Cursos previos a la adopción

La adopción es una especie de carrera que exige superar varias etapas para llegar a la meta. Los futuros padres y madres deben cumplir numerosos requisitos legales y demostrar su capacidad para culminar con éxito todo el procedimiento. La relevancia que ha adquirido la adopción internacional en los últimos años ha sacado a la luz la complejidad que entraña el proceso de adopción, a pesar de que la colaboración con otros países ha conseguido reducir los plazos de espera frente a la adopción nacional. (…)

Para iniciar un expediente de adopción es necesario dirigirse a una entidad pública competente. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales tiene registradas a las entidades acreditadas para este fin. En ellas, se ofrece toda la información y asesoramiento que se necesita durante el proceso. Los pasos a seguir comienzan con la propia solicitud de adopción y un estudio psicológico y social de las personas solicitantes para valorar su idoneidad para adoptar. El hecho de que el resultado del estudio deniegue la adopción no debe verse como el final de la carrera. «Una familia no es mejor que otra por ser declarada idónea para la adopción. Sencillamente significa que, en el momento de la valoración, se encuentra preparada para asumir el hecho diferencial de ser familia adoptiva y, además, posee la capacidad suficiente para afrontar, con unas mínimas garantías de éxito, las específicas necesidades emocionales del niño adoptado», explican desde la Generalitat valenciana.

El fin último de la adopción es garantizar la protección de los menores y, por ello, se intenta no dejar ningún detalle al azar. Hay que ser realistas y aceptar que la adopción puede presentar dificultades para las que hay que estar preparados y preparadas. Con este objetivo, tanto las administraciones públicas como las entidades que gestionan la adopción organizan cursos previos a la obtención del certificado de idoneidad. La Directora General de ACI (Asociación para el Cuidado de la Infancia), Blanca Rudilla, detalla cómo en estos cursos «se intenta aproximar a las familias a la realidad del proceso de adopción, ofrecerles unos recursos básicos para enfrentarlo y orientarles acerca de las etapas y posibles dificultades». Las cuestiones que se tratan están relacionadas con los orígenes del menor (cultura del país, política y sociedad), los posibles obstáculos de cada etapa, la preparación del viaje (en el caso de la adopción internacional), el encuentro con el pequeño o pequeña y el proceso de adaptación mutua.

Estos cursos, más bien reuniones formativas, son obligatorios y constituyen un aspecto fundamental a lo largo de todo el proceso de adopción. «Los consideramos imprescindibles», apunta Rudilla, que reconoce que el hecho de que sean obligatorios «genera cierta actitud negativa en las familias, a la vez que acuden encantadas porque les prepara para un futuro próximo que conlleva ciertas particularidades». Respecto a su duración, depende del tiempo de espera, aunque se suelen organizar media docena de encuentros y talleres en los que los futuros padres y madres comparten sentimientos y emociones antes de la tramitación del expediente y después de que éste se envía al país de origen del menor. Este segundo tipo de cursos son responsabilidad de las entidades o de las propias familias, que deben documentarse sobre todos los aspectos de la adopción y formarse en el cuidado de los niños, a veces, de manera autodidacta.

Contenido de los cursos

Los cursos de preparación a la adopción se dividen en varias sesiones. Cada una de ellas se alarga durante un máximo de tres horas. En este tiempo, se anima a las familias a explicar los motivos por los que se plantean la adopción, los aspectos en los que va a cambiar su vida con la llegada de un niño o niña, la conveniencia de hablarles de sus orígenes, los temores que les crea el proceso… «Convertirse en padres y madres es un acontecimiento que genera cierta incertidumbre, por lo que es inevitable que una persona que se enfrenta al cuidado de un niño por primera vez sienta miedo», reconoce la Directora General de ACI.

Las principales preocupaciones tienen que ver con la capacidad para atender las necesidades de los pequeños, conseguir que su adaptación sea lo más fácil posible y facilitarles los cuidados médicos que puedan necesitar. En este sentido, en los cursos se ofrece información pediátrica y se comunica a las familias los datos médicos que se reseñan en el informe de asignación. El asesoramiento está relacionado con cada menor en particular y pretende aclarar los pormenores de cualquier afección, explicar los resultados de una prueba concreta y el alcance de una determinada alteración. Para ello, estas sesiones son impartidas por un pediatra que contrata la propia asociación.

Otros aspectos que se tratan en estos cursos son los dedicados a la educación y atención a la infancia, con las particularidades de cada país. La cultura, la sociedad o la forma en la que se cuida a los menores en las instituciones son factores que pueden variar significativamente entre unos lugares y otros, por lo que conviene saber cómo ha vivido el niño antes de ser adoptado. También se entrega a las familias un listado de palabras traducidas al idioma materno del pequeño para que puedan comunicarse en los primeros encuentros y, si lo necesitan, se les da la posibilidad de acudir a talleres de control de ansiedad. Las emociones que rodean al proceso de adopción pueden derivar en este tipo de sensaciones. «Lo importante -precisa Rudilla- es entender estas emociones como parte natural del proceso, siendo lo ideal aprender de cada sentimiento y experiencia para ganar fortaleza y sabiduría».

Después de la adopción

Existe una idea errónea acerca del final del proceso de adopción. Pese a lo que pueda parecer, éste no culmina con la llegada del menor a la familia, sino que es entonces cuando comienza la verdadera adopción. Por ello, es fundamental que se realice un seguimiento, al menos, en las fases iniciales de la adaptación. La forma en que se realiza este seguimiento depende de las condiciones y requisitos que imponga el país de origen del menor. «Generalmente, consiste en la realización de diversas entrevistas con los miembros de la familia adoptante, a los que se pregunta acerca de los hábitos, relaciones y comportamientos del menor», explican desde ACI. El apoyo a las familias adoptivas incluye, además, un servicio de asesoramiento psicológico para facilitar y favorecer la integración del menor. «Estamos aquí para escuchar y ayudar en todo lo que sea posible, ofreciendo un apoyo incondicional», concluye Rudilla.

Fuente: Eroski Consumer

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