Para todos los niños del mundo.
«Un ejercito de niños camina solo por la calle»
Un ejército de niños camina solo por la calle. Son huérfanos, unos rubios y blancos, otros morenos u orientales, que más da. Apenas levantan setenta centímetros del suelo. Con sus débiles piernas caminan asidos a cualquier mano que se les tiende. Ajenos a su desolación aún tienen ganas de reír. Hechos de Luz, de Amor y de Inocencia. Apenas comen para sobrevivir. Se cubren con vestidos ajenos y raídos. Nada les pertenece porque no son de nadie. Mercaderes comercian con ellos. Son frágiles, casi trasparentes, podrían romperse y sin embargo una fuerza gigante les sostiene.
Un ejército de padres y madres va en su busca. No son suficientes. Están llenos de amor. Saben donde se encuentra la vida. Nace en su corazón una luz, un amor gigante, una alegría nunca conocida. Están hechos de ternura. Mercaderes y burócratas ponen fronteras a su abrazo protector. Años, días, segundos de abandono en la piel de esas criaturas.
El llanto de niños que no lloran, oscurece el mundo.
A.Francia
Bilbao, 2002
Fuente: “El niño y la niña adoptados en el aula.» de Ana Francia Iturregi