Historia de una niña china que cambió su destino

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JiaJia Wang Liu nació en un pequeño pueblo chino, pero ella y su familia tuvieron que exiliarse a España por violar la ley del hijo único. Hoy es dueña y fundadora de una editorial destinada a que niños con descendencia china no pierdan sus raíces.

Para tener sólo 25 años, la vida de Jiajia Wang Liu es más que extraordinaria. Nació en Shixiacun en 1988, un pueblo rural de al suroeste de ese país. Su padre, cuidador de bosques y empleado municipal y su madre, ama de casa, tenían una feliz familia de tres. Pero el destino de los Wang Liu no fue el de cualquier familia china. Cuando JiaJia tenía 8 años el nacimiento de su hermano menor empujó a su familia al exilio. “A mi madre le ligaron las trompas en la sala de partos cuando dio a luz a mi hermano pequeño. El mismo día del parto, las autoridades descubrieron que mi padre había tenido un hijo más del permitido y lo echaron del su trabajo en la municipalidad. Además le pusieron una multa que no podía pagar. Eso nos obligó a salir de China”.

Los Wang Liu aterrizaron en tierras catalanas hace catorce años. Pero la travesía no fue fácil. Su padre se hizo pasar por periodista japonés y así fueron pasando las fronteras de la antigua Yugoslavia hasta llegar a Blanes, Cataluña, donde los esperaba un pariente.

Al llegar a España JiaJia y su familia no tenían nada. Sin embargo, fue la esperanza, la fuerza interior y la confianza en aquello más básico lo que los impulsó a salir adelante. Como la mayoría de las niñas chinas dejan el colegio a edades tempranas para dedicarse al trabajo (los ingresos familiares priorizan la educación de los varones) JiaJia, única mujer de su familia, estaba destinada a una vida de trabajo duro. No obstante, logró a escapar a su destino con valentía. Dedicó su vida a estudiar y a trabajar en el restaurante que montó su padre para sobrevivir. “Estudiar era lo único que me libraba de trabajar. Mi madre nos inculcó el esfuerzo, la constancia, la honestidad. Mi vida se repartía entre la escuela y el restaurante. Trabajábamos doce horas 365 días del año y vivíamos todos en una habitación y ellos hablaban bajito y andaban de puntitas de pie para que no perdiera la concentración.”

Vivió en Blanes desde los nueve hasta los dieciocho años, cuando partió a Barcelona a estudiar Ciencias Económicas en la Universidad Pompeu Fabra. Su pasión por el estudio y el empeño por progresar la llevaron en 2009 a ganar una beca de la Fundació Joan Riera Gubau para cursar un año en los EE.UU., donde estudió economía en Harvard.

JiaJia llegó a lo más alto del ámbito académico. Sin embargo nunca se olvidó de Shixiacun,el pueblo que le regaló una infancia feliz, ni de su lengua materna. Al volver del continente americano se dio cuenta de que la investigación y la academia no era lo que más la motivaba. Su vida había sido demasiado extraordinaria para terminar “encerrada” en una multinacional. Entonces, el destino la obligó a tomar una decisión. La compañía Deloitte le ofreció trabajo. Pero días antes de ir a trabajar y pese a las presiones de su familia rechazó la oferta y prefirió montar algo que le apasionara. “Pasé un par de noches sin dormir y después la rechacé. Yo quería ser emprendedora y no una empleada más en una multinacional.”

Empezó con una idea vaga: el amor por su china natal, educación, niños, dibujos, música… poco a poco fue tomando forma y cuerpo. “En España hay 15.000 padres que han adoptado niñas chinas. Esas familias quieren aprender chino para poder hablar con sus hijas cuando las adoptan y después para que ellas no lo pierdan.”

sa idea con la que empezó a soñar es hoy la colección Xiang Ding Dang, y el comienzo de su proyecto editorial especializado en la enseñanza del chino. El año pasado presentó su candidatura por los premios Emprèn de la Upf, una organización que distingue a emprendedores, y ganó 20.000 euros. Así empezó Jiajia Ediciones, el proyecto que presentó oficialmente este mes en Barcelona. Libros de cuentos, cd’s, cuadernillos de práctica son algunas de las herramientas que Jiajia desarrolló para el aprendizaje de chino en los niños. Además, los libros cuentan con ilustraciones que realizaron estudiantes de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona.

“Valoro más que nadie el estudio, porque para mí es una herramienta para accionar, para resistir injusticias y para mejorar la vida propia y la ajena.” El efecto JiaJia está dando que hablar en España, no sólo por su proyecto editorial sino porque promete cambiar las ideas de muchas familias chinas sobre la educación de sus hijas. Las historia de JiaJia no es sólo una de superación sino de esfuerzos, aprendizajes, espíritu emprendedor y esperanza.

Fuente: http://elsolonline.com

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