Una historia de mucho, mucho amor

Haití

“Me gusta ir a la escuela, bailar, andar al desfile, jugar, dibujar, me gusta todo,  leer, trabajar, estudiar, ser como mami…” dice Charledine en un castellano apenas estrenado.

Fernanda Coronel contó que desde hace 12 años que está inscripta en el Registro de Padres  Adoptantes en el Juzgado de nuestra ciudad, pero nunca tuvo la oportunidad.

Se enteró que otra mujer de General Pico había adoptado a una niña haitiana, huérfana tras la catástrofe natural que azotó la isla, y se puso en contacto para iniciar los trámites.

Fue una abogada española que se especializa en adopciones internacionales en varios países, quien llevó su caso adelante. Finalmente se dio con niñas haitianas.

Fernanda viajó a Haití, se encontró con una situación social espeluznante. Gente viviendo en la indigencia, en la calle, con muy poca ropa, vendiendo lo que pueden. Suciedad, calles rotas, mucho inseguridad. Con transporte público que son camionetitas viejas donde la gente sube y baja a los saltos mientras circula…

Y por otra parte, los ricos viviendo en las montañas, en lugares inaccesibles para la mayoría de la gente, con vehículos de alta gama.

Llegó al orfanato, un lugar cercado con alambres de púas y resguardado por hombres armados. Es que la gente tiene tanta hambre que no escatima en robar en cualquier lugar donde pueda haber comida.

Allí había 125 niños, entre los que estaban Charledine, de 7 años y Melissa, de 5 años, que la estaban esperando. Aunque a decir verdad, todos los niños esperan visitas.

Es que cuando se ingresa al orfanato solo se sale si alguien lo busca en adopción. Allí adentro tienen la escuela, los médicos y no conocen ni de la vida comercial, ni de la televisión, ni de la educación pública.

Allí convivieron durante cinco días la nueva mamá y las niñas, en una casita aparte preparada para el acontecimiento. Los orfanatos en Haití son privados, y entregan los niños en adopción a partir de una donación de los nuevos padres. Se sostienen con ese ingreso y con las donaciones que reciben.

Llegaron a la Argentina, a General Pico y empezó una nueva vida para las tres. Charledine y Melissa descubrieron un mundo nuevo, con una casa para ellas, juguetes, amigos, escuela, negocios, televisión…

“La sensación es rarísima, porque estar 42 años sola y de pronto ver que tenés dos hijas…. Todo cambia, ellas pasan a ser el centro de la vida”, dijo emocionada Fernanda.

Al principio costó encontrar una escuela que reciba a Charledine, pero en la escuela N° 12, la directora  Suárez y la maestra Claudia le abrieron las puertas y hoy es una de las alumnas más populares del grado.

Es que en algunos lugares le exigían una traductora para inscribirla, y en toda Argentina solo hay dos traductoras de creol, el idioma que se habla en Haití. Era imposible.

Hoy las niñas juegan todo el día, todo les interesa, todo lo aprenden, todo lo quieren copiar… no dejan un espacio vacío sin llenar.

No olvidan su “otro mundo” y quizás algún día vuelvan y conozcan a sus padres biológicos y hermanos, todos vivos. Mientras tanto, la vida y el amor son las protagonistas en este lugar del mundo.

Fuente: http://www.infopico.com/

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