Unos 150 niños viven en centros de menores a la espera de ser acogidos

Vivir con la familia biológica no siempre es garantía de una infancia feliz. A veces, es sinónimo de todo lo contrario. Crecer en un entorno desestructurado, ser víctima de abusos o malos tratos, de negligencia en el cuidado o sufrir la muerte de los progenitores puede llevar a los servicios de protección de menores a actuar para asumir la tutela de un niño. En estos casos, los chicos, ya sean bebés o adolescentes, dejan automáticamente de vivir con sus padres para trasladarse a un centro de menores y de ahí, cuando hay suerte, a una familia de acogida.

El acogimiento es una fórmula que permite a los menores evitar que su infancia suponga una peregrinación por centros de menores y la posibilidad de rehacer sus vidas en un entorno familiar. Aunque la primera opción que se baraja cuando se produce una declaración de desamparo es el acogimiento en familia extensa (normalmente abuelos o tíos), esta vía no siempre es posible, por lo que se recurre a la generosidad de familias ajenas que deciden hacerse cargo de los menores. En la provincia de Córdoba hay 22 niños menores de siete años y 139 que superan esta edad que viven de forma permanente con una familia que no es la suya frente a un total de 79 que lo hacen con parientes. …

Publicado el 17/06/2012 en Diario Córdoba

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