«Antes íbamos a tomar un café, ahora vamos al parque» Reflexiones de una familia acogedora

Hacía tiempo que conocían que la Cruz Roja tenía un programa en el que las familias podían acoger a menores que, por diferentes circunstancias, no pueden ser cuidados por sus padres  durante un determinado período. La mosca les rondaba detrás de la oreja y un día Vanesa y Jaime fueron a preguntar. Son jóvenes, están casados, viven en Arteixo, junto a A Coruña, y no tienen hijos. Son un matrimonio tipo, pero para participar en el programa no hay que serlo. Se puede ser un soltero, tanto hombre como mujer; tener un hogar numeroso… Aquí valoran otras cosas.

La idea les gustó y a los técnicos de la Cruz Roja encargados de hacer las valoraciones les gustaron ellos. Estos enviaron un informe a la Xunta y entraron en el banco de familias de la Cruz Roja, una serie de hogares de los que echa mano esta institución cada vez que el departamento de Menores de la Xunta requiere su ayuda para acoger temporalmente a algún pequeño.

El tiempo que dura la acogida  varía en cada caso. Puede ser un día, los fines de semana, varios meses, un año… De hecho, explican desde la Cruz Roja, hacen falta todo tipo de hogares, pero sobre todo algunos que puedan acoger durante unas horas por las tardes, por ejemplo.

La idea es evitar que terminen internados en un centro. «Lo ideal es que se mantenga en el entorno, que vayan al mismo centro o incluso al pediatra al que estaban acostumbrados a ir», dice la psicóloga encargada del proyecto en A Coruña, Cristina Alles. El año pasado fueron acogidos en 158 familias gallegas un total de 225 menores. Y desde que empezó el programa hace más de 17 años han pasado por él más de mil.

Eso es lo que buscaban con las tres niñas que tienen ahora en acogida Vanesa y Jaime. Que no tuvieran que ir a un centro. El suyo fue un acogimiento de urgencia porque un día los llamaron a casa y dos jornadas más tarde ya estaban con ellas. ¿Cómo fue? «Imagínate. Una locura porque de repente de no tener a nadie contigo, no llega una persona, llegan tres», explican .

Buena amistad

Pero fue una alegría. Pronto se acostumbraron los unos a los otros. Cuando los padres de las pequeñas estaban en Galicia quedaban los fines de semana y acabaron amigos. «Ahora saben que están con unos amigos de sus padres y eso es  bueno», comentan ellos.

Los progenitores han tenido que ir a trabajar fuera, pero hablan con las niñas por teléfono y les envían fotos. «Además están tranquilos porque saben, aunque están lejos, que las tienen con personas a las que conocen bien», dicen.

Y han hecho un buen trabajo porque en el tiempo que llevan con ellos han cambiado mucho y para bien. «Antes eran cortadas porque cuando iban a la calle les costaba relacionarse con otros pequeños que estaban en el parque», explican. Ahora son mucho más comunicativas que eran antes.

Cómo sacar tiempo cuando de repente aparecen tres nuevos inquilinos en casa y no pueden dejar de trabajar. Es cuestión de organizarse. Es lo que ha hecho esta pareja que no está, ni de lejos, arrepentida de haberse inscrito en el programa.

«Antes salíamos a tomar un café, ahora vamos ya al parque con las niñas, lo que antes hacíamos solos ahora lo hacemos con las pequeñas. Es gestionar bien el tiempo que tiene el día, claro», dicen. No hay otro truco. No es complicado.

Y no les da miedo la gente que les pregunta si son adoptadas o la que comenta: «Qué pena cuando se vayan». A los que lo hacen únicamente les explican que cuando sus padres puedan tendrán que volver con ellos. porque no es adoptar. Es acoger.

Además invitan a otras familias a probar con esta labor. Porque resulta gratificante y es una forma de ayudar. El tiempo, muchas veces, no es una excusa. Es cuestión de organizar.

Fuente: La Voz de Galicia

Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest