El deseo de ser madre o padre significa estar dispuestos a cuidar y proteger a un bebé indefenso. Cuando se adopta a un niño su necesidad de protección y amor es mayor que la de un hijo biológico que no ha pasado por el trance del sentimiento de abandono.
Los niños que son adoptados, aunque tengan pocos meses, han crecido con otras personas cuyas costumbres pueden ser muy distintas a las de los padres que los acogen. Es necesario un tiempo de adaptación para todos los miembros de la familia.
Asimismo se deben tener en cuenta posibles trastornos psicológicos o de salud derivados de las circunstancias que provocaron su donación en adopción, por lo que pueden ser niños desnutridos o que presenten una enfermedad genética o por contagio de la madre biológica. Ello influirá en su desarrollo físico y su carácter, los padres que deciden adoptar deben estar preparadospara esta posible situación.
El tiempo que necesite cada niño para habituarse a su nueva vida dependerá de las experiencias que haya vivido en el pasado y del apoyo que reciba de sus padres, así como de la edad. Los padres adoptivos deben conocer las costumbres del país de procedencia del niño o la niña, el entorno en el que ha sido educado y el idioma.
La comunicación será fundamental, por lo que deberán comprender la forma en que los niños expresan sus sentimientos, muy probablemente en los primeros tiempos de la adopción serán de enfado, negación o depresión.
Los padres adoptivos también pueden experimentar confusión ante las reacciones de su hijo, por lo que deben pedir ayuda cada vez que sea necesario. Deben tener en cuenta que si hubiese sido su hijo biológico no tendrían ninguna garantía de que se convirtiese en el niño ideal.
Antes de la adopción es necesario cambiar algunos hábitos, vivir el tiempo de espera como si se tratase de un embarazo, con lo que deberán cuidarse, adecuar la casa, preparar a familiares y amigos para la llegada del niño, elegir escuela, pediatra y sentirse realmente padres.
Fuente: Blog-revista Nosotras
