A principios de siglo comenzó en Galicia una curva ascendente en los procesos de adopción internacional. Decenas de familias fijaron sus ojos en China, en Rusia o en Etiopía para rescatar a un menor e iniciar la aventura de educarlo. En pocos años, la demanda llegó a quintuplicarse con un pico en el 2006 de 332 preasignaciones. La mayor parte de esos chavales está hoy viviendo una infancia feliz y tranquila en algún punto de Galicia. Son niños distintos pero normales, aunque todos tienen una herida común, mejor o peor cicatrizada: en algún momento de su vida anterior fueron víctimas de un abandono.
Incluso cuando la adopción se produce en los primeros días de vida, el hecho en sí constituye un déficit en la construcción de la identidad y el carácter del individuo que complica sus procesos madurativos. En comunidades como Cataluña, donde el bum de la adopción internacional comenzó unos años antes, la llegada a la adolescencia de todo este colectivo se ha convertido en un problema serio, que ha cogido a muchas familias desprevenidas: «En Galicia esperamos un período crítico nos próximos años, con un importante crecimiento en la demanda de ayuda profesional», reflexiona Nuria Lago, codirectora del gabinete psicopedagógico Paradoxo, en Pontevedra.
Actividad creciente
De momento, el tema se ha puesto de moda entre el colectivo, con la celebración de charlas y talleres desde el año pasado en varios puntos de Galicia. La Fundación María José Jove dedicó todo un curso en el 2011 a la formación de las familias para enfrentarse a algunas aristas en el hecho adoptivo que no habían previsto. «No solo ha sido útil a las familias, también hubo talleres para profesores. Algunos nos decían que se enfrentan a situaciones que no sabían resolver», explica el coordinador del proyecto, Daniel Martínez. Esas situaciones giran normalmente sobre la búsqueda de respuestas para una parte de su vida de la que no saben nada o casi nada y que, en muchas ocasiones, es casi imposible de averiguar: ¿Quiénes fueron mis padres biológicos? ¿Qué les pasó? ¿Cómo eran?
Las complicaciones se agravan en el propio hecho del boom. Todos los expertos están de acuerdo en que el descenso en el número de adopciones no está relacionado solo con la crisis. Hoy en día, los filtros provocan que el número de renuncias durante el proceso sea muy superior al que se daba en los años durante los que la Administración se vio desbordada por las solicitudes que no hacían más que crecer: «Hay una mayor formación a las familias», admite un experto confirmando la impresión de todos los consultados. Es decir, no todas las que adoptaron en aquellos años estaban realmente preparadas para lo que se les venía encima.
Algunas, las que iniciaron el camino de la adopción internacional en Galicia, ya están o han pasado por el trago: los problemas propios de la adolescencia, mezclados con el hecho adoptivo y, muy posiblemente, la cuestión racial. Una bomba para la que son necesarias herramientas.
En lo que los expertos están de acuerdo es en que los problemas disminuyen en la medida que es mayor la disposición de los padres para resolver las dudas de sus hijos. Cuando el hecho adoptivo se comenta con naturalidad, los menores afrontan mejor su desarrollo emocional.
Fuente: La Voz de Galicia
