La separación temprana,el trauma inicial en la adopción

Los niños que han sido adoptados han vivido experiencias traumáticas, que van desde el abandono y la separación temprana de sus progenitores a situaciones más complejas como son la falta de cuidados, el maltrato y años de institucionalización. Estas experiencias quedan grabadas en la memoria, pero existe la posibilidad de integrarlas de modo que no sean un obstáculo en el desarrollo, sino una instancia de crecimiento y fortaleza.

EMDR es la sigla en inglés para Eye Movement Desensitization and Reprocessing, un abordaje terapéutico que ayuda a las personas a superar eventos traumáticos de su vida. Se comenzó a desarrollar en 1987 gracias al trabajo de Francine Shapiro, quien planteó que la salud y la psicología están basadas en la memoria.

Su hipótesis es que existe un sistema de procesamiento de la información que es inherente al desarrollo cerebral; cuando ocurre un evento traumático, éste queda encerrado en el cerebro con todo lo que lo rodeó: imágenes, sonidos, pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales. Cada vez que algo nos hace recordar ese evento, las imágenes, sonidos, pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales asociadas pueden gatillarse.

De acuerdo a la Dra. Shapiro, muchos problemas y enfermedades psicológicas son manifestaciones de estos recuerdos traumáticos que no han sido procesados. El EMDR trabaja ayudando al cerebro a reprocesar esos recuerdos traumáticos, aliviando el desorden psicológico y emocional. Una de las grandes expertas en el manejo de trauma complejo a través del EMDR es la psicóloga colombiana Ana Gómez. Durante una reciente visita a Chile, conversó con Adopción y Familia acerca del trauma de separación que sufren los niños adoptados.
¿Qué se entiende por trauma?

Hay trauma donde ha habido un accidente, donde ha habido abuso físico, verbal o sexual, donde ha habido violencia intrafamiliar. Pero también casos más sutiles, como cuando un niño no ha tenido apego con sus padres o cuando hay un padre que lo juzga constantemente… son traumas que, aunque no generan “terror”, sí son determinantes para la conformación del yo.
¿Cómo es que afecta al desarrollo de la persona?

Cuando nacemos, nuestra arquitectura básica está, pero las experiencias le van dando forma. Con respecto al cerebro, según las experiencias, éste va creando redes neuronales de memoria. En un principio, hasta los 18 a 24 meses, esa memoria está en un estado latente, es pre verbal y no está accesible a la mente consciente. Es información que se está codificando desde el momento de nacer -o incluso antes- y que afecta el desarrollo del yo.
¿Qué efectos genera el abandono?

Aun cuando la adopción no haya sido una experiencia traumática, aun cuando al niño se lo adopte apenas nazca, el sólo hecho de que la madre o el padre biológicos no lo hayan querido y que haya sido separado de ellos genera trauma. No existe el recuerdo del tipo “me separaron”, pero sí el recuerdo de que algo pasó, y eso es lo que marca.
¿Cómo trabaja el EMDR este tipo de traumas?

Para trabajar las experiencias traumáticas en general, lo que hace el EMDR es estimular el sistema de procesamiento de la información y llevar esos recuerdos a un estado adaptativo. Básicamente, el objetivo es integrarlos. actúa a nivel de imágenes, emociones, cogniciones y sensaciones corporales, integrando los distintos canales de información de la memoria.

Para ello es necesario identificar primero estos recuerdos.

Esto se hace por medio de la estimulación bilateral que realiza el terapeuta; puede hacerlo moviendo los dedos de un lado a otro, de manera que el paciente los siga con la mirada; o con chasquidos en un oído y otro; incluso con suaves golpes sobre las rodillas, muslos o manos. Lo que ocurre es que los recuerdos se ubican en el cerebro de manera “desordenada”. Es decir, en un lugar está la imagen, en otro el olor, en otro lo que sintió la persona cuando ocurrió tal evento… Con los movimientos bilaterales se consigue juntar todos los componentes del recuerdo, de manera de reprocesarlos. Entonces éste comienza a tener otro sentido para la persona.
¿Se puede trabajar esto con guaguas y niños adoptados?

Sí, aunque para niños pequeños, el trabajo se realiza sobre todo con los padres adoptivos. Su hijo guarda el recuerdo primario de su experiencia en su inconsciente. El modo de ayudar al niño a resignificar esta experiencia es enseñando a los padres a aplicar estrategias del EMDR en instancias de intimidad y cuidado. Por ejemplo, cuando le dan su leche, cuando le hacen dormir, al mudarlo o simplemente en momentos de regaloneo; en situaciones en que la carga afectiva es alta entre ellos, aplican la estimulación bilateral, con caricias alternadas a ambos lados en su cara, sus manos o sus piernas, favoreciendo así que el niño integre la actividad neuronal de ambos hemisferios en el vínculo en formación con esta figura significativa en su vida.
¿Qué ocurre con los niños que permanecen en instituciones sin ser adoptados?

Los niños institucionalizados tienen un trauma aún más complejo. No es “el perro me mordió”, sino el trauma del abandono, por lo que el proceso es mucho más lento. De ahí que la figura del terapeuta sea tan importante: si al menos él se logra contactar con el niño, se puede dar un proceso de sanación. Esa relación le permite al niño saber lo que es conectarse, lo que es que lo miren por primera vez con ojos de aceptación, que hay alguien que cree en él… eso comienza a generar redes neuronales adaptativas positivas. Entonces, aunque no exista esa relación con figuras parentales, hay esperanzas para ellos.
¿Qué es lo que persigue el EMDR?

El objetivo final es la integración de esa memoria, que el cerebro pueda integrarla y situarla en tiempo y espacio, con el objetivo de que se cree una memoria autobiográfica y así vienen al presente y ganan la verdad. Cuando trabajamos EMRD volvemos atrás para ganar la verdad. Muchas veces la vida de una persona está basada en mentiras, en prejuicios, como “soy un niño malo”, “no sirvo para nada”, que son cosas que han sido resultado de experiencias. Cuando volvemos atrás, se gana que estos niños sepan que sí son buenos, que sí valen… esto va más allá de la resolución de síntomas; es lograr que el individuo se integre, que llegue a un estado adaptativo de sí mismo y que pueda decir “me puedo amar, puedo amar y recibir amor”.
¿Por qué es tan importante esta sanación?

Hay muchos neurocientíficos que hablan de cómo el tipo de apego crea la trayectoria hacia salud o trastornos emocionales, afectivos, psicológicos. No es que el apego (o la falta de apego) origine directamente la psicopatología, sino que crea la trayectoria hacia ella; si se dan otros factores de riesgo y otros eventos traumáticos, muy probablemente esos niños que no han tenido un buen apego, estarán en más alto riesgo a desarrollar trastornos disociativos, de ansiedad o depresión. Es un niño que va a tender a crear y desarrollar formas de autorregulación muy autodestructivas. Por ejemplo, las drogas. Todos los tipos de adicciones son formas que el niño -después el adolescente- ha encontrado para autorregularse, porque internamente está en proceso de activación constante.
Muchos padres, tras la adopción, dicen “borrón y cuenta nueva” y cortan con todo lo que hubo antes en la historia de su hijo. ¿Es necesario un acompañamiento psicológico permanente de las familias con niños adoptados?

Si los padres supieran la importancia de tratar a tiempo a sus hijos en vez de esperar que lleguen a los 18 años llenos de problemas, harían una gran diferencia. Ojala el acompañamiento psicológico continuara. También pienso que es importante evaluar el tipo de apego que tuvieron los propios padres adoptivos; si éste fue inseguro, es probable que también generen con el niño un apego inseguro… la mezcla perfecta para un problema mayor. Creo que es necesario que el padre que va a adoptar sea evaluado para ver qué tipo de apego tiene y, si no es seguro, tratarlo. Uno puede ganar un apego seguro.

Fuente: Revista Adopción y Familia

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