La adopción en Ecuador

Cuando Jorge (nombre protegido) cumplió 11 años, un juez de la Niñez y Adolescencia lo declaró en adoptabilidad. El niño esperó toda su primaria para que la autoridad se cerciorara de que el pequeño estaba listo para que otros señores pudieran adoptarlo. Este caso, aunque es el más extremo por lo demorado, no es aislado a los procedimientos a los que deben someterse los niños, niñas y adolescentes del país que han sido privados de su medio familiar y buscan a ser reinsertados en otros hogares.
Lorena Chávez, coordinadora general de Protección Especial del Infa, alude este caso para explicar el tiempo que deben esperar los niños para ser adoptados en Ecuador. Dice que para agilitar ese proceso –que en promedio tarda cuatro años-, el Infa firmó, hace un mes, un convenio con el Consejo de la Judicatura. El tiempo que se planteó como idóneo es entre seis y siete meses.
El Código de la Niñez y Adolescencia, en su artículo 165, especifica que todo proceso judicial de adopción estará precedido de una fase administrativa. Pero no se nombran los plazos.
El artículo 158 establece que un niño es apto para ser adoptado solo cuando las investigaciones determinan: orfandad respecto a ambos progenitores, imposibilidad de determinar quiénes son sus progenitores o, en su caso, sus parientes hasta el tercer grado de consanguinidad, privación de la patria potesta de ambos progenitores y consentimiento del padre, la madre o de ambos, que no hubieren sido privados de la patria potestad.
Aunque existe la legislación, esta no detalla los plazos para todas las fases del proceso. Por ejemplo, en el artículo 158 no dice cuánto el juez se puede demorar en dicha investigación.
Chávez explica que el convenio es para acordar y acortar tiempos en las diferentes fases de este proceso. “Un juez de la Niñez tiene 100 juicios de alimentos donde hay una madre y a un padre litigante que presionan por ambos lados, y junto a esos casos hay tres carpetas de niños que esperan adopción. La única persona que puede hacer un seguimiento es la trabajadora social, porque el niño no tiene a nadie que vele por él”, detalla Chávez, y recalca que los jueces priorizan litigios de alimentos.
Sara Oviedo, experta en temas de niñez y ex secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia (CNNA), reconoce que esta declaratoria tarda tanto porque para los jueces la adopción no es una prioridad.
“Los jueces no comprenden que estos chicos están abandonados, que el hecho de crecer sin una familia que traerá graves consecuencias cuando crezca. Entonces dejan esos casos ‘a un ladito’ sin darse cuenta de la importancia”, opina Oviedo.
Para que se produzca una adopción, se requiere de dos procesos paralelos: el primero es el de los niños en el que el juez debe agotar todos los recursos para asegurarse que el chico puede ir a otra familia. “Los jueces tardan años en buscar referentes familiares, no solo mamá o papá, sino familia ampliada hasta el cuarto grado de consanguinidad, a veces los encuentran pero esos familiares no quieren hacerse cargo, entonces el juez insiste y en ese trámite el tiempo pasa y se complica más la adopción porque el niño crece”.
Mientras más grande sea, más difícil es que sea adoptado.
El segundo proceso, a la par de la calificación de los niños, toma en cuenta a los padres. Ellos se someten a procesos que incluyen la solicitud, un curso de formación y una serie de pruebas psicológicas, económicas y laborales que determinan su idoneidad de convertirse en padres. En este tiempo ellos enlistan las características de su futuro hijo, allí se demuestra que la mayoría de solicitantes quieren niños entre 0 y 12 meses.
“Los padres no desean chicos grandes porque muchos quieren vivir el proceso de cambiar pañales. Además de la edad ahí se evidencia la discriminación, la mayoría de niños que no son adoptados son negros, indígenas o con discapacidad”, señala Chávez.
El proceso de calificación de los postulantes puede durar hasta nueve meses. Lo primero que hace la pareja es acercarse al Infa y llenar formularios que confirman la solicitud formal. Luego deben asistir al curso de preparación, el cual dura entre tres y cuatro meses, según la carga horaria. Estos solo están disponibles en Guayaquil, Quito y Cuenca y se dictan una o dos veces al año, dependiendo de la demanda.
El taller pretende preparar a los padres para momentos cruciales durante la crianza de su hijo adoptivo. Chávez señala que en este lapso muchas parejas desisten de la adopción porque se dan cuenta que no están preparados.
Los talleres, los formularios y demás pruebas a las que se deben someter los postulantes también convierten al proceso en lento y tedioso para los futuros padres. Entre los test no solo está verificar la salud mental de los postulantes sino comprobar que la familia ampliada -padres, hermanos, primos- de los postulantes están de acuerdo con la adopción.
Durante estos procesos, muchos postulantes se quedan fuera de la idoneidad, ya sea porque no califican o porque ellos mismos desisten (ver infografía).
Oviedo cree que más allá de la falta de prioridad que se le otorga a estos casos, en el país no existe una cultura de adopción. “Si la sociedad entendiera que se trata de niños que están solos y que requieren de padres para crecer más saludablemente, incluso aumentaría la cifra de adopciones”.
Nuevos compromisos
El Convenio Marco de Cooperación Interinstitucional firmado entre el Consejo de la Judicatura y el MIES-Infa ratifica la voluntad del Gobierno de restituir el derecho de los niños, niñas y adolescentes.
Se firmó a inicios de noviembre durante el Primer Congreso Nacional de Adopciones, en el que participaron 130 jueces y cerca de 90 personas entre funcionarios judiciales, médicos, trabajadoras sociales, psicólogos y técnicos del MIES-Infa.
El convenio que servirá para normar los procedimientos administrativos de las instituciones que intervienen en el proceso de adopción es el primero de este tipo en el país. Desde los trámites administrativos hasta los judiciales una vez que el niño es asignado a una familia.
Como parte del convenio, se acordó diseñar un plan de capacitación, información y difusión sobre el tema de acogimiento (familiar e institucional) y adopciones, dirigido a los entes administrativos y operadores de justicia del país.
Fuente: Diario El Comercio. Ver noticia
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