‘Aquí comen cada día’… el triste éxito de un orfanato en Haití

Haití

Eso le dijeron a Barzelais sus padres cuando lo entregaron al orfanato Rose-Mina de Diegue.

Barzelais tiene hoy 18 años, y lleva seis en la institución de la que no pretende despegarse. Come y va a la escuela, un lujo para muchos en su país, y también ayuda a cuidar a los niños del orfanato, explica el joven que perdió una pierna en un accidente de muy pequeño y que, según sus cuidadores, es un as de la electrónica y la electricidad.

Esta es una historia que se repite en el orfanato comandado por Osvaldo y Rolande Celestin Fernandes, él un militar argentino que hace más de una década dejó su país para casarse con ella, y ella una pastora protestante haitiana que dedica su vida a los pobres.

«Llegan madres todo el tiempo sin posibilidades para atender a sus hijos, y nosotros los aceptamos, huérfanos o no. Aquí comen cada día y van a la escuela, y por eso sus familias piensan que están mejor», explica Marie Sandra Edouard, hija de Roland Celestin y que se hace cargo del lugar cuando su madre no está.

Los niños, muchos con visibles secuelas de desarrollo de la malnutrición con la que llegaron, tienen entre 0 y 18 años, y el orfanato está en uno de los raros barrios buenos en las colinas de la ciudad, aunque las condiciones son más que precarias. «Siempre falta el dinero, nosotros damos de comer a los niños tres veces al día, pero se nos hace casi imposible», explica Marie Sandra.

Hoy los pequeños corretean felices alrededor de un grupo de soldados voluntarios de la Compañía de Ingeniería de Brasil, que llevaron comida.

Se sirven, una, dos, tres veces platos a rebosar del suculento puchero que llevan a la mesa con el máximo cuidado, incluso los que a duras penas acaban de aprender a andar. La capitán Tatiana Microni lleva en brazos a una pequeña de un año y medio que no parece tener más de siete meses.

«Cuando llegó estaba mucho peor, ahora con la comida se ha recuperado un poco», explica. En Haití, según datos del programa de la ONU para el Desarrollo, 22% de los niños de menos de cinco años sufre de malnutrición crónica. Antes del devastador terremoto de 2010, la situación era incluso peor: 30%.

Unos cuatro millones de personas viven en condición de inseguridad alimentaria, o subalimentados, en este país de diez millones de habitantes, una situación que se ha agravado con la sequía y los huracanes del final del año pasado, explica el representante en Haití de la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agriculturade), Frits Ohler.

«Dos tercios de la población en Haití vive en el campo, de la agricultura, pero todavía más del 50% de la comida consumida en el país es importada», explica el responsable.

Mejorar la producción agrícola en el país depende de desafíos que van de los extremos climáticos a la falta de definición sobre la titularidad de las tierras, baja productividad, una fuerte degradación ambiental ya que solo se conservan 2% de los bosques, y en estos momentos una escasez de semillas para la cosecha que se inicia ahora.

Haití fue devastado por un terremoto en 2010, además de una epidemia de cólera que se llevó la vida de miles.

Fuente: eltiempo.com

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