Adopción y Familia adoptiva

familias

Ser mamá, papá o hijo e hija adoptiva es esencialmente diferente a ser mamá, papa o hijo biológico.

Esencialmente, «en su esencia», diferente.

Cualquier analogía que pretendiera hacerse entre una y otra nos llevaría a la incomprensión de lo que es una función en la vida de un niño o una niña. Por eso es muy complicado pensar la familia adoptiva desde el paradigma de la familia como «efecto» de la biología.

La maternidad y la paternidad son funciones sociales en relación con las necesidades de protección y amor hacia un niño o niña, que ninguna relación tienen ni con la biología, ni con el género ni con el número de quienes las ejercen. Esto, a los primero que nos cuesta comprenderlo es las madres y padres adoptivos, porque también venimos del mismo paradigma cultural.

Eso que se considera «viene dado» por la biología, en nuestras familias es una construcción eminentemente subjetiva. Un forzamiento subjetivo y subjetivante. Nosotro/as producimos madre, padre, hijo, hija, abuelo, tía… producimos familia donde no la había. A nuestras familias no la gestamos, de nuestras familias no nos apropiamos, a nuestra familia la construímos junto a nuestros hijos e hijas.

Una producción impulsada por nuestro deseo de parentar y por la necesidad de los niños y niñas de cuidado, protección y amor, ciertamente, pero esencialmente es una producción impulsada por deseos que debieron cotejarse -para su realización- con la realidad y dentro de ella, confrontarse con La Ley. Con la realidad del abandono, y con la realidad de la renuncia al hijo biológico -por imposibilidad o por decisión, lo que no la cambia-.

Con una realidad que no es la de la reproducción asistida, o el donante de óvulos o semen que «vende» la ilusión de lo biológico como «lo igual» … no…

La produccion de familia adoptiva, debe confrontarse con una realidad EVIDENTEMENTE diversa a nosotros mismos. Diversa desde lo biológico, pero no solamente, esencialmente diversa desde lo cultural, lo étnico, lo social, lo económico.

Las familias adoptivas nos constituímos sobre dos duelos : el del abandono originario y real, en el niño o niña; y el de la renuncia a la parentalidad biológica de adultos varones y mujeres. Pero se sostiene desde el entramado del encuentro de dos deseos : el del niño o la niña por vivir, y el del adulto por pro-hijarlo.

La dimensión ética de este encuentro demanda RESPETO desde lo comunitario, lo social y lo legal.

Por María Adela Mondelli

Fuente: vivirmejoronline.com.ar

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