Esperando la llamada filipina

Cada vez son más las familias que optan por este país asiático para adoptar.

Sara Díaz espera la adopción de un grupo de hermanos en Filipinas, ya que allí permiten esa opción. Lo suyo es puro convencimiento en la adopción, – ya tiene una hija adoptada procedente de China -, y cree «que la adopción es una muy buena opción para formar una familia», no solo porque tener hijos es fundamental sino porque al mismo tiempo «le das una oportunidad de vida a unos niños que a lo mejor no tendrían posibilidad», añade.
Y es que, Díaz explica que con la adopción también ayudas a la sociedad que lo recibe, «mis hijos mayores se han vuelto más tolerantes, respetuosos o flexibles porque desde que llegó su hermana, mis hijos miran a los asiáticos de otra manera», asegura.
El vínculo
Sara Díaz asegura que «cuando adoptas, el vínculo que se genera entre un hijo adoptado y unos padres adoptivos puede ser incluso más fuerte que entre padres e hijos biológicos», y es que, añade que cuando un niño adoptado entra en una familia, tiene que aceptar a sus padres y llegar a quererlos, y para eso tiene que confiar en ellos y «la confianza se gana con tiempo».
Pero también con el tiempo surgen algunos problemas, por lo que Díaz explica que sería recomendable dedicar más partidas económicas para que los servicios sociales no solo puedan dar ese apoyo psicológico a las familias sino también charlas y reuniones informativas porque «en este país somos muy jóvenes en tema de adopción». Algo que ella se plantea hacer en un futuro desde su asociación.
‘Batang Masaya’
En Albacete es la delegada regional de la Asociación de Familias Adoptantes en Filipinas ‘Batang Masaya’ que lleva un año en la provincia albaceteña. Formada por unas veinte familias adoptantes, o a la espera de adoptar a niños de Filipinas, colabora con los orfanatos públicos de Filipinas, que son los que menos dinero reciben del Estado.
Y es que, como ella explica, Filipinas está compuesta por siete mil islas, donde suele haber terremotos, tsunamis o erupciones volcánicas, y la mitad de su población – noventa millones de habitantes – sobrevive con menos de dos dólares diarios. Cuatro millones de niños trabajan para sobrevivir y «hay una estadística probada que dice que siete de cada cien niños no sobrevivirán», asegura Sara Díaz. Además, las familias tienen muchos hijos ya que es un país muy católico con lo cual «no existen métodos anticonceptivos».
La asociación
Por todo esto, las familias que habían adoptado en Filipinas se reunieron y empezaron a hablar de la situación en la que están los niños en los orfanatos. Y así es como surge la asociación, con el objetivo de ayudar a los niños que se quedan en el orfanato porque muchos de ellos no son adoptables, bien porque no localizan a su familia o porque los padres se niegan a firmar el abandono, «y hay que procurarles unos estudios y unos medicamentos para que vivan en las mejores condiciones posibles».
Para ello, la asociación realiza campañas y a través de un contacto directo en Filipinas conoce las necesidades que cubre con la colaboración de socios y voluntarios.
Fuente: La Verdad Albacete
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