Un «rompecabezas» de emociones

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«A mi hija de 14 años la profesora le hizo un interrogatorio sobre su adopción en medio de la clase». «A mi hija la señalaron como ejemplo de inmigrante cuando fueron al colegio a dar una charla sobre inmigración». «Hay un chico al que llegaron a decirle que su hermana pequeña, que es adoptada, no era su hermana».

De testimonios como éstos se deduce que la complejidad de las adopciones no es sólo administrativa. Superado el proceso largo y costoso, los niños adoptivos y sus familias tienen que enfrentarse a una sociedad que «no entiende realmente lo que supone una experiencia de este tipo», constata Javier Múgica, psicólogo y terapeuta vasco, especializado en adopciones y protección infanto-juvenil.

Múgica intervino en la jornada que la Asociación Asturiana de Adoptantes (Asturadop) organizó ayer en el Acuario de Gijón bajo el título «La adopción en positivo cuando no es sólo cuestión de cariño». Con él, las catalanas Natalia Barcons, doctora en Psicología Clínica e investigadora del grupo AFIN, y Beatriz San Román, doctora en Psicología Social y autora, entre otros libros, de «La aventura de convertirse en familia».

«Los niños adoptados lo tienen más difícil, porque su vida es un rompecabezas con piezas de diferentes sitios. No nacieron de la tripa de su madre, tienen un aspecto distinto de sus padres… Son niños que, de repente, se encuentran en un aula, en otra parte del mundo, y a lo mejor nunca han cogido un lápiz», señaló Múgica. «La integración no es gratis, cuesta», afirmó.

Por eso, «hay que proteger a esos niños frente al racismo y los comentarios inadecuados, fruto de la ignorancia. Impera la idea de la familia como algo puramente biológico, pero el componente socioemocional es muy importante». Javier Múgica recomienda a los padres que «se preparen», «recurran a la ayuda adecuada» y «no nieguen la realidad ni el sentimiento de soledad» que a veces acompaña a sus hijos. Y, entre el público, una madre preguntó «por qué, para normalizar la situación, nos empeñamos en ser iguales cuando todos somos diferentes».

Fuente: www.lne.es

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