concluido que esas madres latinoamericanas eran malas madres y que los niños estarían mejor con una buena familia norteamericana, se los habían quitado y los habían entregado en adopción…

Publicado el 26/02/2012 en El Pais

 

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