¿Es tu verdadera hermana?

Artículo de Barbara Meltz, traducido y adaptado por postadopcion.org

En las familias donde los niños llegan por nacimiento y por adopción internacional, no se trata simplemente de un nuevo miembro sino también de una nueva cultura. Se necesitarán ajustes tanto en el seno de la familia como en la comunidad. Veamos como ayudar a los niños a enfrentarse al mundo -y entre ellos-.

FUERA DE CASA:

1. Prepárate para perder anonimato y privacidad. “Cuando estés en público, no puedes escoger y elegir qué revelar a otros,” afirma Kim Stevens. “Sabía que llamaríamos la atención tras adoptar a May”, señala Deidre Sassaman, “pero no estaba preparada para que fuera tanto.”

2. Prepara a los niños. Antes de la llegada de un hermano de otra raza, conviene hablar con ellos sobre los comentarios que escucharán y las preguntas que les harán. No dejes que le pillen por sorpresa. Habla abiertamente con ellos sobre vuestras decisiones y los valores de tu familia. También es buena idea tener conversaciones simples en torno a las diferencias. Poco después de la llegada de su hermana, cuando un compañero de clase de le espetó “¡Ella no es tu verdadera hermana!”, Lucía se sintió indignada, pero preparada. “¡Y tanto que lo es!”, contestó, “¡Es mi hermana para siempre!”.

3. Diles la verdad. “Aunque te incomode, no trates de endulzarlo” , recalca Johnson. “Es típico de los padres decir ‘nos miran porque sois unos niños guapísimos’. No, os miran porque sois diferentes. Díselo: ‘nos miran porque nuestra familia es diferente. Nosotros nos vemos todos los días y no lo notamos tanto, pero a ellos nuestras diferencias les llaman la atención”.

4. Enséñales buenas respuestas. Los niños de familias multirraciales se desenvuelven mejor cuando sus padres les muestran  un ábanico de reacciones posibles dependiendo de las circunstancias. “¿Es adoptado?” puede que sea una pregunta sincera, aunque estúpida. Parte del trabajo de los padres es enseñarles una habilidad para desenvolverse en la vida: cómo evaluar los motivos de la gente. ¿Es esta persona sincera o simplemente maleducada? ¿De verdad no sabe o está cargada de prejuicios? ¿Cuál es el tono de la pregunta? ¿Cómo es su lenguaje corporal? Si alguien está siendo maleducado, puede ser apropiado simplemente darle la espalda y alejarse –y entonces hablar sobre ello con tu hijo. Si una pregunta es sincera, pero equivocada o inadecuada, puedes contestar «este no es un buen lugar para hablar. Si estás interesado/a en la adopción, te puedo dar mi e-mail o mi teléfono para que me llames.»

5. Sal en defensa del hermano que es ignorado. Inclúyele en tus respuestas a las preguntas o comentarios, resaltando a sus ojos que todos tus hijos son igualmente importantes.

EN CASA:

1. Aclara las sospechas de favoritismos. Son un tema recurrente entre hermanos, pero en las familias formadas por hijos biológicos y adoptados hay capas añadidas. Si el niño que fue adoptado llegó primero a la familia, puede pensar «querrán más a este bebé porque se parece a ellos.» Trata los miedos incluso cuando el niño no los exprese verbalmente. Puedes decir: «Algunas personas pueden preguntarse si querremos más a tu hermano porque se parecerá más a nosotros. Nosotros nos queremos porque somos una familia, no por nuestro aspecto.» Si el hijo biológico llegó primero, puede resentirse de la atención que su nuevo hermano consigue. Puedes reafirmarle explicándole que la gente se fija más en él porque viene de otro país, pero que en vuestra familia todos sois importantes, no importa de dónde venga cada uno.

2. Celebrad el pasado y la cultura de todos los miembros de la familia. Todos deben sentirse orgullosos de sus orígenes. Simplemente recuerda que hay que mantener un equilibrio, y que los hermanos pueden llegar a un punto de saturación: “yo no soy chino, ¿por qué me tiene que importar la historia y la cultura china?”. La flexibilidad y el equilibrio son claves. La  trabajadora social Ellen Glazer sugiere tratar al mismo nivel el Año Nuevo Chino o las Navidades, como fiestas que se celebran en familia. Por otro lado, no deberíamos hacer que un niño de nueve años sienta que es una mala persona porque prefiere ir a la fiesta de cumpleaños de un amigo a salir con la familia a comer comida china.

3. Corta de raíz cualquier comportamiento mezquino. Cuando los hermanos se pelean, a veces dan donde más duele. Si oyes por casualidad un comentario racista, llévate al niño aparte y dile que esas palabras no se corresponden con los valores de la familia. A la parte ofendida puedes decirle “tu hermano dice que era broma, pero para mí no es ninguna broma. Voy a tener que estar más atento”. Si temes que el comportamiento continúe en tu ausencia, puedes decirles a tus hijos por separado: “Los hermanos a veces se dicen cosas malas cuando los padres no estamos. Pero eso no está pasando en nuestra familia, ¿verdad?”. De la misma manera, no permitas al más pequeño hacer daño a su hermano mayor que puede no sentirse con derecho a  efenderse. Y mantente alerta para proteger a tus hijos de los familiares que favorezcan a uno u a otro. Una madre relataba cómo cuatro meses después de la llegada de la pequeña pequeña, sus dos hijos se peleaban por un juguete. Kevin, el mayor, gritó: “¡Ojalá te volvieras a China!”. Después de imponerle a Kevin unos minutos de reflexión, la madre le explicó que se apenaría muchísimo si cualquiera de los dos se fueran, porque no importa la manera en que llegaron a la familia, ella los quería a los dos por igual.

Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest