Y en el periodo de adaptación ¿quién cuidará a nuestro hijo?

 

Después de haber vivido intensamente todo el proceso de adopción, nos vamos haciendo con la situación. Y cuando parece que todo va bien, la baja maternal se acaba…en pleno período de adaptación ¿Quién cuidará al niño?

Hay que volver al trabajo. Abuelos, cuidadores, colegio… ¿Cuál es la mejor opción? La decisión no es nada fácil, por eso es algo que hay que reflexionar muy bien, teniendo en cuenta las ventajas e inconvenientes de todas las posibilidades.

El objetivo principal en el periodo de adaptación es comenzar a establecer los vínculos afectivos. Por supuesto que también lo es adaptarse a los nuevos hábitos, a los nuevos horarios, a las nuevas costumbres, pero sobre todo afianzar los vínculos, sentirse seguro, establecer referencias.¿ Cuánto tiempo tardará ese proceso?

No existen tiempos para la formación de vínculos. Ojalá fuera así. Unos niños empiezan a establecerlos antes y otros más tarde, unos niños necesitaran más tiempo y otros menos, pero lo que es seguro es que dieciséis semanas de baja maternal no es suficiente para establecerlos y consolidarlos. Tanto el niño como los padres se encuentran en plena construcción de sus vínculos, todavía siguen conociéndose. Lo ideal sería poder seguir juntos, pero no siempre es posible. Existen varias alternativas:

Guardería/Escuela Infantil:

Si pensamos en la solución ideal, esta sería que en vez de a una guardería, el niño fuera a una escuela infantil. Aunque en nuestro lenguaje coloquial utilizamos indistintamente uno u otro término, guardería y escuela infantil no son lo mismo. En una guardería se atienden fundamentalmente las necesidades básicas de los niños. Sin embargo, en una escuela infantil se contempla el cuidado y educación de los niños, teniendo en cuenta sus necesidades particulares, manejando un proyecto educativo y trabajando en base a unos objetivos concretos. Suelen estar dotadas de más y mejores recursos que las guarderías y la formación de los educadores debe ser más amplia.

¿Puede tener algún problema el niño en la escuela infantil?

En un principio podría ocurrir que el niño lo asociara con su estancia previa en una institución, ya que físicamente ambos centros pueden tener un aspecto similar: un lugar grande con muchos niños y cuidadoras. En muy poco tiempo se va a dar cuenta de que no tienen nada que ver, que la escuela infantil es un sitio estupendo,muy divertido y lo más importante, que todos los días su mamá le viene a recoger y vuelven juntos a casa. Como cualquier niño que inicia su escolarización, durante los primeros días e incluso semanas pueden aparecer conductas como problemas de sueño, incremento de la dependencia, etc. Es normal y pronto desaparecerán.

Importante

Ir antes a la escuela infantil con nuestro hijo para que se familiarice con el espacio y las educadoras. Es esencial que el niño tenga un periodo de adaptación Explicar al niño, aunque sea muy pequeño y creamos que no se entera, qué es lo que va a pasar. Hay que despedirse de él y no desaparecer en cuanto esté distraído. Y por supuesto, decirle cuando vamos a volver a recogerle. No vale decirle una hora, ya que los niños pequeños no tienen adquirido todavía el sentido del tiempo como nosotros, sino después de que actividad vendremos: después de la siesta, después del recreo….

Y sobre todo escoger muy bien la escuela infantil. No guiarnos solo por el precio o la cercanía, aunque en la práctica sean cosas importantes. La organización del espacio, la formación del personal, el número de niños por aula, la cantidad de educadoras, el tipo de proyecto educativo, la capacidad de adaptarse a las necesidades del niño, etc., es lo que realmente nos indicará si el centro educativo es un buen lugar para dejar al niño.

Tiempo en casa

Cualquier cambio en las rutinas del niño supone una alteración, y el inicio del a Escuela Infantil es un gran cambio.. El niño puede estar más irritable, presentar problemas de sueño, una dependencia aún mayor… Es normal. Necesita comprensión, atención, saber que estás ahí, que no te vas a marchar, que le sigues queriendo, que le atiendes… Con su comportamiento no nos está castigando ni pretende hacernos chantaje, simplemente necesita un acercamiento mayor, necesita sentirse querido, «mimado».

Si además come en el centro ¿Qué supondrá?:

Cuanto más tiempo pase en la escuela infantil, más intensos pueden ser los síntomas, pero no por el hecho de comer fuera de casa, sino simplemente porque está menos tiempo con sus padres. El ritmo de vida que llevamos hace que tengamos que utilizar este tipo de recursos y aunque con quién mejor está el niño es con sus padres, normalmente no implica dificultades añadidas, siempre y cuando se haya llevado un adecuado proceso de adaptación y el tiempo compartido con los padres sea de gran calidad, de modo que el niño se sienta seguro y querido.

Mayorcitos.

En los niños más mayores hay que tener aún más en cuenta sus experiencias anteriores para ayudarles en su proceso de adaptación. En ocasiones la escolarización es totalmente nueva para el niño y tanto las normas como las habilidades requeridas le son desconocidas. Será muy importante escoger un buen centro educativo con profesores sensibles y preparados, que pueda responder adecuadamente tanto con la adaptación curricular como con cualquier necesidad individual educativa del niño.

En estas edades puede haber un problema añadido, que es el idioma. Aunque suelen aprender más rápido de lo que nos imaginamos, una buena estimulación es esencial. Desde el principio es muy importante hablar con el niño, contarle todo lo que hacemos y responder a sus intentos de comunicación, sin mostrarnos impacientes ni adelantarnos continuamente a sus deseos. También es frecuente encontrarnos con rabietas debidas a las dificultades en la comunicación. Un niño acostumbrado a entender y que le entiendan, y que de pronto se encuentra en un nuevo entorno en el que no puede comunicar sus deseos y necesidades, puede tener «rabietas» debidas a la frustración que le produce la situación. Es importante entender lo que el niño está pasando y ser capaces de ponernos en su lugar para poder ayudarle.

Conductas inadecuadas:

Es muy importante hablar con los profesores y educadores para hacerles comprender algunas conductas. Muchas veces el niño puede tener conductas inadecuadas, pero no es consciente de estar haciendo algo mal, simplemente reproduce aquello que en el orfanato le servía. Necesita que le muestren la forma correcta de hacerlo y no que le censuren por haberlo hecho mal.

Autonomía

Aunque deben tener ciertos conocimientos sobre la psicología y el desarrollo infantil, los profesores no son expertos en adopción, por lo que debemos informarles de algunos aspectos importantes. Cuando un niño comienza a establecer la relación de apego con sus padres,muestra una gran dependencia en su relación con ellos. Eso no es malo, sino todo lo contrario, es algo normal en las primeras fases de establecimiento del apego. Hay niños que llegan siendo muy autónomos, comen solos, controlan esfínteres, se visten y de repente dejan de hacerlo, quieren que su mamá les vista, les de la comida… No pasa nada, simplemente necesitan sentirse cuidados, mimados, queridos, quizá recuperar y sentir lo que no han tenido antes.

Lo mismo puede ocurrir en el centro escolar, hay niños que se muestran muy dependientes en la relación con los educadores y prefieren estar junto a ellos en lugar de relacionarse con sus iguales. Es una fase que irá desapareciendo poco a poco, según el niño se sienta más seguro tanto a nivel emocional como en sus recursos y competencias para relacionarse con el resto de niños en igualdad de condiciones.

Límites

La vida en un orfanato es muy diferente a la que un niño tiene en un hogar., y puede implicar dos conductas totalmente diferentes. Una de ellas es el caso de aquellas instituciones que tienen una disciplina muy rígida y el niño está acostumbrado a tener absolutamente todo marcado y normalizado, sin flexibilidad ni oportunidad de hacer otra cosa que la que la persona de autoridad exige. El niño espera que se le guíe continuamente sobre lo que puede y no puede hacer, mostrando conductas estereotipadas.

En el otro extremo estarían las instituciones en las que las normas son muy básicas, o ni siquiera existen, y el niño aprende a sobrevivir con las conductas que le ayudan a conseguir aquello que necesita. Al llegar al nuevo contexto le cuesta aceptar los límites que se le imponen. En ambos casos es esencial establecer un buen marco de referencia, de límites y formas correctas de actuar. El niño tiene que aprender que las normas son necesarias y que hay que cumplirlas por razones importantes, pero también que se cuenta con su opinión. Esto no se aprende de un día para otro y requiere mucha paciencia y comprensión por parte de padres y educadores.

Los abuelos.

Los abuelos se han convertido en grandes «canguros» y son en la mayoría de las ocasiones una opción excelente. La afectividad, el cariño y la atención las tenemos garantizadas. Sin embargo, a veces puede implicar algún problemilla, ya que cada persona tiene una forma diferente de educar. Aunque no podemos pretender que la educación de los abuelos sea igual que la de los padres, sí es importante dejar claros cuales son los límites y hábitos que se deben mantener en cualquier caso. No dejará de sorprendernos que juegos y canciones totalmente anticuadas para nosotros serán una gran diversión para nuestros pequeños. Tampoco hay que tener miedo a que los abuelos mimen demasiado. Además, si el niño pasa mucho tiempo con ellos, no les quedará más remedio que ponerles algunas normas. Debéis aceptarlo y no quitarles autoridad, pues eso les desacreditaría delante del niño, que enseguida sabrá como utilizarlo.

Importante:

Mucho diálogo y comunicación, contadle a los abuelos la importancia de tener un mismo criterio ante determinadas conductas del niño Dejadles por escrito todos los datos importantes, como la proporción de leche para el biberón, la cantidad de vitamina que debe tomar, las horas de las comidas, etc… pero no caigáis en la tentación de hacerles un «libro de instrucciones», ¡ya saben lo que es criar a un hijo! Haced saber a los abuelos lo mucho que os ayudan, están haciendo un gran esfuerzo y les gusta sentirse valorados. Hablad claramente con ellos sobre  la adopción. A veces los abuelos suelen ser muy protectores y les cuesta quitarse de la cabeza y del vocabulario el consabido «pobrecito» cada vez que se refieren al niño, o el «cuanta hambre habrá pasado» cada vez que el niño se toma todo el biberón o les pide más macarrones.

Contratar a una cuidadora

A veces no hay otro remedio y si se hace bien no tiene por qué ser una mala opción, siempre y cuando no se pretenda que además de cuidar al niño, limpie la casa, planche… Hay que tenerlo claro: o cuida al niño o limpia la casa, pero no quererlo todo. Lo importante es elegir bien a la persona, tener referencias, estar seguros de que le gusten los niños, que entienda sus necesidades, que sepa jugar además de cuidar y que disponga de recursos para actuar ante una emergencia. El niño va a pasar mucho tiempo con ella por lo tanto va a suponer una importante influencia en su relación con el entorno. Antes de dejarles solos es necesaria una adaptación previa: debe venir unos días antes, que el niño y ella vayan conociéndose, que conozca los hábitos del niño, su carácter, la forma en que se hacen algunas cosas, etc. Aunque parezca una tontería, es importante que hable bien español (muchas cuidadoras son extranjeras y su dominio del idioma es escaso) El aprendizaje adecuado del lenguaje es básico para el desarrollo de cualquier niño, pero aún más para un niño de adopción internacional, que se encuentra de repente en un contexto lingüístico diferente al suyo previo. Da igual que sea muy pequeño, aunque el niño no hable todavía, su cerebro está desarrollando sus capacidades lingüísticas en función de la calidad estimular que le rodea.

No tengáis miedo a que vuestro hijo se vincule afectivamente con la cuidadora. Algunos padres se sienten celosos cuando su hijo quiere que sea la cuidadora la que le vista o le de la merienda. En cualquier caso estar muy pendientes de las reacciones del niño ante la cuidadora y si le veis contento, feliz y alegre cuando ella aparece, seguro que habéis acertado.

Fuente Niños de Hoy

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