«Yo no creo en guetos; No creo que las niñas chinas tengan que ir juntas a clase de chino»

Tenía quince años cuando vio el reportaje sobre las llamadas «habitaciones de la muerte» en China y ese documental le impactó. Ya entonces pensó que le gustaría adoptar, pero tenía 28 cuando se decidió a materializarlo. Aquella primera solicitud no fue aceptada porque China establecía una edad mínima de 30 años.

-¿Por qué optó por China?

-En realidad cuando me decidí a adoptar no me importaba el origen. Pero después de informarme, China tenía el proceso más transparente. Asignaban una ficha de entrada de tu expediente y podías ver cada mes las asignaciones en orden; además en aquel momento era el proceso más rápido.

-¿Qué fue lo más duro?

-La espera. Porque aunque cuando empezamos se suponía que tardarían seis meses, al final fueron casi dos años. Cuando estás esperando un hijo biológico tú ya sabes cuándo va a nacer y puedes organizar tu vida en torno a eso. Pero volvería a repetirlo, porque Sunai es lo mejor que me ha pasado en la vida, sin duda.

-¿Tenía alguna preferencia por edad o sexo?

-La edad del niño se asigna dependiendo de tu edad, y lo del sexo, aunque hubiera podido no me hubiera gustado elegir, igual que no eliges cuando es biológico. Hay gente que piensa que llegas al orfanato, ves a los niños y dices: «quiero este», como en un supermercado. No es así y además sería injusto para los niños que fuese así.

-¿Sabe que es adoptada?

-Se lo he dicho desde siempre. No quiero que lo sepa por alguien de fuera. Lo hago adaptándolo a su edad, como un cuento, le explico que ella nació en China y que fuimos en un avión a buscarla… y le encanta escuchar la historia. Si me pregunta por qué vive aquí, yo le explico que yo también nací en Euskadi y ahora vivo en Ourense. Con el tiempo irá sabiendo más.

-¿Y la desconexión cultural?

-Yo no creo en guetos, no me parece que las niñas chinas tengan que ir juntas a clase de chino. Ella vive aquí y pertenece a esta cultura. Habla castellano, gallego y yo le hablo también en euskera, mi lengua materna, como cualquier madre biológica. Si un día quiere aprender chino, lo hará como si quiere aprender ruso.

-¿Y si quiere irse?

-Si quiere conocer su país yo encantada, y si se enamora de alguien de allí o decide quedarse, pues no supone ningún trauma. Yo también me vine a vivir aquí. Eso es natural y no creo que influya ser adoptada.

Fuente: La Voz de Galicia

Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest