La importancia del padre en la crianza de hijos e hijas

papá2

Por muchos años los especialistas de la psicología y otras disciplinas enfatizaron lo importante que era para un niño/a en sus primeros años de vida tener una relación cercana y segura con la madre. Sin embargo, desde un tiempo a esta parte esta mirada se ha ampliado, reconociendo que el padre es también una figura central para el desarrollo físico y emocional de un niño o niña.

Un papá presente y cercano a la crianza de sus hijos es necesario en dos dimensiones. La primera tiene que ver con su relación directa con el hijo o hija. Cuando el padre participa en los controles prenatales, puede mirar el desarrollo de su hijo en las ecografías o escuchar su corazón, tiene más posibilidades de ir desarrollando una relación afectiva con él desde antes de que nazca. Esta relación que para las madres es tan obvia porque sienten los cambios en su cuerpo y el movimiento del niño dentro de ellas, para el hombre no lo es. Su experiencia del embarazo es a través de lo que vive la mujer, y por lo tanto toda experiencia “directa” con el hijo le va haciendo más real su presencia en su vida.

A nacer, una  guagua comienza a experimentar las sensaciones de lo que le produce placer y calma y lo que lo desagrada, como el hambre, el frío, el calor o los dolores. Cuando un adulto responde a esas sensaciones de desagrado y lo calma, el niño va asociando el olor y la voz de ese adulto con un espacio seguro, un encuentro que lo ayuda a volver a sentirse bien. En concreto eso es lo que va ocurriendo, sin que a veces los adultos se den cuenta cuando se muda a la guagua, cuando le ayudan a sacar los “chanchitos”, cuando lo ayudan a dormir, o cuando lo alimentan. Si eso sólo lo hace la mamá siempre, la guagua asociará estas sensaciones de seguridad y calma a ella. Si el papá también está presente en estas pequeñas pero importantes tareas diarias, será también para ese niño o niña un adulto confiable, que lo quiere y lo cuida. Esta es la base fundamental sobre la que se cimienta la autoestima y la seguridad personal.

Hoy se sabe que un niño con más de una figura de apego, con más de una persona que lo cuida y le hace sentir querible, es un niño que crece con una base más sólida para enfrentar la vida.

Mirando algunos aspectos de la especificidad que aporta el padre, algunos autores señalan que los padres son los que aportan más en el desarrollo motor del niño, por el tipo de juegos que tienden a hacer con ellos; les ayudan a salir al mundo y en el proceso de “destete” de la mamá, y también son un modelo de identificación masculina para los niños, y un modelo de diferenciación para las niñas.

Pero hay otra importancia de la presencia del padre en la crianza, que es un aporte indirecto hacia el niño: es su apoyo hacia la mamá gestante o que ha tenido recién a su guagua. En la primera etapa del nacimiento de un hijo cuando una mujer se siente querida, cuidada, y acompañada puede estar en mejor disposición para la lactancia y el cuidado del hijo que resultan tareas a veces muy cansadoras.

No siempre el padre y la madre de una guagua viven bajo el mismo techo. Esto hace más desafiante para ellos la tarea de ser padres presentes pero no la hace imposible.  La CDN plantea en su Artículo 18 que los Estados partes deben hacer promover el que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta al cuidado y la crianza de los hijos.  En este sentido, los hijos tienen derecho a tener a ambos padres presentes, y es importante que las instituciones y las políticas favorezcan esta relación

El padre fue visto por mucho tiempo en el rol de proveedor económico de la familia. Hoy que la mujer ha ingresado al mundo laboral, y cuando esta tarea se puede compartir, el desafío para los padres es poder ser junto con ella “proveedores afectivos”.

Francisca Morales
Encargada Área Desarrollo Infantil Temprano
UNICEF Chile

Fuente: crececontigo.gob.cl

Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest

Deja una respuesta