Negro como el chocolate. Un cuento de Teresa Giménez

Lusambo tiene cuatro años y es negro como el chocolate. Su madre es blanca como la leche. Su padre es marrón como el café con leche. Y su hermana tiene la piel de color avellana.
-Somos una familia tutticolori-dice la madre orgullosa.
Lusambo tiene la piel negra, porque nació en el Congo. En el Congo, todo el mundo es negro. Teresa, Nelson e Irene fueron a buscarlo unas Navidades.
-¡Lusambo, mira, tus padres ya han venido a buscarte!-le dijo la monja. Lusambo puso unos ojos como platos -¡Son blancos y descoloridos!- exclamó muy asustado.
-Sí, Lusambo, son blancos, porque en su país todos son de ese color.Te vienen a buscar de muy lejos y te van a querer mucho-le explicó la monja.
«No me gusta querer a descoloridos», pensó el pequeño.
Irene se le acercó y le regaló un peluche.-Volveremos mañana- le dijeron.
Aquella noche, Lusambo se fue a la cama abrazado al peluche.-¡Son BLANCOS!…-dijo en un suspiro, y en seguida se durmió.
Irene, Teresa y Nelson vivían en una cabaña cerca del orfanato.Cada dia iban a ver a Lusambo  le hacían mil caricias, besos y abrazos…
…y claro, las caricias, los besos y los abrazos no son ni blancos ni negros. Por ello, al cabo de unos días, Lusambo ya empezaba a querer a su nueva familia.
Días más tarde, los cuatro volvieron a «casa». En casa, los esperaban la familia y los amigos y todos eran blancos como la leche. En medio de tanta blancura, Lusambo parecía un bombóm encima de un gran pastel de nata.
-¡ Qué mono! Está para comérselo-exclamó una de las tías. -¿Para comérseme?- pensó Lusambo-. ¿Estos blancos comen niños de color chocolate!- Y se abrazó a su madre. Ella, seguro que no se lo iba a comer, porque lo quería. Lusambo miró a su alrededor y, d repente, empezó a ver fieras blancas por todas partes que se lo querían comer…
-Sí, ya sé que está para comérselo, ¡pero a mi Lusambo no se lo comerá nadie!-dijo la mamá a aquella mujer devoradora de niños.
Lusambo sonrió de oreja a oreja y abrazó todavía más fuerte a su madre.
-Mamá, yo sí que te comeré…
…¡a besos!
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