MADRE, MAMA, MAMI…

mamás

A lo largo de la vida de nuestros hijos, la palabra MAMA pudieron haberlo hecho uso antes que nosotros sus padres adoptivos, apareciéramos en sus vidas… pudo ser con la madre  biológica o pudo ser con la madre sustituta o social del centro donde crecieron; por eso creo que deberíamos ser justos al hablarles de estas imágenes que fueron importantes en sus primeros meses o años de vida.

La madre biológica debe estar presente en nuestras vidas, tener su espacio en nuestras conversaciones con nuestros hijos, ofreciéndoles  seguridad y comodidad sin ser tabú en casa; a pesar que pueda haber alguna historia espinosa detrás del abandono, debemos  incentivar  el perdón en sus corazones, no dejarles crecer con rencor….

La madre sustituta, madre social o cuidadora, es aquella mujer que los tuvo entre sus brazos los primeros meses, quien les atendió en sus necesidades, les brindo cariño, arrullos y besos;  aún que para muchos de nosotros los padres adoptivos solo las vemos como trabajadoras sociales, tenemos que tener en cuenta que muchos de los casos fueron ellas quienes consiguieron tener una  primera vinculación con nuestros hijos enseñándoles a amar y saber recibir amor….

En este viaje tuvimos la oportunidad de vivir dos hermosas vivencias, una fue conocer a la madre social de mi hija pequeña y la otra fue el reencuentro con la cuidadora de mi hijo mayor, y  me gustaría hablar de las dos:

A la madre social de mi hija, no tengo palabras para describir la entrega y dedicación que tuvo con mi pequeña como con todos sus hijos de la casa hogar que ella regentaba,  el modelo de casa hogar fue uno de los más motivadores que he visto en mi vida, se trata de “Aldeas Infantiles”, un modelo de casitas familiares con una madre social al frente con hijos de diferentes edades  que les educa, brinda amor y mucho cariño, ajustándose a sus necesidades particulares, sin dejar de alentarles para superar la baja autoestima que arrastran por el abandono.

El reencuentro con la cuidadora de mi hijo mayor fue emocionante, porque los protagonistas fueron ellos,  ya que ella aparte de cubrir sus necesidades básicas en los primeros meses de vida, lo quiso, lo mimó, y le brindo pequeños detalles que a él le hacía feliz, eso para mi hijo con solo apenas 8 años le fue de incalculable valor, le agradeció con un fuerte abrazo que se fundió entre lágrimas de emoción y sonrisas de felicidad… le pidió que siguiera con su trabajo e hiciera feliz a los niños que aún esperan a sus  familias adoptivas… a mi hijo le brindo seguridad de saber que fue amado antes de llegar a mis brazos.

Fuente: blog Hijos del Perú

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