En Francia se enseña a ser mejores padres

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«Aprendemos a ser padres», dice Céline, que ha tomado cursos de paternidad tras haber visto a varios terapeutas para su hijo de siete años. «Era muy rebelde. Me sacaba de quicio y no era la madre que quería ser».

Al igual que en los países anglosajones, en Francia los centros de orientación para los padres que quieren tener mejores relaciones con sus hijos se multiplican.

La última moda es la Disciplina Positiva, un método procedente de California, que quiere «educar con amor, disciplina y respeto».

En el centro de París, doce padres, 9 mujeres y tres hombres, que se reúnen una vez por semana durante tres meses, están sentados en círculo alrededor de dos terapeutas. En la pared hay eslóganes como «el apoyo es para el niño lo que el agua para la planta», «los errores son excelentes oportunidades para aprender».

La sesión está consagrada a los «comportamientos inapropiados», con juegos sobre los tipos de conflicto más corrientes en una familia: los deberes, los videojuegos, las salidas.

«Venga, es tu turno, regresamos a la infancia», dice la formadora. Una de las madres hace el papel de la adolescente que quiere ir a dormir a casa de una amiga. Su madre no la deja. «¡Te odio!», grita la «adolescente» pataleando.

«¿Qué sientes?», pregunta la formadora Alix de Salaberry, a la «mamá», Alice: «Me da miedo. No voy a poder con ello».

Se cambian los protagonistas y se repite el juego pero Alice va a tener que dar ahora una «respuesta apropiada».

«Me encanta que tengas tan buenas amigas. Yo, cuando mi madre me decía que no, estaba muy decepcionada, pero esta noche no es posible porque la abuela viene a cenar. Vamos a ver juntas qué otro día es posible».

La sesión termina, los padres se van con deberes: «Hagan este juego con su hijo. Que haga de adulto y ustedes de hijos». Una madre responde: «¡Me muero de ganas de hacerlo!».

Estos talleres de Disciplina Positiva para padres y para profesores se multiplican en Francia. También se instruye a formadores para Bélgica, Suiza y Marruecos.

«Nuestros padres no pensaban en cómo lo hacían. A mí me educaron con azotes y látigos. Esto estropea a un niño. Yo quería estropear a mis hijos lo menos posible, sin gritar, sin pegar», dice Alice, de 42 años.

Los padres de ahora buscan una nueva forma de autoridad, que no aplaste al niño, aunque sin soltarle la brida del cuello, dice Béatrice Sabaté, psicóloga clínica que ha desarrollado en Francia la Disciplina Positiva.

«Hay reglas, pero el niño contribuye a definirlas. ¿Las toallas hechas una pelota en el baño? Se le dice al niño: ‘tengo un problema con esto. Me tienes que ayudar a resolverlo. ¿Cómo podemos hacer?'»

«El vínculo con el niño es lo más valioso en la vida a diferencia del amoroso que es frágil, efímero. Esperamos mucho. Y muchos padres tienen miedo de no hacerlo bien, de no estar a la altura del niño ideal que desean», dice la psicóloga Béatrice Copper-Royer.

La asociación Temp’O Jeunes (Tiempo de Jóvenes) se centra en los padres de adolescentes que no saben cómo hacer frente a la presión escolar o que se quedan solos varias horas después del colegio. Algunos incluso se quedan solos durante varios días ya que en caso de divorcio, uno de los dos puede estar de viaje de trabajo.

Entre las herramientas propuestas para ayudar al adolescente a tener una «vida equilibrada», se encuentra una agenda donde están apuntadas sus actividades, deberes, fútbol, violín, pintura, incluso tiempo para la lectura, soñar y ver a los amigos.

«Los padres se preguntan cómo ser lo más eficaces posible con el poco tiempo que tienen. Están sometidos a la presión de la sociedad que exige que tengamos éxito en todo», explica la autora del método, Emmanuelle Guilhamon.

«Los padres no confían en sí mismos. Si escucharan lo que tienen en su corazón o en el vientre, sabrían responder a los problemas», dice esta madre de cuatro hijos.

«El crecimiento del ‘coaching’ es directamente proporcional al desconcierto de los padres», dice Copper-Royer. «Es muy revelador del culto a los resultados de nuestra sociedad: hay que formarse lo mejor posible para tener el mejor hijo posible».

Para Céline, las herramientas aprendidas en las sesiones han hecho posible reducir algunas tensiones con su hijo.

«Gracias a la Disciplina Positiva, me he puesto en lugar de mi hijo. ¡Lávate los dientes, haz los deberes, date prisa! y me he dicho: mi madre es una pesada. Es un shock», reconoce esta joven madre.

«Desde que estoy en este curso, mi hijo me hace un montón de carantoñas. Ser padre se convierte en algo mágico», exclama.

Fuente: Noticias Terra Chile

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