Sobre las adopciones fallidas – El fracaso en la adopción

trastorno del vínculo

Adoptar es para algunos, un viaje de angustia, burocracia y tiempo. Los padres creen que el día que conozcan a su hijo, el amor será un flechazo, pero ahí empieza el auténtico viaje de adoptante a padre, un proceso de vinculación emocional que, a veces, no llega nunca. No llega nunca pues el sentimiento de amor debió nacer antes, con todas esas ansias de tener a tu hijo, pensando lo que podría estar pasando sin tí en estos momentos, queriendo tanto tenerlo cuanto antes para borrarle todas las heridas que el pasado le pudo dejar en el alma y en el cuerpo, sin importarte si se llevarán bien, si habrá química, si será bonito o feo, de buena o mala conducta. Pero eso se borra con amor, y si tu no lo tuviste antes y no recibes a tu hijo con amor, pues allí empieza el problema.
Un niño no se puede “devolver” porque la adopción debe ser irrevocable para proteger al menor. Los niños “devueltos” quedan bajo la tutela de los servicios sociales y pueden volver a ser adoptados, lo cual es muy difícil, porque son mayores y pesa sobre ellos el estigma de haber sido rechazados.
Los rechazos suelen estar motivados por la frustración de las expectativas de los padres y por los problemas de conducta de los hijos. Cuando un niño es un poco taciturno y depresivo, sus dificultades no despiertan alarma, pero cuando se expresan hacia fuera, con hiperactividad, violencia o desajuste en las relaciones sociales, los padres se sienten desbordados.
Algunos niños llegan tan heridos que no responden al cariño, actúan comos si fueran un bloque de hielo y los padres no lo soportan. Los padres que rechazan a sus hijos adoptados suelen echar la culpa de todo a las instituciones o al país de origen, porque no les han dado el tipo de niño que pedían o les han engañado. Los progenitores sufren pero, para un niño que está herido emocionalmente, volver a ser abandonado es reabrir una herida que nunca se cerró.
Las adopciones truncadas son la punta del iceberg de los fracasos. Los expertos creen que hay un porcentaje oculto de pseudo rupturas, donde legalmente todo funciona, pero los adoptantes han ingresado a los hijos en internados o instituciones, lejos de casa. También hay familias que viven bajo el mismo techo, pero no han conseguido forjar un auténtico vínculo emocional. En esos casos, los problemas estallan en la adolescencia y provocan en la edad adulta la separación definitiva.
 La psicóloga Ana Giberti relata el caso de unos padres que llevaron a su hija de 16 años a la consulta porque no comprendían sus reacciones violentas. “La adolescente basaba su hostilidad en tres quejas: la crítica de sus padres a su país natal y a su madre biológica, que ella llamaba “mi mamá pobre”; el valor que le daban los padres al dinero; y los constantes reproches para que tuviera buenos modales con los que “disimular” sus rasgos aborígenes. Durante las entrevistas a la familia, quedaron a la vista los prejuicios que impregnaban las emociones de sus padres, que a pesar de cuidar la educación, la salud y el futuro de la niña, no habían llegado a vincularse a ella emocionalmente y transmitían un mensaje entre líneas: “No eres como nosotros”. La madre utilizaba la frase “si hubieras sido nuestra hija” antes de reprochar: “Si hubieras sido nuestra hija te habría gustado estudiar, no serías tan rebelde…”.
La edad influye? Aveces. Las adopciones fallidas no siguen unas pautas, pero la mayoría de estudios coinciden en que cuanto mayor es el niño en la adopción, mayor es el riesgo de fracaso. Yo creo que el amor lo puede todo, tenga la edad que tenga el menor.
Fuente: adoptar.blogspot.com
Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest
2 comments to “Sobre las adopciones fallidas – El fracaso en la adopción”
2 comments to “Sobre las adopciones fallidas – El fracaso en la adopción”
  1. Creo que a veces se analizan situaciones con niños adoptados que ocurren igualmente con hijos biológicos. Todos hemos oído noticias sobre problemas en familias con hijos biológicos (malos tratos a padres y abuelos, situaciones conflictivas etc.)También todos conocemos casos de jóvenes que están en colegios internos tanto por problemas de comportamiento como por otras razones (separaciones, situaciones laborales especiales etc.). A mí me gustaría saber el porcentaje de niños adoptados que se encuentran en esta situación frente a niños biológicos, solamente así podríamos tener una visión de la situación con cierta objetividad.
    Muchos artículos que estoy leyendo analizan distintos aspectos del comportamiento de los niños y jóvenes adoptados pero no son diferentes de los niños que viven con su familia biológica y sin embargo se le pone el complemento de adoptado y parece que son niños claramente distintos.
    Yo tengo una hija adoptada y conozco otros niños adoptados, su comportamiento no difiere del resto de los niños, incluso el que podríamos llamar poco adaptativo. Parece que cualquier comportamiento que salga de la «media» está causado por la adopción y pienso que no es ásí. Si un niño adoptado no come verdura es porque en el orfanato le obligaban a comérsela o no la había comido nunca y ¿cuándo un niño biológico no come verdura?¿a qué se lo achacamos?. Cuando un niño adoptado es hiperactivo es que hay muchos niños adoptados en esa situación pero hay muchísimos niños que no son adoptados y son hiperactivos. Creo que debería haber más rigor en los artículos y que no estuvieran tan sesgados porque hacen que analicemos y expliquemos la conducta de nuestros hijos basándonos sobre todo en su condición de persona adoptada.

    • No todos los problemas y circunstancias de nuestros hijos adoptados se le puede achacar a esta condición en su origen, pero tampoco estoy de acuerdo en considerar idénticas dos circunstancias que, en todo caso, guardan sólo cierto parecido entre sí.
      Creo evidente que todo hijo adoptado incorpora circunstancias a su vida que un hijo biológico no tiene (lo que algunos llaman «la mochila»), y esas circunstancias son más numerosas y de mayor calado mientras más tiempo vivió sin una familia.
      Por ejemplo, un hijo biológico nunca se planteará dudas sobre sus orígenes, mientras que en algún momento de su vida sí lo hará uno adoptado (otra cosa es que lo asuma bien o se convierta en una obsesión para él).
      Si a un niño adoptado no le gusta la verdura, pudiera ser simplemente que no le guste su sabor (o por cualquier otro motivo también válido para un hijo biológico que rechace este alimento), pero también cabe la posibilidad de que en el orfanato le obligaran a comerla, y eso sí es una diferencia.
      No creo que merezca la pena rebuscar en los orígenes de un niño el motivo por el que no le guste la verdura, pero para circunstancias más graves -como por ejemplo problemas de adaptación, de sociabilidad, o de escolarización- sí habría que considerar las circunstancias vividas por un niño adopado.

Deja una respuesta