Testimonio de una mujer adoptada desde los 7 años

El testimonio de Asha Miró* en La historia de una adopción…

“… Ellos no nos han dado la vida, pero sí nos han proporcionado su esencia y, con el mismo esmero con que el alfarero modela el barro, nos han modelado como personas.”

“Me estremece la importancia desmedida que tanta gente da al hecho de ser sangre de la propia sangre. Sí, es muy importante, pero también lo es, y mucho, todo lo que viene después, todo lo que mis padres me han dado, una herencia que va más allá de la sangre”

“Me conmueve saber que me hayan deseado tanto, que me hayan querido y que hayan invertido todo tipo de esfuerzos
para llevarme a su casa”.

Fui la elegida y este privilegio, que siempre he tenido muy presente, ha sido una constante, un sentimiento muy vivo en todo momento que hace que ha menudo me pregunté: ¿Y por qué yo?…..

*Asha Miró, fue una niña adoptada por una familia española, vive en Barcelona desde 1974, ha trabajado como maestra y escribió “La hija del Ganges”. La historia de una adopción. Lumen 2003
Asha Miró simboliza, con su preciosa sonrisa, el mestizaje armónico entre la cultura india y la catalana. Asha nació en un pequeño pueblo de la India llamado Shaha no muy lejos de la ciudad sagrada de Nasik, a orillas del río Godavari. Vivió entre Nasik (cerca de Bombay) y Mumbai los primeros seis años de su vida, hasta que en 1974, cuando ella tenía 7 años,  fue adoptada por una familia catalana conformada por Josep Miró y Electa Vega y se convirtió en una ciudadana más de Barcelona. Ha colaborado con distintos programas en el campo de la adopción.
Su interés por la cooperación la ha llevado a participar como voluntaria en campos de trabajo en la India, en Ruanda y en el Estado de Chiapas de México. Ha colaborado en la organización de actos solidarios, conciertos por la paz y jornadas de trabajo y reflexión con jóvenes de todas las procedencias.
En el ámbito de la adopción internacional, se ha convertido en una persona emblemática y su presencia ha sido solicitada en congresos y coloquios sobre adopción así como en cursos de formación de futuros padres adoptivos y en programas de televisión. Además de ser un éxito en catalán y castellano, La filla del Ganges se ha traducido al holandés, al francés y al italiano. A partir del libro, también se ha rodado un documental y se ha inspirado una serie infantil de dibujos animados que se llamará Asha.

-Naciste en 1967 en Shahá, una pequeña aldea de la India, y tus primeros siete años de vida allí fueron complicados ¿cómo los recuerdas y de qué modo llegaste a contactar con Cataluña?

Los recuerdos que tengo de mi infancia son de tristeza, de soledad, y de haber estado viviendo en un orfanato, una gran casa donde viven más de 100 o 200 niños y lo comparten todo, todo lo que tienen. Llegó un momento en que descubrí lo que eran unos padres y luché por tener unos. Y justo en ese momento hubo unas niñas que se fueron adoptadas hacia Barcelona y entonces escuché esta palabra y fue para mí como una palabra mágica. Y pensé que en Barcelona también podía encontrar unos padres y le pedí a una monja que me los buscara y así fue como contacté con Cataluña.

– ¿Y fue por intuición que te atrajo Barcelona?

Sí, porque pensé que si esas dos niñas tenían unos padres en Barcelona seguro que en Barcelona habría muchos padres para mí.
– El rodaje de un documental basado en tu primer libro «La hija del Ganges» te llevó a reencontrarte con dos hermanas biológicas y lo que ellas te enseñaron de nuevo sobre tu historia lo contaste en «Las dos caras de la luna».
Sí, a medida que vas creciendo, aunque tengas el afecto y el cariño de tus padres, necesitas volver a tus orígenes y tus raíces. Este es un viaje a la India que hice con 27 años y que para mí fue muy impactante porque fue un poco como abrir el baúl de los recuerdos. Florecieron todos aquellos recuerdos que tenía de la infancia, tuve que volver a recolocarlos, me encontré de nuevo con gente que me había cuidado de pequeña. Y además fue redescubrir mi país, e incluso a mí me resultaba extraño pensar que yo había estado viviendo ahí siete años de mi vida. Y claro yo, con 27 años, ya era una mujer. Y ver cómo estaban las mujeres en la India para mí fue un shock muy fuerte. Pensar que yo había crecido con una cosa que se llama libertad, con derechos, y que en la India las mujeres no tenían ni siquiera esto. Fue como si me zarandearan y me obligaran de golpe a tocar con los pies en el suelo.
 ¿Y cómo te afectó el encontrarte con tus auténticas raíces familiares?
Para mí supuso saber la historia de verdad, la verdad de lo que me había pasado. Y saber la verdad de las cosas te da, primero, una gran tranquilidad de ánimo porque puedes colocar las cosas y ponerlo todo en orden. Y fue un sentimiento de felicidad porque te das cuenta de que las cosas no pasan porque sí sino porque el destino quiere que sucedan así. Creo mucho en el destino. Y después muy bien. La experiencia es muy dura, pero yo siempre recomiendo a todo el mundo que busque en el pasado porque cuando tienes el pasado ordenado te sientes mucho más libre para vivir el futuro.
Fuente: adoptar.blogspot.com
Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest