‘Seleme Seleme’ o los hermanos no se olvidan

seleme seleme

La primera vez que te explican esta historia, parece increíble. Miquel llegó a Barcelona con dos años y medio. Adoptado en Etiopía, se hizo rápido a su nueva vida con sus padres, Rafel e Irene. Aprendió el catalán en meses. Y al hacerlo, sorpresa: comenzó a hablar de sus dos hermanos, de los que sus padres adoptivos, glups, no sabían nada.

El pasado de Miquel se desdibujaba, pero el recuerdo de sus hermanos resultaba imposible de borrar. La madre cogió un avión y tras viajar dos días hacia el sur del país africano los encontró. En Bona. Donde vivían con su tío que, emocionado, vio bien que se unieran a Miquel. Irene viajó con su hermana Alexandra, que estudiaba cine y no se separaba de la cámara. “La primera intención era tener imágenes para mostrárselas a Miquel de mayor. Pero de vuelta, y con la perspectiva de reunirlos de nuevo, vi que ahí había una historia”.

Una historia de una potencia que desborda por el lado del llanto y por el de la risa que se ha convertido en el proyecto de fin de carrera de Alexandra Rozas (Barcelona, 1987) en la escuela de cine Escac. El documental se titula Seleme seleme —una canción tradicional etíope—, y fue presentado el viernes en La Pedrera.

Miquel, que es el mediano, Manel y Joan pasaron dos años separados pero llevan cuatro juntos de nuevo. El largometraje muestra el encuentro de la madre con la familia de origen, el descubrimiento de las duras condiciones en que vivían en una aldea, saber que si dieron en adopción a Miquel fue porque solo podían hacerlo con un hermano; la vuelta y la espera para el viaje definitivo. Irene regresa a Etiopía, esta vez con Miquel.

Del reencuentro de los tres hermanos se pueden hacer una idea. Un patio de butacas llorando a moco tendido. Y a partir de ahí, asistir “a como los tres tuvieron que volver a conocerse poco a poco”, resume la realizadora. Jugando, comiendo, bañándose, bailando, leyendo cuentos, aburriéndose… Y como, pese a su felicidad, a Miquel se le disparaban los celos como a cualquier hermano cuando llegan otros. “Tener hermanos es esto. ¡Si no te gusta, te aguantas!”, le suelta Irene durante un rifirrafe por un juguete.

Seleme seleme (Escándalo Films) son apenas 60 minutos seleccionados de entre 200 horas de material rodado con un nivel de intimidad que solo se explica porque quien está detrás de la cámara —a pelo, sin asistentes— es hermana y tía de los protagonistas.

Miquel, Manel y Joan suelen hablar de Etiopía cuando están en el campo. De cómo se echaban de menos y de cómo —dicen— “no nos podíamos tener”. “Para avanzar han tenido que dejar los recuerdos atrás, pero lo bueno es que los pueden compartir”, acierta la tía. “La peli dará que hablar”. Lo dijo el director de documentales de la Escac, Ventura Durall.

Fuente: El País

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