El menor ha de saber que es adoptado desde el principio

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La Asociación Galega de Axuda á Adopción Manaia, que cuenta con alrededor de veinte familias asociadas en la ciudad, impulsa, junto al grupo de investigación Afin, el congreso «A 10 años del boom de la adopción: abriendo nuevas perspectivas». Antón Mouriz, vicepresidente del colectivo, hace un repaso a la realidad a la que se enfrentan los padres que deseen iniciar el camino de la adopción, así como a la problemática más frecuente de los menores adoptados una vez llegan a la adolescencia.

-¿Qué tipo de asesoramiento ofrecen a las familias que desean adoptar a un menor?

-Asesoramos con respecto a temas burocráticos, pero siempre con unas pautas: nunca recomendamos países ni hacemos ningún tipo de documentación. Simplemente indicamos a qué lugares hay que acudir. También informamos de la realidad de la adopción. Estamos en contacto con 29 asociaciones y siempre te llegan las noticias de lo que pasa en Etiopía, China o a nivel nacional. Damos esa información.

-En esta sentido, ¿cuál esta realidad actual?

-Actualmente hay pocos niños para adoptar con las características que generalmente se solicitan. Pedimos desde hace mucho tiempo que no haya solicitudes de adopción, sino ofrecimientos, ya que la solicitud genera una contestación. Lo que pasó en la adopción es que hubo tal «boom» de solicitudes que se cometió una serie de errores en determinados países. No solamente tenemos que pensar que las adopciones tienen que ser legales, sino que además deben ser éticas. Hay que comprobar unos mínimos.

-¿A qué mínimos se refiere?

Por ejemplo, no recomendamos ningún país que no tenga firmado el convenio de la Haya de Adopción. La realidad es que estamos teniendo muchas solicitudes u ofrecimientos para adoptar menores de entre cero y tres años sanos o con unas enfermedades fácilmente recuperable y este tipo de niños no existe. Hay niños más mayores, grupos de hermanos, menores con enfermedades como labio leporino u otras muy graves. Pero no es lo mismo enfrentarte a un bebé o a un menor con estas características. Hay estudios que dicen que los padres más satisfechos de la adopción son los padres de menores con necesidades especiales. Llegamos a la conclusión de que es así porque estos no tienen expectativas. No dicen quiero un hijo ingeniero, sino que se conforman con que tengan una vida lo mejor posible.

-¿En cuánto está el tiempo de espera para adoptar a un bebé?

-Depende de los países. En Galicia, por ejemplo, se situaría entre seis y siete años. Un plazo similar al de China actualmente. Esto es muy variable.

-¿Esto ha cambiando en comparación con hace una década, cuando se dio el «boom» de la adopción?

-Anteriormente se tardaba seis meses entre que llegaban los papeles al lugar de destino y recibías la asignación. Es decir, en un plazo relativamente pequeño de tiempo, se ha pasado de seis meses a seis años.

-¿Esta tardanza y la crisis económica han propiciado el descenso en el número de adopciones?

-Es una mezcla de todo: los plazos, pero también la situación económica. Si todo es más complicado, la gente se echa para atrás, pero esto es bueno para que las familias lleguen más preparadas a la adopción.

-¿Cuáles son los países más frecuentes a los que se acuden?

-China, Etiopía, Rusia y Colombia. Son países muy grandes, es normal que hayan más menores en adopción. En China ahora bajó el número, de ahí los seis años de espera, pero por ejemplo en Etiopía actualmente no se puede adoptar, es la última información que tengo.

-¿A qué problemas se enfrentan los menores adoptados una vez llegan a la adolescencia?

-Los problemas son básicamente de identidad: es una etapa en la que nos preguntamos quiénes somos, qué queremos ser. Y es más complicado cuando hay un interrogante en la vida anterior. En algunos casos el problema es de rebeldía. Es muy importante que el menor sepa que es adoptado desde el principio. Viniendo con meses, debes hablarle de esto, aunque no lo va a entender, va a asimilarlo. No se debe hacer como antiguamente, con el ‘momento revelación’, sabemos que esto no funcionó.

-Otra cuestión es cuando estos menores, una vez adultos, deciden buscar a su familia biológica.

-La búsqueda de orígenes creo que lo hacen todos, pero hay grados: hay gente que lo hace solo en su cabeza y para ellos es suficiente y otros que llegan hasta el final. Es un momento en el que la familia adoptiva debe acompañar. Nunca hacer la búsqueda por ellos y nunca dejarlos solos. Suele ocurrir que la persona adoptada espera a que muera su familia adoptiva para buscar porque cree que les va a hacer daño. En cualquier caso, la problemática cada vez es menor. No es el trauma que podría sufrir una persona que ahora tiene 40 años.

Fuente: Faro de Vigo  http://www.farodevigo.es

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