¿Cómo nos cambiará la vida cuando llegue el niño adoptado a casa?

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La llegada al hogar de nuestro hijo supone el comienzo de una etapa de cambios para todos. A partir de ahora, nuestro hijo tendrá que adaptarse a su nueva vida y nosotros también…

Cambian nuestras expectativas

A veces somos nosotros mismos los que descubrimos que las cosas no son como esperábamos:

  • No me abraza. Una de las imágenes que sostiene a los padres durante el proceso de adopción es la de abrazar a su hijo. Pero a veces el niño no quiere. En estos casos, debemos acercarnos a él poco a poco, hasta que deje de sentir el contacto como una amenaza.
  • ¿Amor a primera vista? A veces los padres no sienten “amor a primera vista”, algo que suele causarles culpa y temor a no desarrollar nunca ese sentimiento. El vínculo se elabora poco a poco, con el conocimiento y la aceptación del otro. Asumirlo reducirá el estrés de los primeros días juntos.
  • En el médico. En algunos países solo se da en adopción a niños con alguna enfermedad, y en otros los orfanatos no reúnen las mejores condiciones. Por eso las visitas al médico de los primeros días tienen un toque de preocupación y ansiedad.
  • En un año… No debemos ponerle fecha de caducidad al proceso de adaptación. Algunos niños apenas necesitan tiempo y otros acusan profundamente el cambio y tardan más.
  • Como si todo fuera bien. Ha sido una decisión tan deseada que a veces los padres adoptivos no se atreven a exteriorizar los momentos difíciles por sentirse malos padres o por temor a les quiten al niño. Una de las cosas que más alivia es ponerse en contacto con asociaciones de familias adoptivas o con los servicios de apoyo postadopción.

¿Habrá cambios en la relación de pareja?

Después de tener un hijo, muchos padres descubren que tienen conceptos distintos acerca de la educación. En estos casos, lo más conveniente es establecer unas reglas generales comunes que a la vez permitan que cada uno desarrolle su propia relación con el niño.

A veces, el recién llegado ocupa todo el tiempo de la pareja y su relación pasa a un segundo o tercer plano. También puede ocurrir que el pequeño tenga predilección por uno de los dos padres y se genere tensión entre los cónyuges.

La clave para solucionar estos conflictos está en aprovechar las dificultades para crecer juntos y fortalecer nuestra familia.

¿Cómo lo viven los hermanos?

No todos los niños viven con naturalidad la llegada a casa del nuevo hermano: la mayoría pasarán por los celos. Tanto los hijos adoptivos como los biológicos estarán especialmente pendientes de nuestro comportamiento durante los primeros días.

Los psicólogos recomiendan hacer partícipes a los demás hijos del proceso de adopción. Colaborar en todos los preparativos, elegir juntos el nombre y explicarles la situación de forma sencilla y directa son algunas herramientas que les ayudarán a asimilar los cambios y a sentirse tan queridos como antes.

Fuente: Ser Padres

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