La competencia social. Cómo desarrollarla

Por Mercedes Ruiz Gil. Psicóloga

Para formar personas que sean capaces de escucharse y respetarse, sin recurrir a la violencia, necesitamos educar a los niños en este triple campo: saber pensar, reconocer y controlar nuestros sentimientos, y adquirir los valores morales básicos. Si conseguimos educar bien en los tres campos entonces las habilidades sociales, entendidas como asertividad, es decir, como eficacia y justicia, fluirán sin esfuerzo.

Las habilidades cognitivas que hay que enseñar para que una persona se relacione bien, es decir, para que piense y no embista, son sobre todo estas cuatro: saber definir o diagnosticar los problemas, imaginar el número más grande de soluciones alternativas, prever las consecuencias de lo que a uno se le ocurre hacer o decir y, finalmente, tener la habilidad de ponerse en el lugar del otro, de entender lo que piensa y lo que siente. Se le suele llamar pensamiento causal, alternativo, consecuencial y de perspectiva.

Los niños impulsivo-agresivos e inhibidos no tienen desarrollado el pensamiento alternativo. Los primeros tienen una respuesta agresiva y los segundos una respuesta pasiva. Les cuesta ver que tienen otras opciones o maneras de responder ante los conflictos.

En lo emocional se trataría de enseñar a los niños a conocer e identificar las emociones básicas: alegría, tristeza, enojo, ira, rabia, miedo, envidia y celos, orgullo, vergüenza, aversión, interés, amor,.. y a desarrollar las siguientes competencias emocionales: el autoconocimiento, el autocontrol, la empatía y la asertividad. No se trata de reprimir las emociones sino de conocerlas y manejarlas.

El autoconocimiento: consiste en conocerse a un mismo, identificar y reconocer las emociones que sentimos, los pensamientos que tenemos y las conductas que realizamos. Para desarrollar esta competencia en los niños es necesario hacer preguntas directas e indirectas. Ej: ¿Me relaciono bien con los otros?, ¿Soy capaz de autocontrolarme cuando estoy muy contento o cuando me enfado?, ¿Hablo mal de los otros? ¿Por qué?,…

El autocontrol: podría definirse como “piensa antes de actuar”. Supone un adecuado autoconocimiento que sirve para tomar decisiones correctas sobre las que hacer con las emociones y los sentimientos.

La empatía: Es la capacidad de conectar con los otros tanto en el campo de los sentimientos como de las emociones. Se trata de desarrollar la sensibilidad delante de estados de ánimo, de un mismo y de los otros, tanto positivos como negativos, además de reflexionar sobre ellos. Se trata de ver y sentir lo mismo que los otros sienten o ven.

La asertividad: es una competencia emocional que ayuda a expresar las emociones y sentimientos de forma adecuada. Es un comportamiento activo y no pasivo o agresivo. Ayuda a relacionarnos de manera justa y eficaz.

De manera que si trabajamos estas habilidades cognitivas y emocionales estamos desarrollando la competencia social, es decir, estamos ayudando a hacer que los alumnos adquieran conductas sociales hábiles.

Pero esto no es suficiente, debemos enseñarles valores morales como el respeto, la amistad, la solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia, la paz, la justicia, la bondad, la honradez, la libertad,…

De esta manera, educando en estos tres campos conseguiremos tener personas que sepan resolver los conflictos de su vida de manera asertiva, es decir de manera justa y eficaz.

Bibliografía
Manuel Segura: “Enseñar a convivir no se tan difícil”. Ed: Desclée de Brouwe
Manuel Segura y Margarita Arcas: “Relacionarnos bien”. Ed: Narcea
Formación para la convivencia. Generalidad Valenciana. Conselleria de cultura, educación y deporte.

Fuente: Blog psicopedagógico del CEIP Tomás Albert

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