Establecimiento del vínculo afectivo

Hola¡ ya estás aquí conmigo, te estuve esperando durante largo tiempo. Quiero conocerte mas a fondo y ayudarte a descubrir el mundo del que ya formas parte. Conseguir que llegues a sonreír a la vida. Me gustaría enseñarte a ser feliz y a disfrutar de las cosas que te rodean». Todas las madres pensamos algo parecido cuando por primera vez vemos a nuestros hijos. Pero, ¿qué sensaciones tendrá el niño en ese momento?

Para comprender lo que el niño experimenta en este primer encuentro podemos imaginar que de repente nos trasladamos a un planeta desconocido. Allí no conocemos a nadie y todas las cosas son nuevas e increíblemente extrañas. En estas circunstancias nos gustaría tener a nuestro lado, alguien que nos quisiera y estuviera dispuesto a enseñarnos cómo sobrevivir y cómo ser plenamente feliz.

La primera emoción que se experimenta en esta situación es una profunda sensación de soledad ; para paliarla, necesitaríamos alguien en quien creer que nos ofreciera un ambiente de confianza. Los niños pequeños al crecer, desarrollan un sentido duradero de en qué medida el mundo es digno de confianza o desconfianza. Erikson, en su día, definió este concepto como «confianza básica», satisfacción de las necesidades básicas del niño por medio de la ternura, la comodidad y el alimento. El apego o vínculo afectivo se establece satisfaciendo la necesidad de caricias una adecuada alimentación e higiene y una óptima calidad de comunicación a través de gestos, sonrisas y vocalizaciones afectuosas. Si este vínculo se establece, serán niños capaces de confiar en el futuro y establecer relaciones intimas satisfactorias; de lo contrario, predominará la desconfianza y verán el mundo como algo hostil y caótico y tendrán dificultades en sus relaciones interpersonales.

APEGO

Además de la confianza básica, aparecerá también la empatía: concepto y vivencia muy relacionados entre sí. Ya hemos hablado de la confianza básica pero ¿Qué es la empatía?.

La empatía es identificarse emocionalmente con otra persona, entender y sentir sus sentimientos. En todas la relaciones interpersonales, pero especialmente en la educación de los hijos, un buen nivel de empatía o sintonizar emocionalmente con el niño es indispensable El desarrollo de la confianza básica se dificulta gravemente cuando hay grandes carencias afectivas en la primera etapa del niño como orfandad, abandono o malos tratos, ya que no hubo posibilidad de establecer una empatía duradera entre el adulto y el niño.

El apego establece un modelo de relación que va a condicionar las relaciones futuras a lo largo de su vida. En un principio el niño muestra y reconoce preferir una persona específicamente, pero no rechaza a los desconocidos, luego comenzará a reaccionar ante las caras desconocidas y se manifestará con llantos y protestas y mostrará alegría cuando vuelve a ver a la persona por la que siente apego. En la evolución del apego, primero el niño debe sentir una fuerte dependencia para luego pasar a una saludable independencia, lo que le permitirá ser una persona autónoma con buenos lazos afectivos con otras personas.

Será capaz de independizarse por periodos cada vez más largos si la persona de apego demuestra ser confiable, es decir, ser predecible en todo momento y en cualquier situación, de lo contrario el comportamiento exploratorio tan necesario para el aprendizaje se paralizará por causa de la ansiedad. El deseo de proximidad del niño se produce a través del tacto y el contacto físico como caricias y masajes; al mantener el contacto ocular con el niño se le transmitirá todo el amor que se siente por él, la admiración y una constante aprobación de su pequeño ser. Para lograr esta evolución, los padres con su comportamiento podrán favorecer u obstaculizar el camino.

Un comportamiento consecuente y con sentido común ofrecerá al niño un mundo ordenado y previsible que le dará el poder de confiar en el otro y en si mismo. Unos padres que dependen de sus propias prioridades y del humor que tengan en cada momento para atender al niño le ofrecerán la sensación de vivir en un mundo incierto, caótico, de no ser entendido en sus demandas y generará inseguridad en si mismo y desconfianza sobre los demás.

También hay comportamientos que emiten señales de rechazo. En realidad, en la vida suele darse frecuentemente una mezcla de aceptación y rechazo. Pero si el niño percibe la indiferencia de las personas mas importantes para él, como sus padres, desarrollará un apego inseguro. Esto se manifestara así: Por un lado el niño se «pega» a sus padres y no demuestra interés por explorar el mundo, convirtiéndose así en un tipo de dependencia ansiosa que va a permanecer en el futuro como un rasgo de su carácter obstaculizando su desenvolvimiento autónomo.

Por otro lado el niño puede demostrar indiferencia a la presencia y ausencia de sus padres. En este caso también tendrá una pobre conducta exploratoria, se convertirá en una persona solitaria que evitará relacionarse o establecer intimidad con otras personas. Todas estas contrariedades pueden influir en su aprendizaje y su evolución general. Lo recomendable sería establecer una dependencia saludable como un paso intermedio hacia la independencia. Todos aquellos niños que han experimentado en las primeras etapas de su vida grandes carencias afectivas, como en caso de adopción, se aconseja que puedan recorrer el camino perdido reparando aquellas carencias que en su día no recibieron.

LA BUENA RUTINA

Tenga la edad que tenga el niño, debemos armarnos de paciencia, humor, diplomacia y mucha información sobre el desarrollo infantil. No precipitarse en achuchar sin ton ni son y llenarle de regalos, como tampoco atosigar al niño con demasiadas exigencias. Observar y esperar hasta que nos hacemos con él. Ha tenido una existencia anterior que es imborrable. Ahora, tanto él como la nueva familia comienzan una fase de integración. Nada mejor que organizar una rutina diaria donde esté presente el juego, las risas, las canciones e incorporar poco a poco el contacto físico. Aquí os exponemos un plan de «actividades reparadoras» para la rutina diaria. Los objetivos son: Establecer los cimientos sólidos para el desarrollo de la personalidad Favorecer el desarrollo psicomotor, intelectual y social del pequeño. Reconfortar y arropar al niño al ofrecerle seguridad para una estable y ordenada relación con el adulto de referencia.

DESPERTAR

Por las mañanas al despertar podéis abrir juntos las cortinas mostrándole el sol, el cielo, las nubes o todo aquello que vuestra mirada pueda abarcar desde su cuarto, explicándolo con palabras sencillas y bonitas. Coméntale también cual será el próximo paso en su programa diario así él aprenderá a anticipar los hechos, se sentirá más seguro y obtendrás su colaboración. Mientras haces estas actividades puedes tenerlo entre tus brazos y aprovechar para acariciar suavemente su cabecita, piernitas, espalda o tripita, nombrando las partes de su cuerpo y mientras aprende los nombres fomentas también el contacto físico. Mírale con mucho amor y llamándolo por su nombre dile lo guapo/a que es. También le puedes decir: «me siento muy feliz de ser tu mamá»o «sabes, yo soy mamá y tu mi hijo/a (nombre del niño). Podeis poner una música suave y dar vueltas y vueltas por la habitación como bailando un vals abrazaditos los dos. Aprovecha este momento para seguir contactando físicamente. Si el niño no quiere ser abrazado colócate en el suelo con tu cara a su altura imitando sus movimientos diciéndole lo mucho que lo quieres. Antes de vestirlo, con un balón de playa, juega a darle pataditas, lanzarlo o a “cucu-tras”, escondiendo tu cara y luego la de él. Este juego fomenta la comunicación y el lenguaje a través de las risas y el contacto ocular, como también le ayuda en el desarrollo de su motricidad y coordinación. Es en fin, un trabajo para abarcar todas las áreas del desarrollo.

COMIDAS

Antes de las comidas es conveniente que preparéis juntos el sitio donde va a comer y la comida, contándole en todo momento lo que estáis haciendo. Dale la cuchara, enséñale cómo usarla, pero no insistas, muchas veces cogen con los deditos los trocitos pequeños o meten la mano en la comida para poder comer solos. Déjale. No intervengas; él tiene que aprender a comer solo. El niño disfruta tocando la comida porque su sentido del tacto está muy desarrollado. Al poder tocarla a sus anchas será un niño que probará con gusto los nuevos alimentos y no será difícil para comer. En caso de un niño adoptado que ya come solo y demuestra ser muy autónomo, no te sorprenda que de un día a otro deja de serlo o que se ponga remolón. Es una buena señal, te está considerando «su mamá» quisiera vivir este apego tan amoroso y necesario del cual el no pudo disfrutar. Cógelo en brazos y dale la comida diciéndole: «ahora jugamos que eres un bebe muy pequeñito» luego colócalo en otra silla a tu lado diciéndole: «ahora jugamos que eres muy mayor muy mayor». Podéis repetir las veces que sea preciso, según la necesidad del niño. Es posible que el mismo niño te diga: «ahora soy un bebe, ahora soy mayor». En este caso sigue su juego durante el tiempo que sea necesario. No podemos dar un tiempo determinado para estos juegos ya que el niño poco a poco irá reparando sus propias carencias. Lo importante es que las veces que siente la necesidad de ser bebe, tu estés bien dispuesto con paciencia y cariño. Si duerme la siesta tendrá que ser en su cuarto y en su cama. Con la cortina cerrada con su osito o muñeco y explicándole que ahora todos vais a dormir la siesta o, en su defecto, él y su osito, y que luego iréis de paseo. (Explicar la actividad que vayáis a realizar). Nunca le prometas algo que no puedas cumplir. El niño tiene muy buena memoria y no te perdonará que le hayas mentido. Solamente lograrás que pierda la confianza que ha depositado en ti.

DE PASEO

Al ir de paseo deja que lleve sus juguetes o al menos alguno especial que le haga ilusión. No le condiciones a tus deseos pensando: «¡qué lata llevar el triciclo o el cochecito! ¡Luego soy yo el que tengo que cargar con ello!». El niño va a jugar y a disfrutar y no a frustrarse ya de antemano. Acuérdate que le estamos enseñando el sentido del humor, la alegría y no a estar contrariado, con prisas y tensiones. Otro de tus problemas a la hora de que el niño lleve un juguete al parque puede ser: «este juguete no, ya que siempre armas el follón por no querer compartirlo con nadie, eres un egoísta». Vete olvidando de ese pensamiento, ya que ningún niño quiere compartir sus juguetes. Los adultos tampoco queremos compartir nuestras motos, bicicletas, coches, casa… no te empeñes diciéndole en todo momento que deje sus juguetes al amiguito. Al contrario dile: «hijo comprendo que ese osito no quieras prestarlo, es tuyo y solo tuyo, es tu preferido», ya habrá cualquier otra cosa que podáis compartir para jugar todos los niños juntos. Trata de inventar algún juego entre todos. Los niños que se sienten respetados en sus sentimientos auténticos serán más generosos de mayores. Demuéstrale en casa la generosidad, así él podrá imitarlo. A la hora de cenar es válido el mismo comportamiento que a la hora de comer.

LA TELEVISION

En caso de ver un video de dibujos animados o la televisión antes de dormir, escoge algo divertido, colorido y con un tema agradable. Olvídate de todas las películas en las que las madres desaparecen o los lobos se comen a los niños. Es bueno compartir con el niño el momento de ver la televisión como una actividad social. Se pueden hacer comentarios sobre lo que estáis viendo y así fomentar el lenguaje. No utilices la televisión como un canguro, ésta tiene un efecto hipnótico, y luego le costará volver a tomar contacto con la realidad. Dejarle solo frente a la televisión le hará sentirse abandonado, como si al fin lograses quitártelo de encima. Ver la televisión junto a tu hijo hará que disfrute a tope del momento al escuchar tu voz, sentirte cerca corporalmente y compartir la misma actividad; además fomenta el lenguaje y el desarrollo de su inteligencia. Explícale que después del video o cualquier otro juego viene la hora del baño, la cena o dormir. De cualquier forma es necesario establecer siempre la misma actividad para que él sepa y pueda anticipar el próximo suceso. Antes del baño o ir a dormir es conveniente que los juegos que hagáis sean suaves para no excitar demasiado al niño e ir relajando su tono.

EL BAÑO

En el baño no tengas prisa, es un momento delicioso para el pequeño. Hay tantos juegos para realizar en el agua… Ríe y disfruta con él. Utiliza toda tu creatividad con vasitos, tazas, traspasando agua de un lado al otro, animalitos de goma, libros de plástico, figuras que se puedan pegar en los azulejos… Tienes una oportunidad para abrázale al sacarle del agua, ponle una crema hidratante con suaves masajes sobre su cuerpo y pies. Puedes poner alguna música relajante o cantar si se te da bien. Es el momento oportuno para tenerle abrazado con mimos y caricias antes de acostarle. Si tiene miedo al agua acostúmbrale poco a poco colocando sus pies en el agua salpicando y jugando. Puedes lavarle con esponja, sin necesidad de sumergirlo en la bañera, hasta que se acostumbre. Si observas que de repente se pone a llorar cuando quitas el tapón de la bañera y antes no lo hacía, es posible que sea porque siente miedo al ver escapar el agua por el agujero creyendo que él también va a colarse y desaparecer. En unas semanas se le habrá pasado este temor y entonces podéis quitar juntos el tapón, explicándole que por este agujero solamente sale el agua. Los niños pequeños ante lo desconocido sienten miedos irracionales, como por ejemplo cuando escuchan el ruido del aspirador al limpiar la casa. Tienes que pensar que él todavía no sabe asociar los conceptos, por eso es tan necesario que tú le expliques todo lo que sucede a su alrededor. Es muy probable que los niños que vienen de instituciones tengan miedo a un montón de cosas que para nosotros son rutinarias, pero hay que tener en cuenta que posiblemente nunca han visto una batidora, un ascensor, una aspiradora…

DORMIR

Al acostarle debe ser en su cama y con la cortina cerrada. Cuéntale un cuento; puedes usar escenas bonitas que han pasado durante el día. Dale su juguete favorito y su chupete. Explícale que al acabar el cuento, apagáis la luz y ¡a dormir!. Deja la puerta un poco abierta para que pueda oír un suave murmullo por la casa, pero no lo saques de la cama pase lo que pase. En caso de que comience a llorar vuelves a entrar y le explicas que tiene que dormir igual que el osito, le vuelves a dar el chupete y le dejas otro al lado de la almohada por si lo necesita. Entras y sales tantas veces como sea necesario, pero sin sacarle de la cama y das todas las explicaciones necesarias: es de noche, esta todo oscuro y es la hora de dormir.

Puedes aprovechar el pensamiento mágico de los niños a estas edades: escondes un juguete bajo su almohada y le dices: «mira vamos a colocar esto aquí, te cuidará toda la noche y soñarás con unos balones de colores volando por el aire». En ningún caso se debe dejar llorar al niño pues crecerá creyendo que el mundo es un lugar solitario y que él no merece ni ayuda ni atención. En el caso de los niños adoptados lo más probable es que esto haya sucedido por lo cual, cuando el niño llega a la nueva familia tiene que aprender que puede confiar en los adultos y especialmente en sus padres.

Para facilitar el aprendizaje del concepto papá y mamá es necesario evitar llamaros entre vosotros papá y mamá, los niños pequeños que han crecido en una institución no saben lo que es una mamá o un papá. Y ya veréis como se sorprenden cuando descubren que existen otros hombres que se llaman papá y que cada niño tiene el suyo. No hay nada más placentero que redescubrir el mundo junto a nuestros hijos y ver su carita de sorpresa día tras día.

Fuente: Niños de Hoy

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