El orfanato de Mama Tunza en Nairobi, premio Internacional Solidaridad 2012

En el barrio de Kibera, Nairobi (Kenia) muchos niños deambulan por las calles sin más alternativas que los basureros, la droga y la prostitución.

La suerte de estos menores cambió en 1997 cuando la enfermera keniana Dimina Khasiala -más conocida como Mama Tunza-, volviendo a casa después de trabajar encontró en un contenedor un bebé abandonado. La suya es una historia hermosa. Lo llevó a su casa, lo curó y fue a entregarlo a un centro policial que no quiso hacerse cargo. A los pocos días, un anciano le visitó con otro bebé que se había encontrado y, más tarde, una mujer dio luz en casa y abandonó allí al bebé que acababa de tener, infectado con el virus del VIH. Abandonó su trabajo y decidió levantar con la ayuda de amigos, familiares y vecinos unos barracones por los que han pasado más de 350 niños huérfanos a las afueras de la capital.

La cadena solidaria ha tenido eco internacional y ha llegado hasta Navarra con más de 350 apoyos. En esta edición se han presentado 21 candidaturas. Mama Tunza (madre que te cuida en swahili) fue reconocida ayer con el Premio Internacional Navarra a la Solidaridad 2012 con el proyecto Mama Tunza Children’s Centre, el centro de menores levantado en las calles de Kibela, el barrio más pobre de Nairobi, donde esta mujer analfabeta y madre coraje atiende actualmente a más de 200 niños huérfanos. Los más pequeños son cuidados por los mayores en sus ratos libres y a los mayores les cuida ella. Según recoge la candidatura, presentada por la ONGD Promundi 3, Ecowildlife Travel y Kobo Safaris, Mama Tunza quiere que sean «personas de provecho» y, por eso, cuando se les acaba la gratuidad de la escuela, acude a las empresas turísticas de Nairobi para que estas se hagan cargo de los 300 dólares que cuesta cada matrícula

El centro no dispone todavía de luz ni de agua corriente. El dinero del premio se invertirá en adecuar sus instalaciones para acoger más huérfanos, pagar sus estudios y comprar carne y algo de pescado para que los niños y niñas puedan tener una dieta más variada, más allá de las sopas de arroz y verduras, que conforman su dieta habitual.

Según explicó José Luis Ribera, director de la agencia de viajes Ecowildlife, se trata de un barrio con un índice de delincuencia brutal. «Son niños que aparecen en una comisaría de policía, en un contenedor de basura o incluso que han sido recogido una mona en su barriga…», sostiene. Desde su compromiso con Mama Tunza a los turistas que acuden de safari a Kenia se les da la opción de conocer el proyecto y de colaborar. «Con la excusa del elefante y del león estamos construyendo un campamento precioso…», remarca. Les llevan donativos o material que se compra en el mercado de Nairobi. «Cuando cumplen la mayoría de edad de 16 años ya no se pueden escolarizar, lo que se hace es conseguir pagarles las matrículas y se van a Nairobi a pisos compartidos para hacer el segundo ciclo, pero algunos de esos niños mayores vuelven los fines de semana al centro para ayudar a los niños más pequeños», remarcó. De hecho, las primeras construcciones desaparecían porque la gente robaba por la noche de la miseria que había…». A través de Ecowildilife y otras dos ONG han conseguido en estos años comprar un terreno y montar una escuela en las afueras de Nairobi, en el valle de Ngong, célebre por la película Memorias de África. Si no vas a ir a Kenya, se puede colaborar haciendo donaciones a través de PROMUNDI, indicando «Proyecto Orfanato Mama Tunza», en la cuenta abierta para este centro en La Caixa nº C/C 2100-0802-49-0200784380.

Fuente: Noticias de Navarra

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