‘Abandonar hijos’ por Paloma Pedrero

Hace unos días saltó la noticia de que cierto número de niños adoptados, la mayoría adolescentes, habían sido devueltos a la institución pertinente. Gran escándalo. Grandes críticas a los malvados padres que abandonan a sus hijos. La institución ya baraja la idea de cobrar a esos desalmados una manutención. Asimismo, serán más exigentes con aquellos que deseen adoptar un niño. Pero la cosa no va por ahí.

Para empezar, a los críos adoptados no se les puede devolver, sí ceder su tutela al Estado, como hacen los padres biológicos, e igualmente seguirán siendo sus hijos y beneficiarios de su herencia.

Segundo, es tan cierto como comprensible que los niños adoptados vienen con una marca emocional.  Piensen que llegan ya de úteros heridos, y con un abandono, que es otra gran herida. Pero les aseguro que los padres adoptivos pasan todo tipo de pruebas para conseguir la llamada «idoneidad». Y  los muchos que conozco, que han traído hijos de países del este, luchan como jabatos para saca adelante niños especiales en una sociedad que intenta uniformarlo todo; en un sistema educativo rígido y poco sensible a los diferentes.

Lo más fácil es siempre culpar al otro. El poder es especialista en encontrar chivos expiatorios. Pues no, señores, castigando a los padres que se rinden no van a solucionar el abandono. Ayúdenlos. En esos cursos que hacen díganles que muchas criaturitas vienen con trastornos de conducta, que son mucho más dolorosos que los físicos. Pongan todo su afán en conseguir que estos padres estén apoyados, que no se sientan solos, que sepan cómo actuar cuando se enciende el volcán. Ese volcán maravilloso que es un hijo, y más si es tan deseado, tan amado, como lo son los adoptivos.

Fuente: La Razón

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