El encuentro del niño con su familia adoptiva: la fase inicial

interrogantes

Después de un largo tiempo deseando la adopción, el encuentro y el conocimiento del niño o niña y los futuros padres adoptivos es un momento emocionalmente muy fuerte para todos, cargado de alegría pero también de ansiedad y temor.

¿Cómo será el niño? ¿Cómo reaccionará al vernos? ¿Llorará al venirse con nosotros? ¿Lo haremos bien?. Son algunas de las preguntas que se hacen los futuros padres. También el niño o niña, en función de la edad puede, anticipar preguntas tales como ¿Cómo serán ellos?, ¿A dónde me llevaran?, ¿Volveré al centro? ¿Y mis amigos, ya no les veré?

Si bien es un momento delicado, la experiencia nos demuestra la importancia de que la familia haya recibido previamente, antes de la asignación del niño, información acerca de él. Nos referimos a datos de edad, salud, etc. Esto puede resultar de gran ayuda y evitar experiencias muy dolorosas para todos. Con esta información se hubieran evitado situaciones en las que algunas familias han sabido de la minusvalía física o psíquica del niño, de la edad o del color de la piel, cuando ya se encontraban en el país de origen del niño.

Todas ellas son situaciones que entrañan un gran riesgo ya que pueden llevar a tomar decisiones precipitadas. Cualquier decisión que se adopte en estas circunstancias es una experiencia dolorosa. Para los solicitantes de adopción, el rechazo de un niño concreto o la aceptación por la presión de las circunstancias es una experiencia muy difícil. Para el niño, si no es aceptado, supone un nuevo rechazo y una larga espera hasta que alguien quiera adoptarle. Si es adoptado en estas circunstancias, el riesgo de una difícil integración y adaptación es muy alto.

Pero afortunadamente no todas las familias que se deciden por una adopción internacional pasan por experiencias tan difíciles. A ello precisamente contri­buye la intervención de los Organismos Oficiales de los países de origen de los niños. Estos Organismos, a partir de la información contenida en los Informes Psicosociales remitidos por los Servicios de menores de las Comunidades Autónomas -caso de España- y, antes de proceder al inicio de los tramites de adopción, remiten información sobre el niño o niña para que la familia seleccionada pueda dar su conformidad.

A partir del primer encuentro entre el niño y su nueva familia, se inicia una fase de acoplamiento que comienza en el propio país del niño y continúa en el país receptor. ¿Son normales las reacciones del niño? ¿Por qué se comporta de esta forma? ¿Qué debemos hacer?, son algunas de las preguntas que se hacen los padres en los primeros momentos. Para responder a ellas puede ayudar intentar comprender lo que supone para el niño o niña la adopción por una familia de otro país.

Cuando el niño llega a su nueva familia tiene una gran ambivalencia y confusión de sentimientos a causa del cambio tan grande que se produce en su vida: nueva familia, otro país, distintas costumbres, tal vez diferente idioma, otras formas de relacionarse con adultos y niños, nueva escuela o guardería en su caso, etc. Esta confusión puede manifestarse de muy diversas maneras: llanto sin causa aparente, rechazo de las manifestaciones de afecto, frialdad, agresividad, hiperactividad. Al padre/madre adoptivo le será útil reflexionar sobre los enormes cambios que el niño ha tenido y tiene que vivir, pensar cómo puede sentirse y recordar que está confuso y necesita tiempo para acostumbrarse a tantas experiencias nuevas.

El cambio es muy importante y por sí solo ya exige mucho del niño. Por esto los padres no deben añadir más dificultad pretendiendo que el proceso se acelere. Pensar en el pasado del niño y en el esfuerzo que hace para adaptarse puede ayudar a los padres a ser pacientes, comprensivos y no forzar conductas.

Fuente: Tus Psicólogos.com

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