Raíces e historia del niño adoptado

Los padres han de transmitir a su hijo su  percepción sobre el país de origen, pero sin olvidar que este dato es esencial  para su desarrollo futuro.

Antes de iniciar el proceso de adopción, como tal, las personas interesadas han de asistir  a un curso informativo que les proporciona su Comunidad. En este encuentro se  facilita a los futuros padres una carpeta con varios documentos entre los que  figura el listado de países con los que España tiene acuerdos para la  gestión legal y administrativa de las adopciones. Este listado cuenta con más de  40 países y la elección no es tarea fácil.

La elección del país de adopción del niño

Cuando el listado llega a manos de los padres contiene una serie de breves  datos sobre cada uno de los países enunciados, aunque no siempre tan completos:  datos históricos resumidos, situación geográfica, volumen de población, tipo de  adopción (plena, parcial, en acogida), tiempo de estancia en el país, posibles  zonas de origen y ECAI (Entidades Colaboradoras de Adopción Internacional)  designadas. Si los padres poseen algún tipo de “predilección” sobre el lugar al  que dirigirse, los datos posiblemente refuercen su elección. Pero tanto para los más decididos como para  aquellos que no tienen alguna duda, es esencial conocer con precisión el régimen  legal de cada una de estas opciones.

La elección que hagan determinará en muchos sentidos cómo se produzca ese  trámite y el impacto social, en su entorno, de ese paso. Hay que tener en cuenta  no sólo la cuestión burocrática, el volumen del papeleo, las obligaciones y  exigencias de cada administración, el coste económico y la duración del proceso,  sino también cuál quiere que sea su relación y la de su futuro hijo con el país  de origen.

Vínculo adoptivo y sentimiento

Las condiciones en las que se produce o tiene lugar la adopción, el tipo de  gestiones a realizar influyen considerablemente en la elección de los  adoptantes. Sin embargo, es inevitable que en la valoración entren otras  consideraciones más ligadas al sentimiento u opiniones sobre unos países u  otros. Por ello, hay que tener en cuenta que establecerá un lazo emocional y  psicológico con el país del que proviene su hijo. Este vínculo o la falta de él  tendrá, deseado o no, una enorme importancia en el desarrollo, la formación y el  perfil social de su hijo.

Como es natural esta impronta no tiene la misma fuerza si la asignación se ha  producido entre los 0 a 3 años o si la edad de encuentro ha sido posterior.  Influye igualmente el hecho de que el niño haya sido cuidado en una institución  oficial del estado o haya tenido un periodo de acogida en una familia del propio  país y la forma en la que se han creado sus hábitos diarios. Es esencial conocer  si el menor tiene una relación familiar previa y ha existido convivencia o si  por el contrario este nexo no se ha establecido.

Cuanto menor sea el niño adoptado mejor será la  adaptación

Cuanto más pequeño sea el niño más fácil será su adaptación a la nueva  realidad. No obstante, es conveniente que los padres adquieran conciencia de que  la necesidad del niño de encontrar un sentido a su historia y crear esa conexión  con su origen, se manifestará tarde o temprano. Este sentimiento produce en el  niño una sensación de inseguridad, una falta de referencia vital y un fuerte  encontronazo con su realidad cotidiana. Este aspecto se potencia si existe una  diferencia entre la raza y el origen de los padres y de su hijo.

Es conveniente que los padres hagan un esfuerzo por conocer la cultura de la cual proviene el niño. En  ocasiones, se tiende a instrumentalizar el proceso, el viaje y la estancia en el  país al que se dirige la petición de adopción, se entiende como un “paso” obligado que muchas familias intentan que dure el menor tiempo posible. No se  puede olvidar que a pesar de que el desarrollo y evolución futura del niño sea  en el país de adopción, su lugar de origen es inseparable de su propia razón de  ser.

Hablar al hijo adoptado de sus orígenes

Una de las cuestiones que más preocupa a los padres adoptivos es el momento  en el que “revelarle” a su hijo que es adoptado. Bajo el supuesto de que este  niño haya sido adoptado en sus primeros años de vida, esta preocupación siempre  latente en los padres, en el niño no constituye un elemento tan central en torno  a su percepción del “yo”. El bebe comienza a ser consciente de sus diferencias,  si estas existen, desde el primer año de vida.

A medida que va pasando el tiempo y el niño posee un mayor control sobre sus  capacidades sensomotrices, su conocimiento del entorno se hace más preciso y  crece su curiosidad comparativa sobre el “otro”. De esta forma estas “diferencias” le resultan visibles muy rápidamente.

Así, será el propio infante el que haga notar estas desigualdades y requiera  a sus padres una explicación. A la hora de proporcionarle e ir ampliando  estos datos, hay que tener en cuenta que nuestras palabras se ajusten, no sólo a  lo que pueda comprender sino a lo que en ese momento necesita o desea conocer.  El mismo marcará el ritmo y tan equivocado puede ser intentar “huir” de ese  momento, como querer proporcionarle un “exceso” de información.

Ser honestos y claros respecto al proceso de adopción

Sin embargo, hay que evitar caer en la tentación de ofrecer estas  explicaciones desde nuestro punto de vista y teniendo como punto de partida la  búsqueda y el deseo de los padres. Antes de nuestra llegada ese niño ya tenía su  propia historia y es él el que tendrá que ir construyéndola con nuestro  apoyo.

Cuando llegué el momento es aconsejable ser lo más claro, sencillo y abierto  posible en función de la edad y exigencias del niño. En todo caso, lo normal  será que existan vacios que sea imposible completar y sólo a lo largo de los  años puedan encontrar una explicación en la experiencia.

Autor: Ignacio Girón Puente

Fuente: Ser Padres by Suite 101

 

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