“Niños de la Memoria”: Tres historias para la reconciliación

Entrevista a Kathryn Smith Pyle, productora del documental Niños de la Memoria, que trata de las adopciones irregulares ocurridas a los niños de un pueblo de El Salvador en los años 80.

Kathrym Pyle, productora del documental “Niños de la Memoria”, está convencida que un pueblo que no conoce “su verdad histórica”, difícilmente podrá construir un camino de reconciliación y paz.

“Una película es un medio excelente para comunicar algo, porque a diferencia del libro, solo las personas que leen pueden saber de él y debatir, mientras, una película puede pasar  innumerables  veces, y muchos pueden verla y oírla para comentarla”, explicó Pyle, productora del filme, que formará parte del festival ambulante de cine, en las principales salas del país, el próximo 11 de mayo.


Este documental que dura 64 minutos contó con la participación de músicos y sonidistas salvadoreños: Franklin Quezada, Ricardo Ríos y Julio López; así como, María Teresa Rodríguez (Directora), Ann Tegnell (Editora) y Kathrym Pyle (Productora), que emprendieron un proyecto que les llevó cinco años de trabajo.

¿Cómo surgió el proyecto del documental?

-Trabajaba como Representante en la Fundación Interamericana, que es una agencia del gobierno americano que da dinero para proyectos pequeños de desarrollo económico en América Latina. En 2004 recibí una propuesta para financiar un proyecto pequeño en San Vicente, fui a la comunidad y evalué la propuesta, tuvimos que andar para llegar al área donde iba a estar el proyecto, y pasamos por el lugar donde ocurrió la masacre “El Calabozo”, que tiene un monumento a 200 personas que murieron en agosto de 1982. Fue una experiencia muy fuerte para mi, estar en el lugar frente a una cruz de piedra con sus nombres escritos en ella. Me contaron que los soldados llevaron a toda la población a la plaza del pueblo y luego, los mataron. Y teniendo una pasión por los documentales, decidí que sería bueno realizar uno que hablara sobre lo ocurrido.

¿Cómo se da el tema de la niñez desaparecida, en la historia del conflicto armado?

Conocí  poco a poco,  las masacres que pasaron durante la guerra, y el fenómeno catastrófico  de las niñas y niños  que sobrevivieron a estas y, fueron llevados a otros países a través, de convenios informales (adopciones) hechas por abogados salvadoreños. Ellos fueron sencillamente vendidos en adopción a familias en  los Estados Unidos, sabemos que en mi país se registraron alrededor de 2 mil 500 adopciones durante la guerra. Sabemos que la Asociación Probúsqueda se ha dedicado, a localizar a estos infantes en mi país y Europa. Ha contribuido mucho para que estas niñas y niños, encuentren a sus familias biológicas. (ProBúsqueda fue fundada en 1993, por el Padre Jon Cortina y un grupo de madres de familia que ha logrado a la fecha lleva más de trescientos reencuentros).
¿Cuál es el objetivo con los Niños de la Memoria?

-Mi meta es educar a las personas en los Estados Unidos, que sepan por qué el gobierno americano apoyó al gobierno salvadoreño, capacitando a los soldados, donde ocurrieron más de 150 masacres en la población civil. Soy una ciudadana que paga sus impuestos y, sé que tenemos un grado de responsabilidad de lo que ocurrido, pero hay mucha gente en mi país que no sabían lo que pasaba en el suyo. Algunos salvadoreños tampoco estaban conscientes sobre lo que ocurría en áreas rurales, sería importante educar a las personas y creo que para reconciliarse, todos debemos estar de acuerdo para pedir el perdón por lo que ocurrió.

¿Cómo se abordó un tema tan espinoso del pasado en nuestro país?

-Lo que ocurrió con estas niñas y niños fue chocante, pero el tema, puede ser una ventana para considerar otras violaciones a los derechos humanos que afectaron a estos infantes que vivieron las masacres y fueron literalmente vendidos a los Estados Unidos.
Es una manera de capturar la atención de personas para que consideren que esta situación tan terrible, que ocurrió hace más de una década, aún no esta resuelta. Nuestra meta con el documental es estimular el diálogo, llevar el tema al debate y buscar la verdad de lo que pasó, para resolver las cosas pendientes de la guerra.

¿Cómo lograr este nivel de conciencia con  la gente?

-Involucrándola, si la gente no sabe lo que pasó, es difícil o imposible lograr una conciencia que nos lleve a la reconciliación, sin información de ambos lados, es imposible lograr un estado de paz. Hay conflictos en otros países que lo han demostrado.

¿Cómo se articula la historia de tu documental?

-Son tres historias por medio de testimonios de las tres familias; la primera es de Jamie Harvey  adoptada por una familia judía en los Estados Unidos. La segunda, es la narración de Margarita Zamora, investigadora de Pro Búsqueda, que ahora se dedica a buscar a niñas y niños de otras familias, así como su propia familia que perdió en la “Guinda de Mayo”, (madre y cuatro hermanos). Y al final, tenemos a Salvador García, agricultor que vive en Usulután, él perdió a su familia en la Masacre de La Quesera, municipio de San Agustín, Usulután, pero el cuerpo de su hija Cristabel de 8 años, nunca fue localizado, por lo que ha emprendido su búsqueda.

Ellos  cuentan sus historias y nosotros aprendemos que fue lo que ocurrió en la guerra, y presentamos a la vez películas y archivos (noticias) de lo que ocurría en los Estados Unidos.

Esto incluyó el debate del Congreso y el expresidente (Ronald) Reagan, esto fue un gran desafío para nosotros lograr que la inclusión del contexto histórico, no fuera completamente aburrido, y que mantuviera el interés, porque es una información muy pesada.
No obstante,  conseguimos una manera de presentar la información suficiente, para que personas que no sabían nada de la guerra (años ochenta) sepan algo ahora y entiendan lo que pasó de una manera aceptable.

Entiendo que Jamie Harvey que busca a su familia, vendrá a la presentación del documental -Jamie fue un caso interesante desde el inicio en que nos contactamos, al iniciar mi trabajo en el documental en el 2007, visité una amiga que trabaja en publicaciones y le comenté mi proyecto, que buscábamos niños y niñas adoptados durante la época de la guerra, que vivieran en los Estados Unidos y quisieran contactar a sus familias biológicos para filmarlos.

Ella me contó que había una joven (Jamie) que podría estar trabajando en una agencia del gobierno de los Estados Unidos, que  diseña las publicaciones y que comentó una vez,  que era salvadoreña y que estaba buscando su familia, pero no tenía una idea de cómo buscarlos, realmente no tenía esperanza.

Cuando la contacté en la ciudad de Washington, reconocí que tiene una imagen muy salvadoreña, pero no habla español creció dentro de una familia muy agradable judía, nos conocimos y le pregunté si quería participar en el documental y aceptó. Ella representa la niñez que quiere conocer las circunstancias de su desaparición y  el origen de su adopción.

¿Fue una adopción irregular?

-Claro, no hay información de ella, no existe un certificado de nacimiento con su nombre salvadoreño, el certificado les fue emitido con el nombre que le dieron sus padres adoptivos. Su familia narró que fue una mujer y su esposo, que era abogado salvadoreño, y manejaban las adopciones; en la película veremos el testimonio de la familia adoptiva de Jamie, que dan testimonio que cuando llegaron a El Salvador a buscarla;  fueron a la casa de esta señora y habían muchos otros bebés listos para irse. Es muy probable, que por esos indicios la adopción de Jamie fue irregular , y  por eso, muchas personas quieren que los archivos del Ejército sean abiertos, porque sin duda hay información de las adopciones. Sabemos que Jamie  nació a finales de mayo, porque su familia (Harvey) llegó por ella en julio, y en los ochenta hubo muchos operativos y es posible que las circunstancias de ellas, sea por un operativo del ejército, una masacre o un enfrentamiento o algo así.
¿Se podrá sensibilizar a una población que adolece de su memoria histórica? -Es posible que haya información en los archivos del Ejército salvadoreño, si un bebé fue llevado o quién se lo llevó,  eso es una esperanza de parte del grupo de producción.

Y es que, los soldados mismos tienen memoria,

-los archivos pueda que existan o no- pero ellos, recuerdan lo que pasó, algunos ya han hablado con ProBúsqueda y otros con la Comisión Nacional Búsqueda, ayudando a localizar niñas y niños, entre los ochentas cuando pasaron la mayoría de masacres.

Ahora, esos soldados con más de 50 años de edad, son abuelos y sus nietos y nietas, ahora tienen las edades de esas niñas y niños que fueron desaparecidos a raíz  de las masacres;  la mitad de los niños sobrevivientes a estas tenían el rango de edad de  2 años o menos; nuestra esperanza es que a través, de este documental, estos abuelos se interesen en compartir sus memorias para ayudar a estas familias en búsqueda y terminar con su dolor.

Fuente: Diariocolatino

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