Protestas en Moscú por la nueva ley de adopción

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Miles de moscovitas participaron hoy (14 de enero) en la Marcha contra los Canallas en protesta por la ley antiadopción aprobada recientemente por el Parlamento y promulgada por el presidente Vladímir Putin. Ni el que fuera un día trece ni las frías temperaturas, que llegaban a los 14-15º bajo cero, impidieron que la gente saliera a la calle para demostrar su rechazo a una ley que para muchos es inhumana y convierte a los huérfanos en rehenes de los que juegan con la política.

Participaron en Moscú entre 9.500 personas, según las cifras oficiales de la policía, y 50.000 según los organizadores (la radio Eco de Moscú calculaba unas 30.000), que marcharon por el Anillo de los Bulevares, desde detrás de la plaza Pushkin hasta la avenida Sájarov, dos puntos emblemáticos de la capital rusa.

Al final de la marcha, aunque no hubo mitin, sí había unas urnas donde la gente podía votar en contra de la ley que, entre otras cosas, prohíbe a los estadounidenses adoptar niños en Rusia. Este documento fue aprobado en respuesta a la norteamericana Acta Magnitski, que impone sanciones a los rusos implicados en violaciones de derechos humanos, como el negado de visados y el bloqueo de cuentas. El Kremlin consideró que el documento humillaba a Rusia y que no podía quedar sin respuesta.

Pero el problema es que la ley rusa no se limitaba a introducir medidas simétricas —que contemplaban el mismo tipo de sanciones contra los estadounidenses «comprometidos en las violaciones de los derechos y libertades de ciudadanos de la Federación Rusa»—, sino que también que establecía la prohibición de las adopciones. De nada sirvió que el Consejo de Derechos Humanos adjunto al presidente se pronunciara en contra del documento, ni que este fuera rechazado por intelectuales, artistas y otras personalidades, ni que el periódico Nóvaya Gazeta reuniera más de 100.000 firmas contra él: la ley fue aprobada por aplastante mayoría en la Duma Estatal o cámara baja (solo 7 votaron en contra) y unánimemente en el Consejo de la Federación o Senado ruso.

Las marchas de hoy —hubo manifestaciones de protesta también en San Petersburgo y otras ciudades— demuestran que muchas personas están a favor de que los niños puedan seguir siendo adoptados por estadounidenses. Pero también es verdad que son numerosas e influyentes las fuerzas que están en contra de las adopciones no ya por parte de norteamericanos, sino de extranjeros en general, por considerar que es humillante que un país permita ‘vender’ a sus niños. Entre ellas figuran los comunistas y los nacionalistas, así como muchas personalidades cercanas al Kremlin, incluido el Defensor de Menor, Pável Astájov.

Andréi Isáyev, uno de los líderes del partido gubernamental Rusia Unida, calificó de «enemigos de la soberanía rusa» a los participantes en la marcha, a la que se refirió como «marcha de los que comercian con los niños».

Las protestas en Moscú transcurrieron sin incidentes serios y fueron detenidas solo ocho personas, que, según la policía, estaban ebrias y proferían insultos utilizando palabras soeces.

Fuente: El País

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