Personas adoptadas buscan por Facebook a sus padres biológicos (y los encuentran)

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Hace un tiempo que a Raquel Rojo, una uruguaya adoptada que vive en España, se le puso en la cabeza que quería encontrar a su madre biológica, de la cual no tenía rastro, apenas algunos datos básicos.

Ante la dificultad de la distancia geográfica entre España y Uruguay decidió crear un grupo en Facebook para facilitar la ardua tarea. Finalmente, y para su sorpresa, dio con su madre biológica en menos tiempo del que pensaba. En dos meses ya estaba reunida con ella.

Hoy, esa página se transformó -por su iniciativa- en un grupo de búsqueda para ayudar a aquellas personas adoptadas que quieren conocer sus orígenes biológicos.

Además de Raquel, otras tres mujeres que se interesaron al descubrir la existencia de esa página (Ivannah Long, Sandra Gazzaneo y Liliana Collazo) pasaron a formar parte de la administración.

«Es muy loco, pero con este procedimiento hemos tenido buenos resultados. Aunque te parezca mentira, compartiendo y compartiendo las placas con las fotos y datos de las personas vamos llegando a más gente y más lugares. Y siempre alguien ve algo, encuentra un parecido con alguien. Algunos datos no sirven, pero otros son muy valiosos, y… es increíble, pero así va saliendo cada información», dice con emoción Ivannah Long, una de las administradoras del grupo Adoptados Uruguay en Facebook.

Hoy tienen un total de 3.065 miembros, la mayoría uruguayos, aunque también hay personas de Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos y España.

Desde la organización de la página aclararon que las búsquedas son solo para personas de nacionalidad uruguaya.

«Tenemos gente de otros países en el grupo, pero no podemos ampliar la búsqueda más allá de Uruguay porque eso sí sería desproporcionado», comentó Long.

Con 11 meses de creado, ya tienen 156 búsquedas activas, y han logrado resovler 27 casos. Llegan desde menores de edad, con el consentimiento de sus padres adoptantes, hasta personas de 50 y 60 años, diciendo que quieren resolver la situación.

CÓMO FUNCIONA.

«Ellos llegan y nos preguntan cómo hacer. Les pedimos que nos den todos los datos que tengan y ahí te cuentan su historia. Les pedimos fotos, autorización para poder difundir la búsqueda y no tener luego problemas legales. Todo se hace esclusivamente por vía digital», contó la administradora.

Con ese material elaboran lo que ellos llaman «placas» con la información. Esas placas contienen una foto de la persona, con su nombre, lugar donde vive, edad y otros datos que puedan servir para la búsqueda de los familiares biológicos. Y un teléfono de contacto para las administradoras.

«Siempre establecemos nosotros el primer contacto, para explicar la situación y corroborar los datos», explica.

Toda la información la cotejan, sin importar si se trata de información anónima o proporcionada con nombre y apellido. En todo momento es importante que los miembros del grupo puedan ir difundiendo la información.

«Cuando tenemos las placas las publicamos en Facebook, y la gente nos ayuda compartiendo esas imágenes. Después los datos llegan por Facebook o por teléfono».

Long cuenta que no han tenido, hasta el momento, experiencias negativas.

«Solo una hija… que no quería ver a su papá biológico que la estaba buscando. Y hasta pidió que retiráramos su foto de la placa, ya que el padre nos había dado una foto que tenía de ella para que la adjuntáramos a la placa. Pero en el resto de los casos, los resultados fueron muy positivos y gratificantes», concluyó Long, que además de esta tarea voluntaria, trabaja en un frigorífico en Colonia.

«Fue raro encontrar a mi madre»

María Ferreira (37) fue protagonista de una de las 27 búsquedas que tuvieron resultado positivo en Adoptados Uruguay. «Desde chica intuía que mis padres no eran mis padres biológicos, sobre todo por un tema de edad y por algunas conversaciones que llegué a escuchar», contó a El País.

Esa «espina» la tuvo desde que era niña, pero nunca lo habló con su madre, hasta que tuvo la información confirmada. Primero le preguntó a una prima muy cercana a su madre adoptiva, que le confirmó lo que sospechaba. Ahí resolvió que quería saber todo.

«Me enteré del grupo y me contacté con ellos. Inmediatamente me hicieron una placa, con los datos que tenía. Y fue bastante rápida la búsqueda. En mi caso, yo tenía el nombre de mi madre biológica, lo que hizo todo más fácil».

Al mes de iniciada la búsqueda, las administradoras del grupo le informaron que ya habían dado con su madre. «Fue un poco raro, pero gratificante al mismo tiempo», concluyó.

Fuente: El País Uruguay

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