Hogar para chicos con historia – la adopción de niños mayores

Aunque este artículo habla de Argentina, este hecho pasa en casi todo el mundo. Hay más matrimonios que niños para ser adoptados; y más posibilidades de adoptar grupos de hasta 4  hermanos, o chicos desde los 4 años en adelante. Y, un dato más: casi 600 familias están inscriptas en Mendoza para adoptar niños menores de 4 años. Esto marca una tendencia: “la adopción de niños grandes no es un cheque en blanco, no es algo asegurado: es una historia por construir”, dice el licenciado Gonzalo Valdés, del Equipo Interdisciplinario de Adopciones (de Argentina).

Animarse a la adopción de niños mayores

“La base de la vinculación adoptiva está en una buena evaluación y la preparación para poder asumir la paternidad y maternidad adoptiva, una forma de parentesco”. Así opina la doctora María Fontemachi, jueza penal juvenil.

“En la vinculación biológica pueden haber fracasos pero lo que se intenta es que en la adopción esto no suceda, por eso se hace tanto hincapié en la preparación con profesionales especializados que ayudan, tanto al hijo como a los padres, a superar los problemas de integración y adaptación. La adopción simple es cuando se da al niño a otra persona, que toma la patria potestad pero no se corta el vínculo biológico; o cuando se adopta al hijo del cónyuge”.


La doctora Fontemachi, quien preside la Asociación Latinoamericana de Magistrados, Funcionarios, Profesionales y Operadores de Niñez, Adolescencia y Familia, explica: “En el mundo de hoy prácticamente no hay instituciones. La orientación de organismos que se ocupan de la infancia, como Unicef o la Convención Internacional de los Derechos del Niño, marca que los niños deben crecer bajo el amparo de una familia de acogimiento. El nuevo Código Civil (que aún no está en vigencia) dice que un menor no puede estar más de 6 meses en una institución”.

La licenciada María del Carmen San Martín, coordinadora R.U.A (registro único de adopción) y del Equipo Interdisciplinario de Adopciones, explica que hay niños con problemas serios de salud, o edad cercana a la adolescencia, para quienes es muy difícil encontrar familias. Se intenta ubicar entre los inscriptos a parejas de 40 años de edad promedio, para que adopten niños de hasta 10 años; ya que es más acorde a las respectivas edades”.

-¿Porqué cuesta tanto que se adopten chicos grandes?

El licenciado Gonzalo Valdés,  lo explica: “En el imaginario colectivo está la idea de que los niños más grandes traen problemáticas irreversibles. También se cree que, al ser más chiquito, se va a adaptar más rápido. Yo creo que lo chicos no vienen con nada irreversible, sino con problemáticas; al igual que los adultos. Lo que hay que hacer es implementar los instrumentos”.

-¿Prevalece el éxito en estas historias?

– Sí. La inmensa mayoría de los casos es exitosa. Hay historias que son mas difíciles, hay algunas familias que no pudieron con niños de estas edades; pero, después de un fracaso, los chicos fueron adoptados por otras familias.  Los niños con patologías están en Hogares de la Dinaf, o en familias transitorias. No es sencillo encontrar gente que pueda vincularse con un niño con parálisis cerebral; por ejemplo.

-¿Cuánto pesa el pasado en  estos casi adolescentes?

La licenciada Silvia Maldonado, asistente social, detalla: “Respecto a la historia de vida del niño, o la mochila que traiga, lo que él pueda saber o recordar de su lugar de origen y sobre sus familiares, la experiencia muestra que una actitud de dispuesta escucha, continente y afectuosa por parte de los futuros padres, hace que disminuya la gravitación de aquel doloroso pasado, y la necesidad que el niño tiene de expresarse sobre él. Si hoy trazáramos la historia de un chico adoptado en una línea del tiempo, el transcurso de la convivencia con la nueva familia, ocuparía la mayor parte, y su pasado iría ocupando cada vez menos espacio”.

-¿Qué opina de adoptar niños grandes?

Nos contesta María, madre adoptiva de tres hermanos varones de 7,10 y 15 años (adoptados a esas edades). – El fantasma de que a los chicos grandes no los podés educar, o que no se pueden adaptar a tu mundo no es cierto. Por el contrario, se adaptan más rápido.  Agradecen desde que se levantan hasta que se acuestan. Yo creo que al brindarles amor, contención se les va cerrando las heridas. En nuestro caso, hace 5 meses que no se acuerdan de nada. Ellos no hablan, por ahí tienen algún que otro recuerdo, pero es una vida nueva, tratando de que la vida pasada quede atrás. Es como si los hubiera tenido desde bebés. Somos una familia normal, como cualquiera. Ellos nos dan más amor y contención que nosotros: nos han llenado la vida. Ahora duermo muy poco, porque no paro en todo el día, pero feliz.

Fuente: Los Andes

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