Modelo Pikler-Lóczy de atención a la infancia

Emmi Pikler, pediatra húngara, especialista en atención familiar, asumió la dirección de una sala cuna, ubicada en la calle Lóczy, donde vivían niños y niñas huérfanas, producto de la II Guerra Mundial.

Junto a un equipo de profesionales y cuidadores, Pikler desarrolló un modelo de atención que buscaba ofrecer a los niños que ahí se criaban, una experiencia de vida que preservara su desarrollo y evitara las carencias dramáticas que puede crear la ausencia de un lazo significativo con los padres.

El modelo Lóczy consiste en construir una relación de profundo interés de parte del adulto (cuidadora) hacia el niño. De esta forma, se logra un desarrollo afectivo y mental sano, en el que el niño logra establecer vínculos profundos, duraderos y significativos, y más tarde, es capaz de llevar una vida de familia normal.

Los principios básicos de este modelo son:

  • Valor de la actividad autónoma
  • Valor de una relación afectiva privilegiada
  • Necesidad de favorecer en el niño/a la toma de consciencia de sí mismo y de su entorno
  • Importancia de un buen estado de salud

La actividad autónoma del niño es vital en este modelo, por lo que se exige un espacio pensado y organizado que considera los siguientes elementos:

Elementos Básicos del Modelo Pikler- Lóczy:

1. Reconocer y respetar los ritmos de vida del niño. Los tiempos de actividad independiente y los tiempos de descanso en la cama deben ofrecerse en el momento en que el niño los necesite. Las cuidadoras deben conocer los gustos, intereses, capacidades y  dificultades de cada niño en particular.

2. Función de observación. Para el logro de un conocimiento íntimo del niño, es necesario que cada cuidadora mantenga una atención constante sobre él, lo observe y deje por escrito lo que sucede, para así después compartirlo con el resto de las personas que cuidan a ese niño en particular.

La observación compartida es un instrumento que permite asegurar y desarrollar el conocimiento del niño y la calidad y la coherencia de los cuidados.

3. Lugar y contenido. Es indudable que el niño necesita una relación estable y cálida con el adulto. En Lóczy, el niño no prescinde de una relación humana. Muy por el contrario, se tiene un enorme cuidado en beneficiarlo con una relación estable e íntima con las mismas tres o cuatro cuidadoras, a lo largo de su estadía. El niño no está abandonado, está  en una interacción indirecta y a distancia con su cuidadora que lo ve de lejos, que lo oye y que le regala ese espacio de juego y de libertad, en el que ella no interviene directamente pero que ha organizado para él, con conocimiento de sus intereses, de sus capacidades y sus límites.

Fuente: Fundación San José

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