«La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas», enseñaba Confucio. Esta máxima del filósofo chino universal ilustra la oscuridad en que se sumían mis pensamientos por la impotencia que sentí durante todo el tiempo que se alargó el procedimiento de adopción. Preocupación por desconocer el paradero de la niña que se convertiría en mi hija, por no saber si los cuidados que estaría recibiendo eran o no los adecuados, y por la impotencia de no poder conocer su estado de salud. Preocupación y desasosiego que día a día se acrecentaba. Read the rest of this entry »

