Tener un hijo es un acto de amor, sin importar la forma de su llegada

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‘Los hijos deben ser deseados, amados y planeados, porque tener un hijo es un acto de amor, sin importar la forma en la que llegan a los padres, hay quienes los tienen por parto natural, otras por cesárea, yo los tengo por adopción’, refirió Martha Beatriz Pérez.

Nutrióloga de profesión y casada desde hace ocho años, periodo en el que no logró embarazarse, Martha platicó a Notimex cómo se cumplió su sueño de ser mamá, con la llegada de sus dos hijos adoptivos, Mary Fer que hoy en día tiene un año 10 meses de edad y Javier de siete meses.

Detalló que tener un hijo no debe ser un requisito social. En ocasiones la misma familia o amigos cuestionan para cuándo los hijos, más si se trata de un matrimonio; ‘pero si sólo quieres hijos por cumplir con este requisito social, es mejor no adoptarlos, o peor aún engendrarlos’, expuso.

Destacó que después de casarse, ella y su esposo decidieron ‘esperar seis meses antes de embarazarnos, ‘pero al cumplirse este plazo decidimos acudir al médico y que fuera una gestación de manera natural’. Poco a poco comienzan el recorrido con especialistas sin obtener resultados positivos, hasta que pasaron seis años en tratamientos.

Ella, cansada de tantos procedimientos, visitas a doctores e intentos frustrados, recordó la idea que se hizo cuando estudiaba la secundaria, ‘que casada o no’, adoptaría un bebé, porque la opción de vientre subrogado y fecundación in vitro definitivamente nunca ha estado en sus planes.

Reconoció que en su esposo prevalecían muchos miedos psicológicos, como que en el futuro los niños no quieran con la misma intensidad a sus padres adoptivos, así como el temor de que los niños sean rechazados por amigos y familiares de los padres adoptivos, miedos que ahora reconoce son por ignorancia y prejuicios.

Un día su esposo le dijo que estaba listo y que sí aprobaba la idea de la adopción. Finalmente los dos se dieron cuenta que tenían mucho amor para dar y si no era a través de un hijo biológico, podrían derrochar el mucho amor que guardaban para sus adoptivos.

‘La adopción tiene que ser una decisión bien pensada. Si se trata de un matrimonio, debe hablarse entre los dos y que estén de acuerdo, porque si una de las partes está dudando un poco, no es el momento indicado para solicitar la adopción. Hay que también vivir todo un proceso de perdón y de renuncia a ser padre biológico, vivir los procesos poco a poco, sin prisas’, explicó.

La primera solicitud de adopción la hicieron ante Vifac (Vida y Familia), una asociación civil que ayuda a las mujeres embarazadas que están en desamparo y que, por lo mismo del embarazo inesperado, están dispuestas a entregar a sus hijos en adopción con la esperanza de que tengan mejores oportunidades en la vida.

Martha, de la mano con su esposo, recorrió el camino de llenar formatos, cumplir requisitos, entregar estudios médicos, carta de antecedentes no penales y demás trámites.

El proceso lo hizo la pareja con reserva de no ilusionarse en tener un bebé en corto tiempo, ya que después de tantos intentos para quedar embarazados y no obtener una respuesta positiva, aprendió a ser mesurada y cautelosa.

Luego de recibir la carta de idoneidad tomó el curso para padres, al mismo tiempo que seguían su vida, trabajo, amigos, viajes. Fue en mayo de 2011, al regreso de un viaje al extranjero, cuando Vifac le avisa que hay una niña de un mes de nacida para ser adoptada, bebé que estaba en terapia intensiva y que la mamá biológica ya quería entregar.

Mary Fer nació baja de peso y por ello la alimentaban con sonda, pero por lo mismo de su debilidad no podía comer y se ponía morada y se quedaba dormida. Así ocurrió un mes, tiempo en el que su mamá adoptiva no se separó de ella día y noche hasta que la dieron de alta el 19 de julio. Ese día los tres se fueron a casa.

‘A partir de ese día cambió mi vida, la adrenalina seguía hasta arriba, vives la experiencia de acurrucarla en tu pecho y sentir su respiración. Era visitada por todos los amigos y familiares y comienzas a vivir todos los eventos sociales de la fiesta de bienvenida, bautizo y cumpleaños. Cada día es vives una experiencia nueva’, indicó.

Al cumplir un año y dos meses de edad de Mary Fer, Martha y su esposo deciden meter la solicitud para la llegada de un segundo hijo, pues desde un inicio sabían que ellos no querían un sólo niño, y que tampoco dejarían pasar mucho tiempo entre uno y otro, a fin de que no crecieran muy separados como hermanos.

El pasado 26 de abril, el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF) le entregó a los papás un bebé recién nacido que estaba albergado en la casa cuna Casa del Sol. Javier es ahora hermanito de Mary Fer, y los papás no descartan la idea de tener tres o cuatro hijos en su hogar.

A Martha se le ilumina el rostro cuando habla de sus hijos, Javier un niño muy alegre, fuerte, sonriente, tranquilo, mientras que Mary Fer, una niña delicada, tierna, inteligente, precavida y muy obediente.

‘Decir que tienes un hijo adoptivo es sólo precisar cómo fue que lo tuviste. Hay quienes dicen mi hijo fue por parto natural, otras dicen que fue por cesárea, y otras decimos el mío es por adopción’, explicó.

Indicó que ‘la forma como llegan los hijos es lo de menos, porque el amor que sientes por ellos es igual entre padres biológicos y padres adoptivos. Te desvives por ellos y quieres lo mejor para ellos’.

La feliz mamá detalló que sí existe alguna diferencia entre los hijos adoptivos y los biológicos, y es que los primeros son hijos deseados por muchísimos años, mientras que un hijo biológico en ocasiones llega por accidente.

Destacó que el ser mamá le ha enriquecido la vida con sus dos hijos. Ahora Martha tiene una sensación plena, muy grande, ‘y eso hace que cada día los quieres más. Ahora que son bebés como papás les enseñas cosas básicas, pero sus hijos les enseñan la fortaleza, paciencia, capacidad de adaptarse’.

‘Los dos bebés han tenido historias mucho más difíciles de la que pude yo tener en mi niñez o la de mi esposo, y pese a esa adversidad me enseñan que su actitud ante la vida es increíble, sonríen, disfrutan, todo lo quieren conocer, aprender y lo intenta una y otra vez’, insistió.

‘Me queda muy claro que mis hijos sabrán en su debido momento que son adoptados, aunque no es un tema que quiera gritar a los cuatro vientos, sobre todo porque no sé cómo pueda reaccionar la gente y dentro de esa misma ignorancia dañar con comentarios o acciones a mis hijos, pero cuando llegue ese momento estaremos nosotros como sus padres apoyándolos de mil maneras’, dijo.

‘Al día de hoy no tengo el más mínimo interés de hacerme un sólo tratamiento para embarazarme, no me interesa para nada. Creo que la adopción es la forma en la que Dios quiere bendecirme con dos hijos. No pudo haber sido mejor. Si de algo me arrepiento ahora, es de no haber hecho antes la solicitud de adopción’, enfatizó.

Cabe señalar que en más de dos años de trabajo del gobierno del estado, el SEDIF ha entregado a 116 menores a familias adoptivas, ya que el organismo certificó el proceso de adopción con la norma ISO 9001:2008, dando así la oportunidad a los infantes de crecer en el seno de una familia.

Fuente: http://yucatan.com.mx

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