De los hijos únicos a los chicos de la calle

china

Luego de treinta años de reforma económicas, China se ha convertido en uno de los países más desiguales del mundo que, incluso, son más pronunciadas que en India o en Bangladesh y ya hay millones de niños de la calle en las principales ciudades, según ensayo francés.

Las desigualdades del modelo chino son expuestas con cifras y testimonios en el ensayo «En el país de los niños escasos-De los hijos únicos a los chicos de la calle», de la francesa Isabelle Attané.

A mediados de la década de 2000, el ingreso medio anual por habitante del 20 por ciento de los hogares rurales más pobres era de 2 mil yuanes, mientras que en el 10 por ciento más rico de los hogares urbanos era de 31 mil yuanes, es decir una relación de 15 a 1″, explica el ensayo editado en castellano por Capital intelectual.

Attané, especialista en la sociedad china de la que ha escrito varios ensayos previos, admite que «el ascenso de las desigualdades es un proceso habitual durante las fases de despegue de una economía, sobre todo para las viejas economías planificadas».

Pero actualmente en China «franjas enteras de la población china ven cómo sus ingresos y sus condiciones de vida se estancan o, peor aún, se degradan, mientras el Estado se esfuerza en mantener el acceso universal a la educación básica, el desarrollo del sistema educativo e incluso el derecho al trabajo para todos», advierte.

China fue, precisamente, durante su etapa comunista un modelo de educación inclusiva, pero la realidad es muy diferente en la actualidad y especialmente en las regiones menos favorecidas del interior del país, según publica el sitio web ansa.it.

Por ejemplo, en el 2000 una estadística indicaba que entre los niños de 12 a 14 años -edad en que debían estar en la escuela secundaria- el 44 por ciento aún estaba en la primaria o había abandonado sus estudios.

Oficialmente, el abandono escolar solo afectaba en 2004 al 2.5 por ciento de los alumnos de primaria y al 3.9 por ciento de los alumnos de secundaria.

Aún admitiendo esas cifras oficiales, representan entre dos y dos millones y medio de niños por año que abandonan los estudios, precisa el ensayo.

Pero, más grave aún, el ensayo incluye testimonios de cómo esos niños son «vendidos como si fueran verduras» e incorporados al mercado laboral como mano de obra barata.

«En una pequeña calle del distrito de Zhaojiao, en Sichuan, unos cien niños se agrupan en una fila apretada. Vienen de los cuatro puntos de la provincia enviados por sus padres para ofrecerse a los hambrientos e inescrupulosos gongtou, una índole particular de capataces a cambio de un poco de dinero», relata Attané.

Los capataces «vienen aquí a elegir niños para convertirlos en niños-obreros», confirma un habitante del barrio. La autora ha calculado que existen en China entre veinte y setenta millones de «mongcun liushou haizi» expresión que se utiliza para los hijos de los migrantes internos que se trasladan en pos de un trabajo a las «zonas especiales».

Esos hijos se han convertido «en un verdadero problema social porque están en una situación social y familiar precaria» y se han constituido «en el reverso inesperado y sobre todo poco glorioso, del milagro económico», completa la autora.

Fuente: http://sipse.com

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