«Los niños adoptados no son niños abandonados»

Diversidad

A esta conclusión llega una de las últimas investigaciones sobre adopciones infantiles en España. Desde finales del siglo XX las adopciones en nuestro país han estado asociadas culturalmente a una situación vergonzante, y a progenitores que no podían concebir niños biológicamente. Todo ello ha hecho que se trate en nuestra cultura como algo negativo o como un tabú. Pero las principales dificultades a las que las familias con hijos adoptados se han ido enfrentando es a los continuos estudios que muestran que sus peques han sufrido un abandono y que, por tanto, van a tener secuelas grabadas en los circuitos cerebrales. ¿Qué hay de cierto en todo ello y qué podemos hacer cada uno de nosotros para entender mejor qué implica una adopción?


Las adopciones en nuestro país desde el año 2004 han supuesto un gran crecimiento, tanto en adopciones de niños españoles, como de otros países y culturas. A pesar de que aún faltan muchas cosas por hacer a nivel cultural, se va entendiendo mejor en nuestra sociedad qué implica ser padres adoptivos y niños adoptados. Y es que, lo más importante para entender bien por lo que pasan estas familias (seguro que todos conocemos a alguna) es tener información sobre las implicaciones que conlleva adoptar y ser adoptado.

Para haceros llegar las principales implicaciones en el proceso de adopción, queremos mencionar el estudio que ha realizado recientemente la Universidad Autónoma de Barcelona de la mano de una investigadora, a la par que madre adoptiva (Beatriz San Román). El estudio se basa en datos recogidos durante cuatro años de observación en el colectivo de familias adoptantes españolas.

Uno de los aspectos más importantes que nos muestra la autora es que «ser madre o padre ya no depende de una relación sexual heterosexual sino del deseo de serlo«. Y todo ello, va a tener, desde el punto de vista de las familias que adoptan, un trabajo y preparación emocional muy importante. Cuando vamos a tener un hijo de forma biológica, la madre y el padre tienen nueve meses de preparación emocional. Tienen un tiempo para hacerse a la idea del cambio que va a suponer la llegada de un nuevo miembro a la familia, para generar un vínculo con el bebé que aún no ha nacido, y de ir preparando su lugar en la familia. Pero, ¿cómo es ese proceso en los padres y madres que van a adoptar?

La autora de la investigación lo describe como un proceso psicológico parecido al del embarazo. Esta etapa de «embarazo» se iniciaría cuando los futuros padres y madres reciben la aprobación por parte de la Administración. El «nacimiento» se produciría con la asignación de un niño o niña concreta y se culminaría con el encuentro con el niño o la niña. Incluso, la primera foto que reciben del peque se asemejaría a una ecografía.

Pues bien, todas estas metáforas con el proceso de concepción y llegada al mundo de un bebé son muy positivas emocionalmente para las familias, puesto que la preparación psicológica inicial va a asentar unas bases emocionales que les ayuden a hacer frente a una de las principales barreras de la adopción: las secuelas en los niños que son adoptados.

En este sentido, diferentes investigaciones sobre la teoría del apego y la psicología pre y perinatal argumentan que «la ruptura del vínculo gestado durante el embarazo afecta dramáticamente las estructuras cerebrales de las personas adoptadas, aun cuando sean adoptadas inmediatamente después del nacimiento». En cambio, otros autores menos extremistas consideran que es importante no utilizar el término «abandono», sino sensación de abandono, ya que no todos los niños que han sido adoptados se perciben como niños abandonados.

En definitiva, el estudio nos muestra un mensaje con el que todos nos deberíamos quedar. Y es que si en lugar de ver a los niños adoptados como «víctimas abandonadas», los entendiéramos como niños que son queridos y valorados por sus padres adoptivos, su proceso de adaptación sería más fácil. Y si entendiéramos que los tres han tenido un origen y procedencia distinta, y se han encontrado en el camino, ayudaríamos a que su miedo al rechazo fuera menor.

Fuente: blog.fluff.es

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