El acogimiento institucional de los menores desprotegidos supera al familiar en Navarra

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De 537 niños que custodia el Gobierno, 292 están en residencias y 245 acogidos en familias

Familia crea la figura de acogimiento de «urgencia» para menores de 6 años y potencia la acogida de niños de 7 a 14

«Mis hijas también se irán de casa, igual que me fui yo, y también me dolerá. Ahora bien, sabrán que sus aitas estarán siempre ahí cuando les haga falta. En eso creo que consiste ésto de ser padres».

Ana y José Luis, padres de tres hijas biológicas, se lanzaron durante 24 meses a la aventura de acoger a una niña de seis años. Dos años en los que pasó a ser una hija más. «Iba al cole con sus hermanas (así lo sentían), al parque, al monte, a casa de los primos…. A ella le encantaba cuando nos juntábamos toda la familia, los abuelos, los primos… era feliz», abundan. Las visitas con la familia al principio eran cada mes, luego cada quince días y, cuando las cosas se solucionaron en su casa, comenzó a dormir los fines de semana, más tarde cada quince días y, al final, volvió con ellos. «Y aquí estamos de nuevo, esperando a otro niño que necesita una familia. No tenemos duda de que merece la pena», relatan.

«No hay nada más frágil que un menor sin la protección de su familia», es el lema de la última campaña promovida por el Gobierno de Navarra, con la colaboración de la Obra Social La Caixa y de la Fundación Caja Navarra, para fomentar el acogimiento de menores en situación de desprotección o de conflicto social, que necesitan ser cuidados durante un periodo y que están bajo la guarda de la Administración foral. Se trata de niños y niñas que han vivido situaciones difíciles (malostratos, abusos graves, abandono o desatención, etcétera) que les han llevado a ser separados de sus padres y madres. El acogimiento es una medida temporal que se utiliza hasta que desaparece la causa que originó la desprotección del menor y éste pueda regresar, si es posible, a su familia de origen. Según los casos, la estancia en la familia de acogida se puede prolongar desde los tres meses hasta, incluso, el momento en que el menor alcance la mayoría de edad. De hecho, el INAFI destaca que el acogimiento no equivale a una adopción. No solo conserva a sus padres sino que éstos le continuarán viendo mediante un régimen de visitas.

El objetivo del Instituto Navarro de Familia e Igualdad era contar con una cartera de al menos 50 familias «que queremos captar en el plazo de un año». De momento, han respondido a la campaña un total de 38 familias interesadas en la acogida y el objetivo es tener una cartera de 50 familias porque, si bien el sistema cuenta con plazas suficientes de acogimiento residencial, «nuestro objetivo es que estén en un entorno familiar para beneficiar su desarrollo y bienestar físico y emocional», destaca Teresa Nagore, directora del INAFI. Las familias de origen viven situaciones de crisis grave derivadas de muchos y variados factores: problemas de salud mental, toxicomanías, conductas inadaptadas socialmente… Problemas que, en muchos casos, se agravan con situaciones económicas muy precarias, inmadurez, falta de apoyo familiar o de aptitudes parentales, que provocan «abandono o maltrato emocional o físico», explica Nagore.

Acogimiento de urgencia

Para que la situación derive en una separación se requiere no obstante que haya un «daño grave en el menor por suponer un abuso, negligencia o abandono hacia él». Recientemente se ha creado una nueva figura de acogimiento de «urgencia» para menores de seis años mientras se valora la situación de desprotección. Las familias tienen que estar «preparadas» para que se les llame y acoger al menor durante un plazo de 4 meses. También se necesitan familias específicas para menores de 7 a 14 años, muchos de ellos ya en acogimiento residencial pero «susceptibles de estar en familias».

En Navarra hay actualmente 537 menores en situación de desprotección grave. De ellos, 292 están acogidos en centros residenciales, que gestiona Xilema, y 245 en familias, bien con parientes próximos (152 menores) o en otras familias (100). En los tres últimos años se ha incrementado el número de estos menores y en 2012 ya fueron más los acogidos en residencias que en familias. El 42,62% de los menores acogidos tiene entre 6 y 15 años (el 72,47% en 2011), el 36,48% de 16 a 18 años (14,57% en 2011), y el 20,90% menos de seis (12,96% en 2011). Nagore reconoce también que es mayor el porcentaje de menores que siguen en acogimiento que los que retornan a sus familias de origen «pese a que se intenta trabajar con esas familias para reconducir la situación».

Apoyos

La asociación de familias de acogida de Navarra reconoce lo «difícil que es criar un niño como si fuera tuyo, y pensar que un día volverá con su familia de origen, más difícil si cabe para aquellas parejas que nunca han tenido un hijo biológico propio». Carmen Adot Beramendi, presidenta de MAGALE, sabe que la crisis no tiene la culpa de todo y que siempre ha sido «difícil» la fórmula de acogimiento. «A la gente le entra miedo porque piensan en el momento en el que les quitan al menor; no existe ese chip de que estás dando una oportunidad a un chico o chica para sacarlo adelante, que es un acto solidario y en una necesidad mucho más cercana», abunda. A su juicio, si el sistema funcionara bien todos los niños y niñas deberían volver a sus familias de origen en un momento dado. «Trabajando y dotando de medios a la familia biológica para que puedan recuperarse, y que la familia de acogida quedase libre para dar paso, al cabo de dos o tres años, a nuevos casos», indica. Lo cierto es que apenas un 20% de estos menores retorna a su hogar de origen, y son muchos los que se quedan con la familia de acogida. A veces también, después de retornar, vuelven de nuevo a la acogida. El acogimiento se está convirtiendo, advierte, en una vía de entrada de niños a modo de «adopciones encubiertas». Carmen también cree necesario favorecer políticas de apoyo a las familias de acogida para que, al menos, los menores de seis años tengan un hogar y un trato personalizado lejos de centros institucionales que, por otro lado, implican unos costes elevadisímos para la Administración. El acogimiento profesional, con apoyos externos, tal y como existe en Francia, favorecería -según Adot- la entrada de familias que a lo mejor se encuentran en el paro pero que están muy capacitadas. «Basta cariño, amor, comprensión y ganas de hacer las cosas bien», subraya. Sí reconoce que estos menores pertenecen a familias muy desestructuradas, situación que afecta a todo su entorno y a varias generaciones, y esos niños son los que tienen la oportunidad de «romper esa cadena de negatividad para salir a la sociedad como personas normalizadas». De los alrededor de 30.000 niños españoles que viven tutelados por organismos públicos, la mitad, unos 15.000 viven solos, sin padres, sin hermanos, «sin nadie que les de un beso de buenas noches, nadie que les pregunte si les ha ido el día bien o mal».

Fuente: http://www.noticiasdenavarra.com

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