El suizo que fue dado en adopción y que regresó a conocer sus raíces

Daniel Zimmermann es un joven suizo que, al enterarse de su adopción, abandonó su trabajo como banquero en uno de los países más ricos y prósperos del mundo para aventurarse en un viaje por Colombia que le cambiaría la vida.

«Comencé a estudiar economía mientras trabajaba en un banco donde ganaba buen dinero, pero la curiosidad de conocer mis raíces me hizo renunciar -aseguró Zimmermann-. Antes de llegar a Colombia leí sobre el país, sabía de la existencia de una guerra y que su café es el mejor del mundo».

Con pocos datos de la fundación que en su momento tramitó el proceso de adopción, viajó hasta Bogotá con la consigna de recorrer los pasos que lo acercarían hasta el seno de su familia, sin olvidar el apoyo incondicional que sus padres suizos siempre le brindaron. Y así fue. Allí encontró la primera pista: Chaparral (Tolima).

De antemano, Daniel sabía que hallar a su familia no sería una tarea fácil, puesto que los datos eran de hace 25 años. Sin embargo, no se aguantó las ganas y hasta ese municipio llegó, preguntando a cada persona que se cruzaba por su camino si conocía a la familia Alvis.
Luego de varios días de deambular por las calles del municipio tolimense, Daniel logró establecer contacto con su familia. «Todo fue confusión porque mi mamá nunca le habló a nadie sobre mi existencia», relató.

Su madre, Luz Elida Alvis, una mujer humilde de El Limón (Tolima) viajó hace 26 años a Bogotá fingiendo que se realizaría unos exámenes médicos por unos dolores abdominales; no obstante, todo resultó ser una excusa para su familia. Consciente de que no podía mantener a la criatura, Luz Elida se desplazó a la capital con seis meses de embarazo, decidida a entregar a su hijo en adopción.

Por suerte, fue adoptado por una pareja de suizos bien acomodados que le brindaron educación y cariño. Fue así como este joven oriundo de las tierras del nevado del Ruiz creció rodeado de lujos en un pueblo de 2.000 habitantes en medio de los Alpes suizos.

«En Suiza, cuando se cumple la mayoría de edad, los hijos se independizan, mientras que aquí el calor del hogar nunca se desvanece», asegura.
Su hermana, Andrea Alvis, cuenta que sintió una gran alegría cuando conoció a su hermano y le impactó que siendo de un país desarrollado fuera sencillo y humano con los problemas que nos aquejan.

El joven colombosuizo descubrió que la humildad de los colombianos hace que la gente sea amable y con orgullo exaltó su trabajo como voluntario en la Fundación Ponte en mi Lugar, en la que enseñó inglés y francés a niños de escasos recursos de Bogotá.

Por ahora, Zimmermann tiene claro que quiere radicarse en la capital para recuperar el tiempo que estuvo alejado de su familia; además, quiere montar un café en La Candelaria, en el que personas no videntes sean quienes atiendan a los clientes.

Fuente: El Tiempo

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