«La otra opción que me quedaba era vivir con mis hijos en la calle»

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Hace dos días saltaba la noticia de una madre en Valencia que abandonaba a sus hijos en el colegio. En este artículo, la madre de los niños abandonados en el colegio justifica su acción desesperada.

El dilema era el que sigue: renunciaba a la tutela de sus dos hijos de cinco y nueve años o malvivía con ellos en la calle dentro de unos días. La decisión que tomó Yanelis L G., una joven cubana maltratada por el padre de los niños, fue tan difícil como dura, pero ha supuesto el fin del desamparo de dos menores. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, la mujer trató de explicar ayer lo inexplicable para una madre. «Quiero a mis hijos con locura pero la Administración los va a cuidar mejor que yo. La otra opción que me quedaba era vivir con ellos en la calle», asegura Yanelis con el rostro cariacontecido.

El padrastro de los niños asiente con la cabeza y reitera que estaban abocados a renunciar a la tutela de los menores debido a los graves problemas económicos de la pareja. «No tenemos trabajo, debemos un mes de alquiler y no podemos mantener a tres niños», sostiene Catalin S., de 36 años de edad y nacionalidad rumana.

Como ya informó ayer en exclusiva LAS PROVINCIAS, dos hermanos de cinco y nueve años fueron ingresados en la madrugada del martes en el centro de acogida de menores de Alboraya después de que su madre no los recogiera en el colegio y renunciara a su tutela, horas después ante la Policía Local, por las graves dificultades económicas que atraviesa.

«Dentro de unos días tenemos que dejar la casa. ¿Dónde vamos a vivir?», pregunta Yanelis mientras mira a su pareja. «Si me quedo a mis tres hijos acabamos todos en la calle», insiste la joven cubana, que ahora tiene más tiempo para cuidar a su bebé de cinco meses. «Ha sido muy duro, pero no podía hace otra cosa», añade .

«Ponga en el periódico la verdad. A los niños no les ha faltado de nada. Tenían comida, juguetes y a su madre, pero ya no podemos cuidarlos más», asevera el padrastro, que tiene previsto regresar a su país con su bebé. «Cuando llegué a España enviaba yo dinero a Rumanía, y ahora me lo envía mi familia a mí para poder comer», explica Catalin. «Yo tengo que volver a Rumanía, y Yanelis puede hacer lo que quiera. Son sus hijos y lo entiendo, pero no podemos mantener a tres niños», repite el hombre.

Mientras hablamos con el padrastro de los muchachos, la joven cubana rompe a llorar y nos pide que terminemos la conversación. Antes de marcharnos, la pareja deja la puerta abierta a la posibilidad de recuperar la tutela de los dos menores «si mejoran las cosas en España», dice Catalin, y encuentran trabajo.

El padre de los niños, que se encuentra en prisión, tampoco podría hacerse cargo de los menores hasta que termine de cumplir su condena. «Está en la cárcel porque maltrataba a Yanelis. No le darán la custodia», conjetura Catalin. Tras las diligencias que realizó la Policía Local de Benicalap por un presunto delito de abandono de menores, la Generalitat Valenciana decretó el desamparo de los pequeños y asumió su tutela bajo la salvaguarda de la autoridad judicial.

Los niños continuaban ayer ingresados en el centro de acogida de menores Les Palmeres en Alboraya. A pesar de que uno de ellos manifestó que su padrastro les pegaba, los médicos del Hospital La Fe no detectaron ninguna lesión o marca que pudiera probar los supuestos malos tratos. Mientras Yanelis y Catalin resuelven sus problemas económicos, la Dirección Territorial de Bienestar Social ha abierto una expediente de valoración para determinar la mejor solución. Así, los servicios de protección de menores de la Generalitat buscarán a otros familiares de los niños ante la posibilidad de que puedan hacerse cargo de ellos, o elegirán a unos padres de acogida.

Como ya informó ayer este periódico, los hechos ocurrieron el lunes en el distrito de Benicalap. Los pequeños acudieron a clase con sus mochilas como cualquier día lectivo, pero a las cinco de la tarde su madre no acudió al centro escolar. Tampoco apareció el padrastro ni la abuela de los muchachos. Una vez transcurrido un tiempo prudencial, la directora del colegio llamó por teléfono a la Policía Local. Una patrulla de la Policía Local de Benicalap acudió al centro escolar y se hizo cargo de los niños. Mientras unos agentes realizaban indagaciones para localizar el domicilio de los padres, otros jugaban con los pequeños en el retén de Benicalap.

Sobre las ocho de la tarde, dos policías hablaron con la madre tras llamar de forma insistente a la puerta de su casa, y se quedaron perplejos cuando escucharon los motivos que adujo la joven para no recoger a sus hijos del colegio. Tras identificarla y recriminarle el desamparo de los niños, los agentes abrieron diligencias por un delito de abandono de menores y las remitieron a la Fiscalía de Valencia.

Fuente: Las provincias

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