Niños y educación: el valor de la imperfección

Por suerte en educación no hay nada perfecto porque las personas somos esencialmente imperfectas.

La afirmación anterior no elude ninguna responsabilidad sobre los errores que cometemos en educación ni en la necesidad de mejorar cualquier ámbito de nuestro día a día como padres y como maestros.

Me encanta ser imperfecto:

  • Siempre hay alguien o existe algún acto educativo que es susceptible de ser mejor. En educación, a menudo, padres y maestros enarbolamos con la autoridad de la sabiduría y, aún haciéndolo de manera óptima, nos encontramos con casos que nos superan: alumnos con quien no hemos conectado en todo un curso y al siguiente, en un plis, levantan el vuelo con otro docente.
  • La creatividad no nace de la perfección; está más cerca de la crisis y la imperfección. Estos recursos pertenecen más al lóbulo derecho del cerebro.
  • Hasta las matemáticas se encargan a menudo de buscar el margen de error en un cálculo.
  • Es positivo hasta equivocarse adrede, porque hay alumnos, a menudo potentes intelectualmente, que también deben aprender a superar las dificultades: si no observan imperfecciones, su nivel de tolerancia al fracaso se reduce tanto que un pequeño o gran zarandeo de la vida les puede dejar ko.
  • Y errar para poder disculparse, mejorar, superarse: ¿se imaginan un mundo perfecto tipo robot? Una vida predecible, rutinaria… Sin desmerecer la tecnología y la inteligencia artificial, no me apetece.

Y básicamente porque el objeto de la educación es sujeto, y está sometido a las leyes de la imperfección como tal: no cabe en el ser humano un traje perfecto.

La educación para la perfección es algo perverso (G. Hoyos)

La educación es pues, por naturaleza, imperfecta. Que sea imperfecta es la perfección, en el sentido de belleza, de la educación. Me apasiona el acto educativo, me apasiona mi trabajo y mi circunstancia de padre. Pero la pasión no puede hacernos olvidar que educar es imperfecto y que tenemos que estar siempre al acecho para buscar la mejora.

La educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección de que su naturaleza es capaz. (E. Kant)

Fuente:  iDidactic’s Blog

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